El banco suizo UBS ha completado la adquisición del que fuera su gran rival, Credit Suisse, poniendo así fin a casi tres meses de incertidumbre desde que el pasado 19 de marzo, con la intervención de las autoridades suizas, las partes pactaran la mayor fusión bancaria en Europa desde la crisis financiera.
La culminación de la transacción, anunciada en una carta abierta publicada en medios suizos e internacionales, pone fin a los 167 años de historia de Credit Suisse y da origen a un nuevo gigante bancario.
"Es el comienzo de un nuevo capítulo para UBS y para la industria financiera mundial", señalan el presidente de UBS, Colm Kelleher, y el consejero delegado del banco, Sergio Ermotti, en la carta abierta a la prensa en la que anuncian el cierre legal de la operación.
"Combinaremos las habilidades, la escala y el liderazgo en gestión patrimonial de UBS y Credit Suisse para crear una institución financiera integrada aún más fuerte (…) Sabemos que enfrentaremos desafíos. Pero también sabemos que se presentarán grandes oportunidades", añaden.
Según lo pactado, los accionistas de Credit Suisse han recibido una acción de UBS por cada 22,48 acciones en su poder. El acuerdo de rescate acordado el pasado 19 de marzo elevaba a más de 3.000 millones de francos suizos (3.090 millones de euros) el importe de la operación.
Tras el cierre de la fusión, las acciones de Credit Suisse dejarán su sitio en el selectivo Swiss Market Index (SMI) de la Bolsa de Zúrich a las del grupo suizo de logística y transporte Kuehne+Nagel, que empezarán a cotizar en el índice a partir del 13 de junio.
El pasado viernes, el Gobierno de Suiza y UBS suscribieron un acuerdo por el que las arcas públicas cubrirán hasta 9.000 millones de francos suizos (9.256 millones de euros) en posibles pérdidas de una cartera de activos de Credit Suisse una vez completada la adquisición.
En concreto, la garantía pública surtirá efecto "sólo si las pérdidas derivadas de la realización de estos activos superan los 5.000 millones de francos suizos (5.142 millones de euros)" y estará limitada a un máximo de 9.000 millones de francos.
De este modo, UBS soportará el impacto de los primeros 5.000 millones de francos suizos de posibles pérdidas realizadas en una cartera designada de activos secundarios de Credit Suisse, equivalente a aproximadamente el 3% de los activos combinados del banco fusionado y que incluye principalmente préstamos, derivados, activos heredados y productos estructurados de la unidad "non-core" de Credit Suisse.
La Comisión Europea aprobó el pasado 25 de mayo sin condiciones la fusión entre las entidades financieras suizas UBS y Credit Suisse, poco más de dos meses después del colapso de esta última, tras constatar que la operación no planteará problemas de competencia en el Espacio Económico Europeo (EEE).
Reorganización
Según explicó UBS a principios de mayo, una vez completado el cierre legal de la adquisición de Credit Suisse, esta se fusionará con UBS Group AG (UBS) y la entidad combinada operará como un grupo bancario consolidado, aunque UBS AG y Credit Suisse AG seguirán operando de forma independiente en el futuro previsible y UBS llevará a cabo una integración por etapas.
De este modo, en el momento del cierre legal, se contempla aplicar una gobernanza por la que UBS Group AG administrará inicialmente las dos empresas matrices separadas: UBS AG y Credit Suisse AG, manteniendo cada una sus propias filiales y sucursales, atendiendo a sus clientes y tratando con las contrapartes.
A la espera de una mayor integración, Credit Suisse AG continuará confiando en sus marcos establecidos de control de riesgo y gobernanza, aunque se implementarán algunas políticas nuevas para garantizar que UBS Group tenga una supervisión efectiva.
Asimismo, la junta directiva de UBS Group y la junta ejecutiva de UBS Group tendrán la responsabilidad general del grupo consolidado.
La entidad combinada operará con cinco divisiones comerciales, siete funciones y cuatro regiones, además de Credit Suisse AG y cada una estará representada por un miembro de la junta ejecutiva del Grupo, reportando todos ellos al consejero delegado de UBS, Sergio Ermotti.
Ulrich Körner, quien había trabajado anteriormente en UBS y actualmente era consejero delegado de Credit Suisse AG, se convertirá en miembro de la junta ejecutiva del Grupo UBS una vez que se cierre la transacción.
Asimismo, la entidad anunció que Todd Tuckner, actual director financiero y responsable de gestión de riesgos del área de gestión patrimonial, sería nombrado director financiero del grupo al cierre de la transacción convirtiéndose en miembro de la junta ejecutiva de UBS con efecto inmediato, tras la decisión de Sarah Youngwood de dejar la firma después de que se cierre la transacción.
Por otro lado, entre los cambios anunciados destaca el peso ganado en la estructura de UBS por la española Beatriz Martín Jiménez, quien se convertirá en responsable del área Non-Core & Legacy y presidenta de la región EMEA (Europa, Oriente Próximo y África), además de continuar como consejera delegada de UBS para el Reino Unido y mantener su cargo de tesorera del grupo hasta que se nombre un sucesor.
De su lado, Iqbal Khan seguirá siendo presidente Global Wealth Management, Rob Karofsky seguirá siendo presidente del Banco de Inversiones, Sabine Keller-Busse seguirá siendo presidenta de Banca Personal y Corporativa y presidenta de Suiza, mientras que Suni Harford seguirá siendo presidenta de Gestión de Activos y Líder de Sostenibilidad e Impacto.
Líneas rojas
En el marco de la fusión, UBS ha impuesto estrictas restricciones a los banqueros de Credit Suisse, incluida la prohibición de nuevos clientes de países de alto riesgo y respecto de productos financieros complejos, según informa 'Financial Times'.
Las actividades prohibidas incluyen aceptar clientes de países como Libia, Rusia, Sudán y Venezuela y lanzar nuevos productos sin la aprobación de los gerentes de UBS.
En conjunto, la lista de restricciones cubre 11 riesgos financieros y 12 riesgos no financieros y, si bien muchos de los riesgos son operativos, en relación con cuestiones como la distribución de la investigación y el uso de las oficinas, otros afectan áreas del negocio de Credit Suisse de manera más directa.
"Nunca comprometeremos la sólida cultura, el enfoque de riesgo conservador o el servicio de calidad de UBS", afirman Colm Kelleher y Sergio Ermotti en su carta abierta.
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