"Por un lado queremos ser los mejores en seguridad alimentaria y tener el máximo nivel en todo y por otro lado ahogamos a los que producen los alimentos porque les exigimos niveles que les arrinconan económicamente". Este es el resumen de Jaume Bernís, responsable de Internacional COAG y representante en Copa-Cogeca, sobre la sensación de los agricultores y ganaderos en torno a las políticas que llegan desde Europa en un contexto de subida desmesurada de los costes del campo y de sequía.
La nueva PAC (Política Agraria Común) -que liga cada vez más los cobros a actuaciones para el cuidado del medioambiente-, las prohibiciones a fitosanitarios que luego sí se permiten a terceros países, la gestión de especies como el conejo o el lobo y la recién aprobada Ley de Restauración de la Naturaleza dibujan un futuro que desde las cosechas no es si quiera planteable: "Es un ir sumando a diferentes temas que se nos están poniendo encima de la mesa y parece que el día a día nos absorbe y no nos damos cuenta de que nos están ahogando por otro lado", indica Bernís, que asevera que sin despreocuparse de lo que ocurrirá en años venidero, "el día a día no nos deja pensar en lo que se está preparando a nivel europeo y que a corto y medio plazo puede implicar un aumento de costes o en este caso la desaparición directa de más agricultores".
Bernís apunta que "Europa ha perdido prácticamente cinco millones de agricultores y ganaderos en los últimos 10 años", y señala la incongruencia de las cesiones europeas a políticas "ambientales radicales" -como las calificó Copa-Cogecay Europêche- con la problemática alimentaria. "Cuando analizas que después de una viene otra y que la inercia es que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) dice que en 2050 van a faltar alimentos mientras que la Comisión Europea quiere que se dejen de explotar un 40% de superficie agraria en España para preservar la naturaleza...", lamenta Bernís, que hace referencia a una de las consecuencias de la Ley de Restauración de la Naturaleza.
El representante de COAG en Copa-Cogeca defiende que normas como la de la Restauración de la Naturaleza provoca "que haya países que no les quedará tierra ni para plantar flores, como por ejemplo Holanda.Esas políticas lo que dan a pensar es que a Europa no le importa que desaparezca la agricultura y la ganadería en el continente".
"Anteponen el producto de terceros países"
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, destaca que "bajo el falso debate sobre la protección del medioambiente en Europa, realmente lo que se está haciendo, de manera descarada e intencionada, es buscar la reducción de la producción agraria, para beneficiar las exportaciones de bienes industriales, tecnológicos y de servicios de algunos países europeos y, al mismo tiempo, para beneficiar a otros países europeos no productores que así se enriquecen distribuyendo los alimentos que importan de países terceros. Ya está bien de engañar a la gente. Con leyes insultantes como estas, Bruselas está anteponiendo los intereses comerciales de unos pocos sobre la autosuficiente alimentaria europea".
Según aqueja Bernís, los estándares para el producto europeo son más exigentes que para el exterior; sin embargo, los alimentos nacionales tienen que competir en el mismo mercado pero con distintas armas. "La OMC (Organización Mundial del Comercio) marca unos niveles y los países de fuera de la Unión Europea los cumplen, pero Europa tiene unos niveles más altos. Esos países a parte de producir para la UE producen para otros, entonces para qué van a cumplir con Europa si tienen mercado en más sitios".
Los productores entienden que sus rivales "juegan con cartadas marcadas", ya que "abrimos las puertas y hacemos tratados de libre comercio con países que cumplen con las normativas de la OMC que no tienen nada que ver con las de la UE (...) Si queremos ser los primeros en todo y competir con terceros que entran cómo quieren pues se acorrala al productor".
Los agricultores y ganaderos defienden que el precio de los productos básicos del campo se ha disparado pese a las ayudas del Gobierno porque "el nivel europeo cuesta lo que están subiendo la alimentación. No teníamos los precios justos que necesita el sector", comenta Bernís, que insiste en que "no es que la inflación la provocan los productores, es que ahora se están empezando a recibir precios justos y acordes con los costes".
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