La inflación está haciendo mella en las cuentas de las pequeñas y medianas empresas del país, pero muchas de ellas se resisten a subir precios con tal de no perder competitividad. O así lo aseguran las 160 participantes en una encuesta realizada por la patronal Cepyme que forma parte de su barómetro del primer semestre del año. Según dicha muestra, tres de cada cuatro empresas pequeñas y medianas habrían evitado trasladar del todo el aumento del precio que padecen en sus costes a sus precios finales. Así, el 78% de las empresas estaría haciendo el esfuerzo de asumir en sus márgenes los sobrecostes que soportan.

Esa información se contradice con lo registrado en el Observatorio de Márgenes Empresariales, la nueva fuente estadística que aúna datos de la Agencia Tributaria y del Banco de España a iniciativa del Ministerio de Asuntos Económicos. Dicha fuente apunta a que la mayoría de compañías españolas sí ha trasladado, aunque aún no completamente, el incremento de sus costes a sus precios finales, aunque es cierto que por el momento no permite distinguir entre empresas pequeñas, medianas y grandes. También recoge que estas habrían recuperado el nivel de márgenes que tenían en 2019.

En cambio, según la encuesta de Cepyme el 60% de las empresas -excluyendo siempre a las grandes- habrían estrechado sus márgenes de beneficio, llegando incluso a comprometer la viabilidad del 13%. A consecuencia, el 80% recela de la política económica del Gobierno -más de la mitad de las empresas creen que no es "nada apropiada" y menos de un 10% creen que es apropiada o muy apropiada- y un 90% recela de que los fondos europeos puedan fortalecer la recuperación.

"La ausencia de tests de competitividad o más enfocados a la pyme, a la hora de aprobar nuevas normas, está derivando en una regulación pensada en la gran empresa y que juega en contra de la capacidad de la pyme para competir y sobrevivir. Esto explica la desaprobación del pequeño empresario a la gestión realizada respecto a la pyme", asegura la agrupación de empresas. Sobre los fondos europeos asociados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se limita a afirmar que "no llegan a las pymes españolas".

Es reflejo de que más de la mitad de las encuestadas contestan que no confían optar a ningún programa. Según la patronal, se debe a la burocracia y a la complejidad de procesos. Sucede lo mismo con el kit digital, el plan de digitalización orientado a pymes, ya que más de la mitad de las empresas no se muestran interesadas y solo el 30% asegura que tramitará la solicitud. En este caso la patronal entiende que ha provocado un mayor interés porque está enfocado a este tipo de empresas y porque los procesos y la burocracia son menores.

En esa misma línea, el 60% de las empresas cree que la situación económica actual es mala y otro 10% cree que es muy mala, frente al 30% que en conjunto cree que es normal, buena o muy buena. Las empresas han tenido que hacer frente a una inflación creciente a lo largo del año pasado, pero que este ejercicio se ha relajado hasta bajar del 6% que marcaba en enero al 1,9% de junio.

De cara al futuro, y a pesar de que se prevé que los costes se relajen lo que queda de año, el 40% cree que situación económica va a ir a peor en los próximos doce meses, según los encuestadores por culpa de "la explosión de costes, la inflación y la proliferación de obstáculos burocráticos". La encuesta no pregunta por un posible cambio de gobierno ni por el resultado de las elecciones que se celebrarán el próximo 23 de julio.

A consecuencia de la situación económica, el 20% asegura que ha tenido que reducir personal, horas, o que cambiar los turnos de trabajo, un 26% dice que ha tenido que suspender contratación y la mitad afirman que se han visto obligadas a reducir la inversión y a aplaza o suspender sus planes de crecimiento. Una minoría (7%) afirma que ha tenido que cerrar de forma temporal.

Otro efecto de la inflación que la encuesta también constata es que el aumento de costes sobre todo ha repercutido en el coste de la energía (70%), en el del suministro no energético (dos de cada tres) y en los costes salariales (la mitad). El dato de los costes laborales es llamativo en tanto que en lo que va de año los salarios en convenio han aumentado tan solo entre un 2 y un 3%, ahora que se ha firmado un acuerdo al respecto entre empresarios y sindicatos.