El Gobierno ha terminado esta legislatura presumiendo de datos de empleo. De haber conseguido superar los 21 millones de trabajadores afiliados a la Seguridad Social, dos millones más que hace cinco años, y de haberlo hecho pese a la pandemia, la guerra de Ucrania, la inflación y las constantes subidas del salario mínimo, que los empresarios temían por el impacto que provocaría en sus cuentas. También presume de haber reducido la tasa de temporalidad hasta el 14%, ya muy cerca de la media europea, frente al casi 30% registrado antes de la aprobación de la reforma laboral, una de las leyes estrella de la legislatura.
Los cambios han aportado, según el presidente Pedro Sánchez, "calidad en el empleo y dignidad salarial". Estas mejoras han sido mayores en algunos sectores que en otros, puesto que la tasa de contratos temporales del sector público sigue siendo del 31%, más del doble que el promedio y pese a la ley que exige rebajarla por debajo del 8%. Pero han conseguido eliminar un buen número de contratos temporales que generaban inseguridad y dificultaban la planificación vital a los empleados españoles, aunque muchos hayan sido sustituidos por fijos discontinuos.
Reducir la tasa de temporalidad del sector público será una tarea pendiente para el próximo gobierno, como también lo será reducir el paro juvenil (menores de 25 años). Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de paro de los menores de 25 años aún supera el 30%. La reducción de los últimos años ha sido importante, puesto que antes de que arrancase la pandemia era de un 37% -tras alcanzar máximos de un 57% en 2013-, pero no es suficiente: España continúa liderando la tasa de desempleo joven en la Unión Europea, de acuerdo con Eurostat, el instituto estadístico europeo.
El problema continúa siendo gravísimo, se mire por donde se mire. En el caso del paro masculino de menores de 25 años, la tasa es del 29%, también la más alta de todos los países de la UE y casi el doble que la media (14,6%). El paro joven femenino, en cambio, es casi dos puntos superior, del 30,8%, y es el segundo mayor por detrás de Grecia (casi 39%) y más del doble que la media comunitaria.
Mientras, otros países del entorno como Alemania cuentan con menos de un 6% de paro juvenil, Países Bajos tiene menos de un 8% y Noruega menos de un 9%. Por cierto, España no ostenta ahora la tasa más baja de la historia de paro juvenil, como Sánchez -y otros ministros- repitió durante el debate a tres. El mínimo histórico, del 17%, se registró en 2006, 13 puntos por debajo de la tasa actual.
¿Qué ha pasado para que, pese al fuerte tirón del empleo, los jóvenes se queden atrás? Históricamente el desempleo juvenil es el más difícil de reducir. Los jóvenes son los primeros que pagan el pato cuando llega una crisis, lo más baratos de despedir -y los que menos miedo tienen a emigrar-. Se trata de un problema estructural e independiente de la tendencia demográfica que lleva a que cada generación cuente con menos jóvenes que las precedentes, pero que también está relacionado con la inversión en educación.
Los partidos ante el desempleo juvenil
Por eso, el desempleo juvenil será uno de los principales problemas a los que tendrá que hacer frente el nuevo gobierno que llegue a la Moncloa. ¿Cómo? Por el momento, las medidas que los diferentes partidos han propuesto para hacer frente específicamente a este drama son más bien pocas. PSOE y Sumar insisten en la reforma laboral y prometen alcanzar el pleno empleo.
Los socialistas se limitan a asegurar que integrarán los servicios del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) con los de la Tesorería General de la Seguridad Social para conectar vacantes con desempleados, algo que ya está en marcha en el marco de la ley de empleo, que preveía la creación de un Infojobs público. De cara a los jóvenes, apuestan por impulsar planes cortos de formación y aumentar las plazas de FP.
La coalición que lidera Yolanda Díaz propone una herencia universal de 20.000 euros para cuando cumplan 25 años. También plantea un plan para la emancipación juvenil, que se centra en facilitar el acceso a la vivienda por parte de los más jóvenes más que en lo laboral.
Por su lado, el PP propone mejorar las políticas activas de empleo como nunca antes para impulsar la formación y por tanto las posibilidades de cara a insertarse en el mercado laboral. Aseguran que crearán una plataforma donde se ofrecerán cursos y que se ofrecerá orientación laboral más individualizada. El PP también asegura que publicará las cifras de trabajadores fijos discontinuos inactivos para conocer mejor cuántos están "parados" -aunque tienen un contrato indefinido- mientras no los llaman para trabajar. De su lado, Vox quiere bonificar a las empresas que contraten españoles y subvencionar los nuevos empleos, según consta en su programa electoral.
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