La cosecha de cereal en España será la más baja que se recuerde en décadas y obligará a aumentar notablemente las importaciones de grano en un momento especialmente complejo por los ataques de Moscú contra infraestructuras portuarias desde donde Ucrania da salida a sus cultivos herbáceos. Rusia anunció que no prorrogaría el acuerdo por el que permitía salir productos agrícolas por el mar Negro. Y ahora todos miran a otros países para abastecerse de grano, aunque con un coste logístico mayor.
La situación este año no ha hecho si no agravarse con la falta de agua. "Venimos arrastrando ya una cosecha mala del año pasado y este año incluso es peor", recuerda José Roales, responsable del sector de cereales de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Las estimaciones más pesimistas para los cereales de otoño-invierno de secano es que la campaña acabará con 5 millones de toneladas de producción, un 67% menos que los 15,5 millones del año pasado. "Es un año muy malo y muy complicado", abundan fuentes técnicas de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja). Si las necesidades de consumo del país son de en torno a 36,1 millones de toneladas, habrá que importar mucho más que en ejercicios anteriores.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) aseguran que "históricamente nunca hemos tenido una cosecha tan mala". La organización cree que podrían llegar a alcanzarse los 9 millones, cuando una campaña media está en torno a 19 o 20 millones de toneladas, lo que da cuenta de la magnitud de la catástrofe provocada por la sequía en el campo español. "Pese a las ayudas del Ministerio y algunas Comunidades, esto compromete el nivel de inversión para el año que viene", recuerdan. Ahora mismo los agricultores están preparando la nueva, empezando a comprar semillas y fertilizantes. Y la tesorería de las explotaciones está temblando.
"Quitando algunas zonas de Castilla y León y Navarra donde la cosa no ha salido tan mal por las lluvias de junio, se ha cosechado poco y han quedado zonas incluso sin cosechar y ha habido rendimientos bajísimos", añaden desde Asaja.
"Los precios han repuntado un poco, pero se han estancado e incluso están a la baja", recuerda el responsable de Coag. "Si ya de por sí éramos un país importador de grano, si cierra Ucrania, tenemos que traerlo de Brasil o Argentina, con el consiguiente aumento del precio del transporte", añade.
Pero a diferencia de lo que ocurre con el mercado del aceite de oliva -España es el mayor productor mundial- que que nuestro país tenga más o menos producción de grano no influye en el precio mundial de los cereales. "Nuestros precios los marca la importación y las posiciones geoestratégicas y geopolíticas", recuerdan desde Asaja, lo que hace que no sea rentable para los agricultores nacionales, mucho más con un volumen tan reducido respecto a una campaña normal.
El responsable de Coag también carga contra los fondos buitre que se dedican a especular con el cereal. "Los precios de los inputs que necesitamos para cultivar están desorbitados y los precios de los piensos para los ganaderos también, por lo que se están cerrando explotaciones", lamenta. En una espiral hacia adelante, todo eso acaba provocando que "cada vez más gente tiene problemas para comprar alimentos básicos" como el pan o la leche.
A nivel global, "grano en el teóricamente mundo no falta", prosiguen desde Asaja. "Los organismos internacionales dicen que puede ser el segundo o tercer año con más producción en los últimos diez", añaden. Pese a lo que pueda pasar con los puertos ucranianos, "no tiene ningún sentido hablar de desabastecimiento, aunque sí de un gran reto logístico", añaden desde UPA. Si no llega maíz de Ucrania, vendrá de otro sitio.
Precisamente, desde la Confederación Española de Organizaciones de Panadería (Ceopan) no temen que la corta cosecha en España vaya a tener repercusión en el abastecimiento de materia prima para la elaboración de sus productos. "Al final las grandes distribuidoras se buscan la vida para el trigo de todas las partes del mundo y en el mundo de la panadería no peligra el suministro de harina", explica Eduardo Villar, presidente de la patronal. En el precio de la barra, influirá más probablemente la evolución del gasoil, el gas, la electricidad o la mano de obra.
Pacto por la sequía
Desde Coag reclaman al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que dirige en funciones Luis Planas un "pacto nacional para la sequía que implique a todos los niveles de la Administración y las organizaciones agrarias". Desde Asaja piden también un "plan estratégico para la proteína", aunque "no parece que España le esté dando mucha importancia siendo el país que más lo necesitaría para aumentar la producción".
En esta última organización advierten de que por suerte Brasil y Estados Unidos han mantenido altas su producciones. "Pero con las reservas internacionales que hay de grano ahora mismo, en el momento en que fallen uno o dos países productores, la cosas cosas se van a poner muy complicadas", rematan.
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