Aunque el Kremlin niega que la invasión rusa de Ucrania esté causando problemas a la economía rusa, lo cierto es que el Banco de Rusia tuvo que actuar in extremis esta semana pasada para fortalecer su moneda y evitar que la inflación siga creciendo en un país que no puede ampliar su producción.
Junto con la lira turca o el peso argentino, el rublo se ha convertido en una de las monedas del mundo más depreciadas. Esta semana cayó por debajo de la barrera psicológica de los 100 rublos por dólar y el responsable de la política monetaria del país tuvo que tomar medidas, con una subida de tipos hasta el 12%.
Las sanciones y exportaciones
Las sanciones aprobadas por la Unión Europea han provocado que las exportaciones rusas hayan caído en los últimos meses, provocando que la demanda de rublos se haya reducido. Por poner un ejemplo y según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio española, las importaciones de productos rusos a nuestro país han caído un 39% en el primer semestre del año.
Rusia era uno de los principales suministradores de gas para el Viejo Continente, por este motivo una de las principales consecuencias del conflicto bélico fue el encarecimiento de los productos energéticos. Al dejar de comprar productos rusos, el rublo empezó a devaluarse.
Esto tiene consecuencias para Rusia y es que importar es cada vez más caro, ya que su moneda es más débil que aquella a la que deben comprar. Aunque el 21 de julio el Banco Central de Rusia (BCR) subió los tipos de interés, no se consiguió frenar la caída frente al dólar.
El BCR ha señalado que la casusa principal en la devaluación del rublo sigue siendo el desequilibrio en la balanza comercial, subrayando que el valor de las exportaciones se ha reducido en un tercio desde la segunda mitad de 2022.
Según datos recopilados por EFE, la moneda ha perdido alrededor del 8% desde entonces, lo que eleva la depreciación desde que comenzó el año al 27%. Hacía nueve años que el rublo no caía durante siete meses consecutivos con respecto a la divisa estadounidense.
La inflación
La tasa de inflación interanual en Rusia es del 4,4%, según calcula el BCR, pero la institución estima que en el último trimestre, los precios han crecido, de media, más de un 7%. El organismo explica en un comunicado reciente que "el crecimiento constante de la demanda interna que supera la capacidad de expandir la producción amplifica la presión inflacionaria subyacente y tiene un impacto en la dinámica del tipo de cambio del rublo a través de una demanda elevada de importaciones".
Como consecuencia de esta situación, "la transmisión de la depreciación del rublo a los precios está cobrando impulso y las expectativas de inflación van en aumento".
En resumen, el consumo interno en Rusia no se ha frenado y crece a mayor ritmo de lo que lo hace la producción, una producción que tiene un crecimiento muy limitado en un país con una tasa de paro en el mínimo histórico: 3,1%. Al seguir creciendo la demanda y no poder aumentar los bienes que se producen, las importaciones crecen y las compras en el exterior con el rublo devaluado son cada día más caras.
La subida de tipos
Para limitar el crecimiento de la oferta y, en consecuencia, de los precios alrededor del 4%, el BCR decidió subir los tipos de interés en 350 tipos básicos hasta el 12% esta semana. Por tomar una referencia, la última subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) fue de 25 puntos básicos, hasta el 4,25%.
"La decisión del Banco de Rusia tiene como objetivo dar forma a las condiciones monetarias y la dinámica general de la demanda interna necesaria para llevar la inflación de nuevo al 4% en 2024 y estabilizarla cerca del 4% más adelante", rezaba el comunicado del responsable de la política monetaria.
La subida de tipos pilló por sorpresa a los analistas, ya que el BCR no tenía previsto revisar la política monetaria hasta el próximo 15 de septiembre, cuando se producirá la próxima reunión, tras la de esta semana. No obstante, la depreciación del rublo adelantó esta revisión al alza.
Según recoge Europa Press, el Banco Central de Rusia anunció que, desde el 10 de agosto hasta el 31 de diciembre de 2023, no comprará moneda extranjera en el mercado con el objetivo de reducir la volatilidad en los mercados financieros, mientras que la institución continuará con las operaciones de venta de moneda extranjera.
En su anterior reunión de política monetaria, celebrada el pasado 21 de julio, el Banco de Rusia decidió elevar en 100 puntos básicos el tipo de interés de referencia, hasta el 8,50% desde el 7,50%, nivel en el que el precio del dinero había permanecido estable desde septiembre del año pasado.
Tras la subida de tipos, el rublo recuperó algo de fuerza pero cerró en un precio inferior a los 100 rublos por dólar en la jornada del viernes.
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