El próximo lunes 18 de septiembre el INE revisará los datos de PIB de los últimos tres años en una modificación que podría dar la vuelta al relato sobre cómo España se ha recuperado de la pandemia del coronavirus. El procedimiento es el mismo todos los años, no se trata de ninguna decisión sorpresiva ni es fruto de ningún tipo de problema estadístico, pero en esta ocasión es probable que resuene más de lo habitual puesto que los datos podrían cambiar no solo unas décimas, como suele suceder, sino varios puntos enteros.
De nuevo, la revisión no es nada extraordinario. No la ha solicitado el Gobierno, no tiene que ver con la polémica de los últimos meses y tampoco sucede solo en España. Se realiza cada año en agosto o septiembre y su función es incorporar a la medición del producto interior bruto (PIB) de los últimos tres ejercicios aquellas estadísticas estructurales que se han conocido después, lo que permite afinar más en su cálculo, el que en definitiva estima cómo ha avanzado la economía del país.
Gracias a una revisión estadística del mismo tipo, la semana pasada supimos que Reino Unido recuperó el PIB prepandemia a finales de 2021, pese a que las cifras anteriores apuntaban que entonces la economía británica era un 1,2% más pequeña. En Estados Unidos los vaivenes de las cifras han sido constantes, y en menos medida también a nivel europeo los datos también han experimentado revisiones al alza frente a lo publicado durante y después del covid: mientras que en un primer momento se estimó que en 2020 el PIB había caído un 4,8%, ahora todo apunta a que el retroceso fue del 3,8%. Y en 2021, el rebote inicial que en un primer momento se había cifrado en el 4,8%, ahora ha sido revisado al 5,2%.
Algo similar puede suceder en el caso de España, o al menos así lo pronostican algunos economistas. Los expertos Miguel Artola y Francisco Melis, que llevan meses investigando la posible subestimación del PIB durante la pandemia -el primero es investigador postdoctoral de Ciencias Sociales en la Universidad Carlos III de Madrid y el segundo es un reconocido economista y estadístico que ha trabajado en el INE y la Agencia Tributaria- creen que actualmente el PIB es entre 3 y 4,5 puntos superior a lo que marcan ahora los datos.
“La pandemia fue una distorsión enorme porque sectores enormes se pararon y luego volvieron a reabrir, y a la vez cambiaban los precios, había grandes cuellos de botella, falta de materias primas…”, explica en conversación con este periódico Miguel Artola. “En tiempos normales los indicadores funcionan bien, pero en los que no, la cosa se complica”, añade.
Ahora, la incorporación de nueva información podría ser suficiente para saber qué estaba ocurriendo y cerrar el debate sobre el PIB. La impresión de estos dos expertos es que los datos van a demostrar, antes o después, que España no se recuperó de la pandemia tan lento como parecía en comparación con sus vecinos europeos, y que en 2021 conseguimos generar los mismos productos y servicios que antes del virus. ¿Por qué? Sobre todo, por la incorporación de datos concretos que afectarán a sectores clave, información que hasta hace unos meses se desconocía.
Si la revisión es importante, quedaría resuelto uno de los mayores quebraderos de cabeza para los entendidos, que no entendían por qué la recuperación del mercado laboral iba tan por delante del producto interior bruto. Así lo cuenta Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics. “Yo creo que en España la evidencia más grande de que los datos de PIB son algo problemáticos es, aparte de la extraña recuperación tan lenta en comparación con otros países sin realmente tener una razón muy obvia, la discrepancia entre los datos de PIB y los datos de empleo. Si España, por ejemplo, tiene un PIB que crece mucho o muy diferente con el empleo, lo que estás diciendo implícitamente es que la productividad está moviéndose hacia arriba o abajo sin realmente tener una explicación. Simplemente el dato nos lo dice, pero no sabemos por qué”, cuenta.
“También tenemos los datos de recaudación, que también dan una idea de la actividad económica que suele estar bastante correlacionada con el PIB, y si se empieza a desviar mucho tampoco entendemos por qué. Hay varios indicadores que nos dan sospechas de que algo no está medido correctamente. Por eso algunos otros economistas y yo tenemos la intuición de que el PIB se revisará al alza”, explica. Talavera no aporta una cifra concreta, pero sí asegura que ve impensables revisiones del 5%, 6% o 7% y estima que una revisión de los datos al alza al menos empezaría a explicar ciertos problemas o los corregiría parcialmente.
Para Artola, lo ideal sería que el INE utilizase la oportunidad para empezar a publicar en cada revisión de este tipo qué cambios ha llevado a cabo, algo especialmente útil para los investigadores. “En Reino Unido, por ejemplo, publican 18 páginas explicando lo que han revisado. Son muy honestos, todo es muy transparente. Aquí el INE lo que hace es sacar una nota descriptiva y a lo sumo te dice qué funciones ha usado. No hay normas claras sobre cómo lo hace, y así no sabemos dónde está el problema. Es algo parecido a lo que sucede con la cocina del CIS, con la diferencia de que el PIB es el mejor esfuerzo para medir la economía”.
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