El gigante de Wall Street Goldman Sachs se está viendo sacudido desde los cimientos por una acusación que amenaza con cambiar de una vez su cultura laboral ya criticada en numerosas otras ocasiones. En un momento en el que las consultoras, los bancos de inversión y los grandes despachos de abogados están más en el punto de mira que nunca por las excesivas horas, los sueldos precarios y los ambientes de trabajo tóxicos, un empleado del banco estadounidense ha demandado a la empresa por su “entorno laboral disfuncional” que le acarreó “problemas de salud mental”.
"Llantos durante reuniones" que son "lo común" en la oficina, "gritos", una "cultura del bullying" en la que abunda la "angustia" entre los trabajadores y un entorno en el que son comunes las "luchas internas" o la "alta tensión". Estas son algunas de las acusaciones que ha vertido Ian Dodd, de 55 años y hasta hace dos años jefe de selección de personal en Goldman Sachs Internacional y que ha publicado originalmente The Telegraph en base a documentos en poder del Tribunal Supremo. El ya extrabajador de la oficina de Londres ha demandado a la compañía y le exige un millón de dólares.
Según Todd, en las reuniones eran habituales "las emociones fuertes y a menudo las lágrimas", lo que le llevó a una crisis emocional en 2019, un año después de haber empezado trabajando en la compañía. También describe comentarios que banalizaban ese entorno laboral hostil como "tómatelo como tu primer puñetazo en la cara" e incluso situaciones de violencia física, en las que los superiores quitaban importancia a que bofetadas o puñetazos en el lugar de trabajo. El banco niega las acusaciones, pero deberá verse las caras con Todd en diciembre.
La acusación ha tenido un enorme impacto en la prensa británica y estadounidense porque no es la primer. En 2021, un grupo de trabajadores jóvenes ya describieron como "inhumanas" las condiciones laborales en Goldman Sachs. Hablaron de semanas de 100 horas y de "abusos" por parte de compañeros que habían repercutido gravemente en su salud mental. Estas respuestas formaban parte de una encuesta que la empresa llevó a cabo entre sus empleados, y que se compartió por Twitter, después de que en 2015 se suicidase un analista de 22 años que se había quejado de tener que trabajar más de 100 horas a la semana incluyendo durante las noches.
"Llegaba un punto en el que no comía, no me duchaba y no hacía nada más que trabajar desde la mañana hasta medianoche", decía uno de los comentarios anónimos. "La falta de sueño, el trato de los compañeros más mayores, el estrés mental y físico... he estado en un hogar de acogida y esto es probablemente peor", decía otro. Según la misma encuesta, los empleados trabajaban de media 95 horas a la semana y dormían unas cinco horas cada noche, yéndose a la cama alrededor de las tres de la madrugada.
"Ya ni siquiera puedo dormir porque tengo la ansiedad por las nubes". "No esperaba que este fuese un trabajo de nueve a cinco, pero tampoco esperaba que fuese de nueve a cinco de la mañana todos los días". "Lo que no me parece bien es trabajar entre 110 y 120 horas a la semana. Las cuentas son muy fáciles de hacer: eso te deja cuatro horas al día para dormir, comer, ducharte, asearte e ir de un sitio a otro. Esto va más allá de trabajar duro, esto es inhumano", rezaban otros comentarios.
Además, la mayoría aseguraba haber sufrido abuso laboral. Unos pocos se quejaban de insultos y de gritos, pero más de la mitad decían que se les ignoraba en reuniones o se les criticaba de forma humillante en público. Y destacaban el correspondiente impacto que estas situaciones tenían en sus relaciones personales y de familia, y en su salud mental y física. En ese contexto, el año pasado el banco comunicó a algunos de sus trabajadores más veteranos que les permitiría coger todas las vacaciones que necesitasen para que pudieran "descansar y recargar" a nivel internacional, lo que muchos entendieron como un mea culpa del todo explícito.
Pero el problema no solo afecta a Goldman Sachs. En 2013, un becario de Bank of America Merrill Lynch que solo tenía 21 años fue encontrado muerto en su piso. Había trabajado durante 72 horas seguidas y había fallecido de un ataque de epilepsia. Es solo uno de los casos más graves, y por todo ello, el Comité de Basilea, la organización mundial que reúne a las autoridades de supervisión bancaria, el año pasado pidió acabar con este tipo de cultura empresarial tóxica.
En España, la cultura de las consultoras ha sido criticada por las acusaciones que algunos sus auditores han compartido con medios de comunicación. En un reportaje publicado en El País, auditores de las conocidas como big four (PwC, KPMG, EY y Deloitte) describían jornadas de 80 horas semanales con graves efectos en la salud de los trabajadores. Por su parte, estos lamentaban cómo sus superiores tendían a banalizar estas situaciones. "Cuando volví de la baja, uno de mis jefes me dijo que no me preocupara, que eso era porque no estaba acostumbrada al ritmo de trabajo y que ya se me pasaría", aseguró a dicho periódico una exempleada de un gran bufete. Unos meses más tarde, Trabajo inició una investigación a las principales cuatro consultoras, pero por el momento no se han fijado las sanciones ni las infracciones cometidas.
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