El precio del aceite de oliva hoy es un 52% más caro que hace un año. Nunca en su historia había experimentado un incremento tan espectacular, tan meteórico ni tampoco tan elevado, resultado de un cóctel molotov de sequía, malas expectativas relativas a la lluvia y poca producción a nivel mundial. El encarecimiento se aprecia fácilmente en las etiquetas del supermercado: ahora, la botella de aceite de oliva virgen extra de un litro vale 9,67 euros de media, con algunas marcas por encima de doce euros.
La situación del aceite de oliva no es generalizada, puesto que aunque todos los alimentos se están encareciendo considerablemente por encima del IPC (un 10,5%, frente a una tasa de inflación general del 2,6%), ninguno lo hace de forma ni similar a esta grasa, ni siquiera el resto de productos que también están subiendo de forma disparada.
Según se aprecia en la estadística del índice de precios al consumo (IPC) publicada el martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), este agosto el azúcar fue un 42% más caro que en agosto de 2022; el arroz, un 22%; las patatas, un 18%, la carne de cerdo, un 16% y la leche entera un 15%. Por otro lado, el caso de este tipo de aceite es todavía más llamativo porque ha experimentado una subida casi vertical, sin pequeños pasos ni medias tintas, como bien se aprecia en el gráfico.
En solo un mes, la botella de aceite este agosto ha sido un 8,7% más cara que en julio, y solo desde enero, el denominado 'oro líquido' es un 26% más caro. Es decir, que es el alimento que más sube tanto en términos mensuales como interanuales, y también desde principios de año. Estos datos, en un entorno de inflación ya razonablemente moderada (el conjunto de la cesta de la compra está casi en línea con el objetivo del 2% del Banco Central Europeo) resultan alarmantes para los consumidores y llevan a preguntarse qué está llevando a tal ascenso, y qué tiene que pasar para que frene.
¿Por qué sube tanto?
La razón original de todo es la corta cosecha que ha tenido España este año. Nuestro país es el principal productor y exportador a nivel mundial. Y también el mayor consumidor. La falta de agua dejado una producción anormalmente baja de 670.000 toneladas, menos de la mitad que en la anterior. La campaña arrancó el pasado mes de octubre con unas existencias de 450.000 toneladas.
Para la próxima campaña se confía en que las lluvias del otoño incrementen algo la producción, pues las lluvias de mayo y junio llegaron tarde para la mayoría de olivares. Pero nadie echa las campanas al vuelo y, como mucho, se mejorará algo el registro de la pasada aunque no se llegará ni de lejos a las cifras habituales, con 1,4 millones de toneladas de media en las últimas cuatro campañas.
Diferentes voces del sector estiman que podrían alcanzarse las 800.000 toneladas, aunque otros creen que se quedará por debajo. El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, admitía este martes que la nueva campaña se quedará en todo caso por debajo del millón de toneladas.
Todo esto influye mucho en los precios. En la semana 35 (del 28 de agosto al 3 de septiembre de 2023), el aceite de oliva virgen extra era un 110,83% más caro en origen que en la misma semana de la campaña anterior y un 184,92% más que en la media de las cuatro campañas anteriores. El oliva virgen estaba un 97,11% por encima del precio de la misma semana de 2022. Entre todos los tipos de aceite de oliva, el crecimiento interanual es del 98,9% en la citada semana. Y todo se traduce al lineal del supermercado.
¿Seguirá subiendo?
Un estudio de la organización de consumidores Facua presentado este martes detecta variaciones de precio por una misma botella de aceite de oliva virgen extra de hasta un 45% en función de la gran superficie donde se compre, con una diferencia de hasta cuatro euros por litro. En opinión de la organización, "las subidas no son únicamente consecuencia de malas cosechas de aceitunas, sino también de la especulación". En este sentido, reclaman al Gobierno que tome cartas en el asunto e investigue si algún eslabón de la cadena -en especial los supermercados- está aumentando sus márgenes con este producto.
¿Pero hasta dónde pueden seguir subiendo los precios sin que el consumo se desplome? La Asociación España de la Industria y Comercio Exportador de Aceites de Oliva y de Aceites de Orujo (Asoliva) y la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac) quisieron enviar hace unos días un mensaje de tranquilidad a los consumidores. "En nuestra opinión, no parece lógico que vengan más subidas de coste del aceite en origen, ya que la oferta y la demanda están equilibradas", asegura Rafael Pico, director general de la patronal de exportadores.
A 31 de agosto había unas existencias en poder de las almazaras de 116.821 toneladas, mientras que lo que hay en los almacenes de la industria envasadora se acerca a las 196.000 toneladas. Si a ello se unen las existencias de la fundación Patrimonio Cultural Olivarero, habría ahora mismo un total de 321.183 toneladas, según las últimas cifras de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA). Planas ha recalcado que el abastecimiento del mercado se ha podido mantener por el denominado "stock" de enlace entre campañas, que estará por encima de las 200.000 toneladas a finales de septiembre.
En este sentido, Primitivo Fernández, director general de Anierac, explicaba que no debería producirse desabastecimiento en el mercado, dado que el sobrante de aceite es suficiente y se cuenta con una "cantidad de aceite de oliva disponible entre una campaña y la otra de entre 235.000 y 250.000 toneladas que equivale al 35% del aceite producido, equivalente a tres meses de consumo, que garantiza el suministro hasta la nueva cosecha de octubre".
En cualquier caso, las exportaciones también contribuyen a tensar el mercado interno de precios. Ante la situación que se avecinaba, muchos exportadores adelantaron las operaciones en los últimos meses de 2022 para no perder clientes en el extranjero.
Los datos reflejan que en lo que va de campaña se ha exportado casi tanto como se ha producido (sin contar lo almacenado de la anterior campaña). Si la producción es de 663.300 toneladas, España ha mandado ya al exterior 608.300 toneladas en 10 meses. Las importaciones han sido similares a las de años anteriores, con 168.900 toneladas. Los industriales españoles no quieren perder posiciones fuera de nuestras fronteras en beneficio, por ejemplo, de otros competidores del Mediterráneo.
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