La morosidad continúa en una tasa especialmente baja. Los últimos datos del Banco de España revelan que la tasa de mora del sector financiero se situó el pasado mes de julio en el 3,5%, el mismo dato que el mes anterior e incluso por debajo del 3,59% de mayo. No obstante, es la tasa más baja desde 2008. La inflación disparada hizo que muchos alarmasen sobre que la pérdida de poder adquisitivo podría provocar impagos en los créditos. Por el momento no se están produciendo debido, principalmente, a que el empleo se está manteniendo y a que los españoles están tirando de ahorros generados en época de pandemia.
Según los datos del organismo, en el séptimo mes del año el total de crédito concedido se contrajo en 11.119 millones de euros, hasta situarse en 1,194 billones de euros. La desaceleración es más acusada en la comparación anual. Frente a julio de 2022, el descenso es de 38.080 millones de euros. De esos casi 1,2 billones de euros en créditos, 41.774 son dudosos, el menor volumen desde julio de 2008. A pesar de que el porcentaje se ha mantenido, la cifra absoluta de dudosos ha caído en 399 millones de euros en un mes. Unas cifras que alejan el fantasma de la morosidad, que estuvo tan presente durante la crisis financiera. Hay que recordar que en 2013 se llegó a tasas de mora del 13%. Pere Brachfield, profesor de la Universidad Carlemany, asegura que “lo ideal sería estar por debajo del 3%”, aunque parezca “una utopía” la tasa ha llegado a estar cerca del 2%. “Encima del 3% ya es preocupante y lo es más porque este porcentaje irá aumentando”, añade.
Enrique Reina, socio de la consultora financiera y estratégica Accuracy, señala que, por el momento, parece que la subida de los tipos de interés y la incertidumbre económica no han afectado, al menos de momento. Reina apunta a que la buena respuesta del empleo, que se está manteniendo “está influyendo en el mantenimiento de pago de los hogares”. Además, explica “este ahorro embalsado podría estar ayudando a compensar la pérdida de poder adquisitivo provocada por el aumento de la inflación y tipos de interés no compensada en aumentos salariales de igual magnitud”.
No obstante, matiza que estos datos no eximen de mantener la alerta, especialmente si el actual entorno de tipos se dilata en el tiempo y en particular si viniese acompañado de una previsible ralentización económica. “En estas circunstancias podríamos ser testigos de un rápido ascenso de la morosidad que debería acompañarse de mayores provisiones por parte de la banca para no deteriorar su credibilidad en cuanto a solvencia”, apunta el socio de Accuracy.
De hecho, sí que hay que estar atentos a los datos de la morosidad en las hipotecas, ya que los últimos datos muestran el mayor repunte desde 2014. No obstante, la tasa aún está baja en el 2,45% en el segundo trimestre, según el Banco de España, pero en el trimestre anterior, la mora se situó en el 2,34%. Este repunte se debe a la subida vertiginosa del euríbor provocada a su vez por la política monetaria más restrictiva del Banco Central Europeo. El volumen de hipotecas que acumulaba al menos tres meses de impago subió un 3,9% entre abril y junio, hasta los 11.823 millones de euros.
Fuentes del Ministerio de Asuntos Económicos aseguran que la buena situación y la buena evolución del mercado de trabajo posiciona al sector de los hogares en una “situación de mayor tranquilidad de cara a ser capaces de afrontar esta subida de las cuotas de sus hipotecas, que además ha coincidido en el tiempo también con un encarecimiento de otros, de otros bienes, sobre todo de su de la cesta de la compra”.
A pesar del repunte en la morosidad de las hipotecas, la tasa es notablemente inferior al 6,28%, el nivel máximo que se tocó en marzo de 2014. En cualquier caso, es previsible que vaya en aumento en los próximos trimestres. También se está viendo un repunte en la morosidad de los créditos al consumo. La ratio de mora de los establecimientos financieros de crédito se elevó al 6,43% en el séptimo mes del año, superior al 6,33% de junio y por encima del 6,28% de un año antes.
Pere Brachfield, profesor de la Universidad Carlemany, explica que el repunte fuerte de la morosidad suele llegar un año después del máximo pico de la crisis que está pasando el país. “La repercusión no es inmediata”, puntuliza el profesor. No obstante, en los últimos meses las entidades financieras han visto cómo los clientes han ido amortizando sus préstamos. De hecho, en el caso del Banco Santander, en los seis primeros meses la amortización mensual ha sido del entorno de 250-300 millones de euros mensuales, cinco veces superior al mismo periodo del año anterior.
Con todo esto, lo que más le preocupa a Brachfield es que del total del crédito concedido en España, más de la mitad (el 51,3%), concretamente 613.604 millones de euros, son a tipo variable. Es decir, esta cantidad está vinculada a índices como el euríbor que están en subida libre, por lo que su deuda puede aumentar y provocar problemas a las familias para pagarla.
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