La industria láctea alerta de una pérdida de competitividad del sector frente a otros países de la Unión Europea. El director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), Luis Calabozo, analiza los datos de la primera edición de un barómetro elaborado por la patronal para desentrañar la situación que atraviesa el sector.

¿Cómo está en estos momentos la producción de leche en España?

Desde 2015 hasta ahora hemos aumentado en 1,4 millones de toneladas la producción de leche de vaca. Con ello logramos desplazar completamente las importaciones de leche cruda como materia prima; desplazar parte de las importaciones de quesos; y conquistar mercados exteriores de quesos. ¿Qué hemos visto con la forma de reaccionar ante la crisis? Pues que hemos perdido competitividad vía, fundamentalmente, el precio de la leche. No teníamos históricos en los que España fuera el país con la leche de vaca más cara de toda la Unión Europea salvo Malta y Chipre, que tienen precios fuera de mercado.

¿Y cómo ha afectado esa subida de precios al consumo?

A lo largo de 2022 hemos vuelto a crecer en importaciones de manera importante y la tendencia se refuerza también en los primeros meses de 2023. Y hemos caído en las exportaciones que habíamos ido conquistando, sobre todo en aquellas de mayor valor añadido como los quesos.

Hemos perdido consumo de quesos. El consumidor se desplaza de productos más caros, que son los quesos españoles, a productos más baratos, que entran en España a valores unitarios de entre 3,5 y 4 euros el kilo. Si en cada queso entran en torno a 8 litros de leche, eso está muy lejos de lo que nosotros somos capaces de producir.

La pérdida de competitividad se traduce fundamentalmente en pérdida del mercado interior sobre todo en quesos y yogures, que son más sensibles al precio. No tanto en caída del consumo de leche, porque es más inelástica, por ser un producto más básico. Por mucho que aumente el precio, no disminuye mucho su consumo; y, por mucho que baje, no se consume mucha más.

¿Cómo afecta esto al sector?

Notamos una pérdida de competitividad coyuntural consecuencia de la crisis de costes y de márgenes que toda Europa ha tenido. Nosotros, desde el punto de vista del aprovisionamiento de leche, hemos reaccionado mucho más fuerte para asegurarnos el abastecimiento de leche española. Y de ahí el aumento de los precios de manera importante.

¿Y qué pasa con el sector primario?

Una vez que los costes de producir leche se han ido ajustando y los márgenes se han ido recuperando, hemos notado que -sobre todo en el sur de Europa- es la primera vez que ante aumentos tan importantes de los precios, con ajustes ya de los costes, no se ha logrado estimular la producción. Esto quiere decir que hay factores más allá del precio y de los márgenes que están condicionando el atraer personas, dinero e inversiones -es decir, factores estructurales- a los que tenemos que hacer caso.

¿Cuáles son los principales problemas?

Hay factores de marco regulatorio, la aplicación de reglamentos y directivas europeas que tienen que ver con el medio ambiente, con mayor potencia y menores plazos, que hacen que el empresario ganadero y el empresario industrial sean reticente a la hora de invertir o entrar en este sector. Tenemos problemas financieros y problemas de entorno en las zonas de producción mayores que en otros países. Eso se está notando en el sur de Europa y, sobre todo, en España.

¿Cuál es el futuro del sector lácteo español? El cierre de explotaciones no cesa desde hace años.

Nuestro mensaje quiere poner el foco en identificar qué tipo de modelos, de inversor y de empresario ganadero está apostando por este sector. Identificar ese tipo de modelos y no poner restricciones a la hora de que cada uno elija y busque cuál es su modelo o su tamaño. Hoy por hoy existen modelos que están siendo rentables y a la vez competitivos, que son capaces de atraer inversión y conseguir unos precios que le permitan al sector lácteo visión de futuro y no depender del exterior. Hoy por hoy los quesos los importa la distribución y la leche de consumo se produce aquí. Pero esto podría tener un límite si esto no se resolviera.

¿En qué modelos de explotación piensan?

Una dimensión mínima en función del entorno en el que te desenvuelves es importante. Porque producir leche es una tarea continua que no se puede parar. Quienes van a las empresas de leche son aquellos que pueden tener mano de obra externa. Y hay que atraerla a estos entornos que no son los urbanos, lo que es más difícil. No se puede decir que hay un modelo concreto. Pero hay lugares donde la dimensión permite hacer frente a las inversiones medioambientales. Por ejemplo, poner un digestor de purinas necesita una dimensión mínima para afrontar esa inversión.

¿También ocurre esto con explotaciones de oveja y de cabra?

Los precios son los más altos de la historia y, sin embargo, esto no está incentivando aumentos de producción como en el pasado. En el pasado, aumentos de los precios de estos niveles generaban muy rápidamente producciones de oveja y cabra. La sequía ha contribuido, pero tiene que ver con los modelos de producción que tienen que adaptarse. Todavía son reestructuraciones muy pendientes de efectuar.

¿Veremos bajadas de precios en los lineales?

Hoy en día con el precio en España más alto de Europa, en Francia no encuentras una marca de distribución de leche de consumo por debajo de 1,05/1,10 euros, cuando aquí está en 90 u 88 céntimos. Lo que pase en el futuro dependerá de las estrategias de la distribución con la leche líquida.

Lo que pase en el futuro dependerá de las estrategias de la distribución con la leche líquida"

Tras publicar su barómetro, desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) dicen que llevan 15 años comprándoles la leche por debajo de la media.

Nuestra idea está muy lejos de tomar posición. Hemos querido ver cuál son los fundamentos y los pilares de manteamiento y supervivencia del sector. En este primer barómetro hemos visto la competitividad. Lo que ha hecho esta crisis, fundamentalmente, es aumentar enormemente el precio de la leche por la reacción que tienen las industrias a garantizarse su abastecimiento de leche. Este aumento, en realidad, al no ir acompasado sobre todo al ajuste de precios internacionales, hace que se pierda competitividad.

Durante esta crisis, los márgenes de la industria han sido los que han financiado la capacidad de mantenimiento o de suministro de la leche a estos precios. Si ha hecho algo la crisis es romper con la práctica de la distribución de su utilización como atracción de tráfico de consumidores para poner la leche a los precios.

¿Ahora se lo están pagando por debajo de lo que deberían?

No estoy de acuerdo en que España haya recibido precios por debajo a lo largo de todos los ciclos. En 2008 tuvo el crecimiento más alto de toda la Unión Europea, lo que hizo abrir investigaciones por parte de la CNMC (Comisión Nacional del Mercado y la Competencia) que quedaron en diligencias previas porque se vio que España había reaccionado, dado la elevación del coste de la materia prima, mucho mejor que sus vecinos competidores. Lo que sí es cierto es que en los últimos años subía menos el precio en España y bajaba menos, porque nos habíamos dado una estructura con un paquete lácteo de contratos a largo plazo que suavizaban las ondas de precios que vienen directamente del mercado global.

Hoy en día, con la volatilidad de costes, precios y precios internacionales, la duración larga de los contratos se ha reducido por parte del ganadero que tiene expectativas de que pueden aumentar a corto plazo los precios. Y eso ha llevado también a una reacción mucho más fuerte de los precios en España de la leche pagada al ganadero, que a veces no es compatible con la capacidad que tiene el consumidor de consumir productos españoles a ese precio.

Muchas explotaciones ganaderas están muy tocadas y muchas se ven abocadas al cierre. ¿Cómo están las industrias lácteas?

Todos pueden ver las cuentas publicadas por las industrias lácteas. En leche de consumo, la caída de los márgenes ha sido enorme. Y en quesos y otros productos lácteos, empresas pequeñas y medianas han visto la entrada en pérdidas y el cierre de muchas pymes en este año y medio. Si algo ha hecho la industria láctea ha sido absorber una gran parte del aumento de costes.