La invasión rusa de Ucrania puso en jaque el suministro energético de la Unión Europea, no especialmente para España, pero sí para países que compraban gas a Rusia y que tuvieron que buscar fórmulas alternativas para abastecerse. Ahora el mundo está pendiente de otro conflicto, la guerra entre Israel y Hamás, pero las consecuencias económicas son distintas. Las diferencias se explican por esa dependencia del gas ruso, algo que no ocurre con las importaciones israelís y, de momento, tampoco con las de petróleo de los países del Golfo.
El precio del gas ha experimentado subidas puntuales desde el ataque de Hamás, a principios de este mes, pero las cifras están muy alejadas de las que se registraron cuando comenzó la invasión rusa. “La subida de los últimos 15 días no es comparable, estamos hablando de subidas del entorno de los 8 o 10 euros”, explica Diego Rodríguez, investigador de Fedea y responsable del área de Economía Digital y Energía.
Cabe señalar que aunque el gas ha experimentado subidas en el mercado de futuros, el precio por megavatio hora se sitúa alrededor de los 50 euros, mientras que llegó a los 200 euros durante la crisis energética del pasado invierno.
Tras los primeros ataques, la incertidumbre provocó tensiones en los mercados energéticos. Sin embargo, a medida que han ido pasando los días y a la expectativa de cómo evolucione el conflicto, los precios son más moderados.
Ahora, no es solo que la Unión Europea no dependa del gas que vende Israel, sino que además, el conflicto ha estallado en un momento en el que las reservas europeas están en máximos. Ya en agosto de este año, las reservas de los estados miembros alcanzaron el 90%. España tiene una situación todavía más favorable, con las reservas de gas al 97%.
“En estos meses hemos vivido un proceso de cambio de fuente de aprovisionamiento, por lo que la situación, por el momento, es de tranquilidad. Si vivimos un invierno duro quizá haya cierto tensionamiento, pero si es suave, con las reservas en máximos, lo más probable es que veamos caídas en el precio entre el marzo y abril del próximo año”, explica el economista en una conversación con El Independiente.
Impacto de la guerra en el petróleo
En el caso del petróleo, el barril de Brent también experimentó subidas durante los primeros días, pero por el momento se mantiene por debajo de los 100 dólares por barril. Durante la semana pasada escaló a los 91 dólares por barril. El crudo de Texas bajó a los 83,74 dólares este martes.
Los analistas coinciden en que el impacto del conflicto en el mercado del petróleo ha sido “moderado”, aunque puede haber una escalada de los precios “si Estados Unidos o Irán se implican en el conflicto”, sostienen desde Investing.com. “Se habla del riesgo que puede suponer un bloqueo del estrecho de Ormuz, pero es entrar en el terreno de la especulación”, añade el investigador de Fedea.
En el último boletín de la Unión Europea, tanto el diésel como la gasolina registraron descensos en sus precios. El gasóleo bajó un 1,5% hasta los 1,656 euros por litro y la gasolina cayó con más fuerza, un 2,3% hasta los 1,679 euros por litro.
Como publicó este periódico, las consecuencias económicas de la guerra entre Israel y Palestina dependerán de muchos factores. No solo de cuánto dure el conflicto, sino también de qué países tomen partido. Desde Nomura advierten que “cualquier participación directa de Irán deteriorará la situación”, ya que podría suponer más sanciones por parte de Estados Unidos, que a su vez, repercutirían en las exportaciones de crudo que serían más caras.
Los economistas de Bloomberg calculan que el petróleo podría alcanzar los 150 dólares por barril si se llega a un enfrentamiento directo entre Irán e Israel. Además del encarecimiento del petróleo, este escenario conllevaría unas pérdidas de un billón de dólares en todo el mundo y una recesión del 1,7%. Esta caída sería la peor desde 1982 sin contar con el impacto del Covid y con la crisis financiera. El impacto en la economía sería incalculable.
No obstante, los analistas coinciden que aunque la tensión puede aumentar en cualquier momento, la situación es muy distinta a la vivida con Ucrania y, por ello, las consecuencias económicas están siendo, por ahora, más moderadas.
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