No fue en octubre, ni será tampoco en noviembre. Los deseos de la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos en funciones, Nadia Calviño, de conseguir este mes al menos una propuesta de texto legislativo que siente las bases de las nuevas reglas fiscales tendrá que esperar algo más. Los diferentes intereses de Alemania y Francia, que lideran las posturas más estrictas y más flexibles de los Veintisiete, respectivamente, han complicado llegar a un punto en común en este Ecofin, la reunión de ministros de finanzas de la UE que se celebra este jueves.
Pero el tiempo apremia, porque la cláusula de escape que se activó por la pandemia y que permitía gastar por encima de los límites acordados de déficit y deuda expira en enero de 2024 y el texto legal aún se antoja lejano. Los países debatirán mañana el documento propuesto por España, ya que ostenta este semestre la presidencia del Consejo de la Unión, pero puede no ser suficiente.
El tiempo no es ilimitado"
paolo gentiloni, comisario de economía
"El tiempo no es ilimitado y, por tanto, las posiciones de cada país son perfectamente legítimas, pero luego hay un calendario que impone dar pasos adelante mañana y concluir este acuerdo este año", ha advertido este miércoles el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, a su llegada a la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la eurozona (el Eurogrupo).
Calviño se ha mostrado más optimista, asegurando que los ministros en las últimas semanas han mostrado una "actitud constructiva y positiva" y "una disposición muy favorable" a lograr un acuerdo antes de final de año, y que confía en que el encuentro de este jueves "permita seguir avanzando" hacia ese objetivo. "Se trata de dar el empujón final", zanjó.
Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea debatirán este jueves sobre la reforma de las reglas fiscales de la Unión, o gobernanza económica, pero no parece posible que lleguen a un acuerdo hasta diciembre y eso lo retrasa todo. En principio estaba previsto que se presentase un borrador del texto legal en la reunión de octubre, que se celebró en Santiago de Compostela por la presidencia española, que después se retrasó al encuentro de noviembre, ya en Bruselas. Ahora, el debate se centrará en el citado documento, que acerca posturas de los más alejados con la idea de conseguir un acuerdo antes de final año.
Alemania y Francia tensan la negociación
El principal escollo, llegados a este punto, es poner de acuerdo dos posturas aún diferentes en cuanto a cómo abordar las nuevas reglas. Protagonizan el choque Alemania, que junto con otros países ortodoxos busca concretar recortes de déficit y deuda anuales, que no puedan retrasarse, y Francia, al frente de los países que piden flexibilidad en la aplicación de las nuevas normas.
Mientras que Alemania espera dejar claras las sendas de reducción de déficit y deuda que deberá seguir cada país, e imponerlas lo antes posible, Francia defiende que durante los primeros años las inversiones y reformas implementadas en el marco de los planes de recuperación se consideren suficientes para conseguir una primera ampliación del plazo permitido para cumplir los objetivos fiscales, de cuatro años a siete. Este punto a los países defensores de la ortodoxia económica les parece demasiado laxo, porque la mayoría de los estados ya tienen ese trabajo hecho.
También será necesario concretar cómo garantizar que los países que tienen mayores niveles de deudas y déficit los reducen año a año. Hasta ahora, la norma era genérica e igual para todos, pero el nuevo planteamiento de introducir sendas adaptadas al país complica este punto. Por otro lado, los límites de las actuales reglas no han servido de nada, porque las multas nunca se han impuesto ante la difícil tesitura que suponía castigar aún más a los países con graves dificultades. Ahora la idea inicial es que sí se impongan, aunque sean menos severas.
Según la propuesta de abril de la Comisión Europea, continuarán en vigor los límites del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que establecen que los niveles de déficit y deuda de los estados miembros no pueden superar el 3 y el 60%, respectivamente, pero tan solo de fondo, a modo de un último mecanismo de seguridad que en ningún caso puede dejarse de lado o evitarse. Y al mismo tiempo debe existir una regla, de nuevo, común: todos aquellos que sí estén por encima de ese nivel de déficit estarán obligados a reducir ese déficit a un ritmo del 0,5% por año.
Pero la propuesta se centraba en que cada país debería diseñar y presentar planes estableciendo sus objetivos fiscales, las medidas para hacer frente a sus desequilibrios y qué reformas e inversiones serán su prioridad durante un periodo de al menos cuatro años, ampliables a siete. La Comisión evaluaría esos planes y los aprobaría el Consejo. Se trataría de un modelo que funcionaría de forma muy similar al programa de fondos europeos Next Generation, pero siguen existiendo dudas sobre cómo bajar esta idea a tierra.
La siguiente reunión del Ecofin tendrá lugar el 8 diciembre -aunque podrían celebrarse reuniones extraordinarias si fueran necesarias-, y después empezará la negociación con el Parlamento Europeo. Por todo ello, previsiblemente el fin de la discusión no se produzca hasta el año que viene, cuando ya habrá decaído la cláusula de estabilidad.
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