El sistema público de pensiones es uno de los temas más recurrentes por políticos y no políticos. Más concretamente su sostenibilidad, más ahora que se están empezando a jubilar los trabajadores del ‘baby boom’, es decir, la población más numerosa de España. ¿Aguantará la hucha de la pensiones para todas las generaciones? La población sénior mayor de 55 años sí que confía en las pensiones públicas, ya que solo el 24% tiene un plan de pensiones privado.

Este es uno de los resultados del IV Barómetro del consumidor sénior de Fundación Mapfre. Una de las conclusiones que sacan los autores del barómetro es que esta población confía mucho en el actual sistema de pensiones, ya que rechazan la posibilidad de obtener ingresos extraordinarios como podría ser un plan de pensiones. Hay que tener en cuenta que este segmento de población está integrado por 16 millones de personas, por lo que se puede ver mucha diferencia entre edad. Así, los sénior más jóvenes duplican las inversiones en planes de pensiones frente a los más mayores. 

Es decir, solo un 15% de las personas de 71 años y más tiene planes de pensiones. Pero si se baja a cohortes más bajas, ese porcentaje aumenta. De hecho, el 34% de la población de entre 60 y 65 años tiene un plan de pensiones. Iñaki Ortega, consejero del centro de investigación Ageingnomics de la Fundación Mapfre, explica que cuanto más jóvenes más se decantan por estos productos. 

La confianza en el sistema de pensiones también se nota, según los datos del barómetro, en que solo un 19% de esta población desea alargar su vida laboral (un porcentaje que ha aumentado desde el 15% de 2022). Ante esta baja tasa de demora, una vía clave para aliviar la carga del sistema de pensiones, Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics, considera que en España no hay el marco adecuado para facilitar la transición desde la vida laboral al retiro. Para el experto, las fórmulas de jubilación parcial, activa y flexible tienen requisitos disuasorios que no facilitan que los mayores se acojan a estas medidas. A ello hay que añadir que con alguna de esas fórmulas no siempre se cobra la pensión en su totalidad

Además, la mayoría no quiere alargar su vida laboral porque sabe que va a tener unos ingresos gracias a las pensiones públicas, que les va a proporcionar los ingresos necesarios para mantener su nivel de vida actual, ya que, pese a las constantes alertas de escasez de recursos, las pensiones se siguen cobrando y siguen aumentando. De hecho, en 2022 subieron vinculadas al IPC y este año subirán un 3,8%.  En España sólo el 12% de las personas activas de entre 65 y 74 años recurren a la jubilación parcial, en Suecia lo hacen el 33%.

Ahorro y gastos

Más allá de la jubilación, el informe, conforme a datos obtenidos durante 2023, dio a conocer los cambios en el comportamiento de los mayores españoles como consumidores y corroboró algunas tendencias, entre ellas que mantienen una sólida posición económica y que una mayoría cuenta al menos con un ingreso en el hogar, vivienda en propiedad y capacidad de ayudar a su entorno.

También se detecta “cierto pesimismo” en ellos respecto a la escalada de los precios y su impacto en los gastos y el ahorro. En este sentido, el 94,5% de los seniors aseguró haber notado mucho la subida de los precios, fruto de la inflación de la cesta de la compra, y seis de cada diez reconoce que el precio actual de la vivienda y la energía pone en riesgo su calidad de vida.

Los seniors son pesimistas con el futuro económico del país, aunque optimistas con el suyo. A pesar de que la mitad de la población mayor de 55 años se muestra segura con respecto a su situación económica, este porcentaje disminuye en los grupos de seniors más jóvenes (entre los 55 y los 65 años), así como entre los que siguen activos.

Asimismo, el 48,9% solo puede ahorrar un 10% o menos, mientras que el 22% lo hace entre un 11% y un 30%. En este sentido, el porcentaje que consigue ahorrar a final de mes ha aumentado un 6% respecto a 2022, pasando de un 43% a un 49%. En los tres últimos años, esta cifra había sufrido un descenso, pasando de un 56% en 2020, a un 48% en 2021 y un 43% en 2022.

Para 2024, se prevé un incremento del gasto en vivienda, combustible y alimentación, así como una disminución en restauración, ocio, cultura, vestido, calzado, tecnología y artículos para el hogar.

El 58% considera que su situación económica no empeorará a futuro, observándose durante el 2023 un mayor optimismo en este sentido. Ocho de cada diez españoles sénior creen no poder gastar menos en sanidad (85%) ni vivienda (82%) sin ver afectada su calidad de vida. Por el contrario, más del 25% piensa que sí puede hacerlo en restauración, ocio y cultura, tecnología, alimentos y bebidas no alcohólicas.