El Gobierno aprobó este martes, tras semanas de choques internos, su reforma del subsidio de desempleo. Finalmente la norma es un híbrido entre las propuestas de los ministerios de Trabajo y de Economía, que en resumen prevé mejorar la cuantía de la prestación y su cobertura, que sea decreciente y que se pueda compatibilizar con un empleo durante 180 días. También se suprime el mes de espera que hasta ahora tenía que pasar entre el agotamiento de la prestación por desempleo y el cobro de esta, la prestación asistencial.

El visto bueno de los ministros a la nueva norma coincidió con la presentación del último informe de previsiones del Banco de España, por lo que los economistas no pudieron valorar en detalle los cambios que recoge. Pero lo que desde el supervisor tienen claro es que mejorar este subsidio, que apenas reciben 800.000 personas en España, no mejorará por sí solo la tasa de paro del país -como asegura el Ministerio de Nadia Calviño-, y que por tanto no debería reformarse solo una parte de las políticas pasivas de empleo, sino su conjunto, además de las políticas activas de empleo.

Si se plantease una reforma ambiciosa, amplia y estructural en este sentido, desde el Banco aseguran que la tasa de paro podría descender desde el 12% actual hasta el 6,5%, en línea con el resto de grandes potencias europeas. Bajar la tasa de desempleo española, actualmente la más alta de toda la Unión Europea, es en teoría una prioridad del Gobierno y de ello depende buena parte del avance de la actividad del país, puesto que sin más empleo no podrán financiarse otras reformas, como la de las pensiones. Pero por más que sea la prioridad, no hay previstos grandes cambios en los datos de empleo a lo largo de la legislatura. En consecuencia, el supervisor pronostica que en 2025 -el último año al que llega el horizonte del informe- la tasa de paro estará en el 11,3%.

Se necesitan medidas estructurales que tienen que ser ambiciosas y que coordinarse"

Ángel gavilán, banco de españa

"No hay una solución fácil para un problema que la economía española lleva arrastrando durante décadas", adelantaba este martes el director de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán. "Para resolverlo [el problema], se necesitan medidas estructurales que además tienen que ser ambiciosas y tienen que coordinarse. Y es un elemento fundamental la consideración conjunta de las políticas activas y pasivas porque hay que proteger la renta pero generar suficientes incentivos para que los parados vuelvan al mercado de trabajo", argumentó.

Cómo cambiar las políticas activas y las pasivas

Las políticas activas de empleo son aquellas que buscan activamente favorecer la reincorporación del parado al mercado de trabajo, como la formación, las bolsas de trabajo o el envío de ofertas de empleo adecuadas para el perfil del desempleado. En cambio, las políticas pasivas son las que buscan la protección del parado mientras no tiene un puesto de trabajo, como la prestación de desempleo y el subsidio de desempleo que se viene discutiendo en el seno del Gobierno a lo largo de las últimas semanas.

El Banco de España opina que el Gobierno está fallando en ambos frentes: tanto a la hora de proteger a los desempleados, como a la de mejorar su empleabilidad. "Hay margen de mejora en políticas españolas", ha asegurado el director de Estadística. Para muestra, un gráfico incluido en su informe, que muestra que España tiene las prestaciones por desempleo más bajas de toda la UE solo por detrás de Malta, Eslovaquia y Croacia. "El sistema de políticas pasivas tiene en España un grado de cobertura menor que en otros países de nuestro entorno. Por ejemplo, en Alemania un 50% de desempleados tienen prestación por desempleo, frente al 20% de España", ha recordado Gavilán.

España es el cuarto país de la UE que menos gasta en formación para parados

Del lado de la incentivación del empleo, también hay margen de mejora, puesto que España es también el cuarto país de la UE que menos gasta en actividades de formación por detrás de Eslovaquia, Lituania y Letonia. No llega a los 500 euros por desempleado frente a los casi 8.000 de Luxemburgo, 7.000 de Austria o más de 4.000 de Alemania y Finlandia. Es decir, que en otros países del euro se forma mucho más a los desempleados para que puedan mejorar su empleabilidad y salir antes del desempleo.

Por otro lado, Grecia y España son los países que menos requisitos exigen para cobrar una prestación cuando el trabajador está en desempleo. En otros, su percepción está mucho más ligada a mostrar disponibilidad para trabajar, y se acotan más las condiciones en las que puede rechazarse una oferta de empleo, mientras que en España no existe apenas esa condicionalidad, que, de reforzarse, podría incentivar la vuelta al empleo.

La reforma del subsidio de desempleo

Aunque desde el supervisor no han entrado a valorar la reforma que se estaba aprobando al tiempo que tenía lugar su rueda de prensa, sí han aportado algunas pinceladas a cómo debería reformarse el subsidio de desempleo. Las ideas del Banco de España en general parece que validan la reforma de Trabajo, puesto que sus economistas recordaron que existe evidencia clara acerca de considerar cambios en la duración de las prestaciones o en su cuantía o sendas decrecientes, sin que se reduzca el nivel de protección.

"En el informe anual de este año se dice que reduciendo la duración de las prestaciones pero incrementando su cuantía inicial los modelos evidenciaban que los hogares no perdían protección pero volvían antes al mercado de trabajo", ha asegurado Gavilán. Precisamente la reforma del Ministerio ha terminado incorporando una senda descendiente, aunque en total aumenta la cuantía y también los meses en los que se cobra.

También recordaron la importancia de que no se genere un desincentivo de forma mecánica con la vuelta al mercado laboral. En ese sentido, la nueva norma incorpora un periodo de compatibilidad de prestación y empleo de 180 días -muy por encima de los 45 que en un primer momento había propuesto Trabajo-. Pero, de nuevo, sobre todo insistieron en la necesidad de coordinar unas medidas y otras para conseguir una vuelta al empleo más rápida: “No tiene sentido tener cúmulo de políticas que no se hablan entre ellas y se contradicen”. Es lo que a menudo sucede con las prestaciones que buscan proteger al parado y no que vuelva al empleo, como el IMV.