El efectivo goza de buena salud. O por lo menos así lo constatan desde el Banco de España. El 65% de los ciudadanos manifiesta usarlo a diario y el 60% de la población lo considera como su medio de pago principal. Pero lo que más llama la atención es la intención de su uso en un futuro. Al contrario de lo que se puede pensar, un 5,3% de los españoles usará más efectivo en el futuro. La principal razón que esgrimen es la comodidad y la costumbre.
Durante la crisis de la pandemia, el uso del efectivo cayó, por desconocimiento en ese momento y la creencia de que el virus podría contagiarse a través de los billetes y monedas se recomendó el uso de pagos digitales. Comercios y sectores también lo preferían y algunos incluso pronosticaban el fin del uso del efectivo. Pero el tiempo y los datos han demostrado que no es así, que el uso de efectivo se va a mantener e incluso en algunos casos va a aumentar.
El documento del Banco de España Uso y acceso y aceptación del efectivo en España: un análisis a partir del Estudio sobre hábitos en el uso del efectivo de 2023 apunta que los usuarios habituales de efectivo son más propensos a mantener este comportamiento en el tiempo, mientras que aquellos que usan el efectivo como medio de pago alternativo a los medios digitales podrían estar reduciendo el uso del efectivo en favor de estos.
De cara al futuro, es probable que continúe el cambio hacia un mayor uso de medios de pago digitales. En este sentido, el 15% de la población que tiene el efectivo como instrumento de pago más habitual prevé reducir su uso en el próximo año, mientras que el 75% no espera modificar sus hábitos de pago en relación con el efectivo y el 5,3% considera que aumentará su uso.
La intención de reducción de uso del efectivo es más pronunciada entre los usuarios que tienen la tarjeta como medio de pago más habitual. En concreto, el 37% espera disminuir el uso del efectivo, pero un 56% prevé que se mantenga igual que en la actualidad y el 5% pronostica aumentarlo. La intención de cambio hacia una mayor utilización de medios de pago digitales es ligeramente superior entre los jóvenes mayores de 24 años y en la población de mediana edad.
Por lo tanto, la percepción de los consumidores sobre su comportamiento de pago pasado y esperado señala una cierta voluntad de cambiar sus hábitos de pago hacia medios más digitales, si bien sería un cambio de intensidad moderada.
Un 77% de los consumidores que utilizan el efectivo como medio de pago más habitual no habrían variado su uso en el último año, mientras que el 9% lo habría incrementado y casi el 14% lo habría reducido. Por su parte, entre los usuarios habituales de medios de pago digitales, en concreto, de tarjetas, el 39% habría mantenido su uso del efectivo estable en el último año, el 7,2% lo habría aumentado y el 52% lo habría reducido. Los principales motivos para reducir el uso del efectivo en ambos grupos de consumidores son, en primer lugar, la existencia de una mayor facilidad para pagar con medios digitales (72%) y, en segundo lugar, la menor disponibilidad de cajeros y oficinas bancarias para retirar efectivo (19,4%).
Con todos estos datos, una de las conclusiones de los autores del documento es que pese a la importancia actual del efectivo, “las expectativas de los consumidores parecen indicar un desplazamiento moderado en favor de los medios de pago digitales, propiciado principalmente por aquellos usuarios que, a día de hoy, ya priman el uso de medios digitales sobre el efectivo en sus compras cotidianas”.
Y es que el uso del efectivo está vinculado al grado de accesibilidad. El Banco de España apunta que en la actualidad, el efectivo continuaría siendo accesible, con relativa facilidad, para la mayor parte de la población. No obstante, un incremento en el coste y/o en la distancia que hay que recorrer para poder disponer de este medio de pago podría llegar a desincentivar su uso. Así, por ejemplo, “se detecta que la distancia promedio al punto de acceso al efectivo es menor para aquellos ciudadanos que manifiestan que este es su medio de pago más habitual”. El grado de aceptación es otro factor fundamental para poder utilizar el efectivo y, en la actualidad, este medio de pago sigue siendo ampliamente aceptado en los comercios físicos.
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