Tuvieron que llegar los últimos compases del 2023 para que el auge del precio del aceite de oliva en origen comenzase a dar un respiro. La escalada acumulada durante el año convirtió al llamado 'oro líquido' en uno de los iconos de la espiral inflacionista. Los supermercados decidieron instalar alarmas antirrobo en las botellas y garrafas del producto 'marca España' por excelencia. Las almazaras, donde se almacena la materia prima, fueron objeto de los ladrones.
Y una subida tan fuerte del precio desató las sospechas sobre los márgenes que consiguen los eslabones de la cadena. Los diferentes actores señalan a las altas temperaturas y la falta de agua por la sequía, así como al propio funcionamiento del mercado del aceite como los factores que explican por qué se llegó a niveles de precios nunca vistos.
No en vano, la campaña 2022-2023 cerró con la mitad de cosecha que en el ejercicio anterior. Y el precio en origen fue creciendo poco a poco, a medida que las existencias almacenadas iban menguando. Las asociaciones de consumidores denunciaron que se podrían estar dando prácticas especulativas, aunque desde la industria envasadora afirman que el funcionamiento ha sido el habitual del mercado; el mismo que en época de abundancia. Defienden que se cumple la Ley de la Cadena para que los precios de venta nunca sean inferiores a los precios reales de compra a los olivareros.
El consumo, al igual que las exportaciones, se han reducido notablemente. La botella de 'virgen extra' llegó a superar los 14 euros en algunas marcas de fabricante. Y las grandes ganadoras fueron las marcas de distribuidor, con importes sensiblemente más bajos. Las conocidas como 'marcas blancas' suponen más de la mitad de las ventas de la categoría.
Los agricultores esperan que el cielo dé por fin un respiro al olivar. La previsión ofrecida por el Ministerio de Agricultura estima una producción de en torno a 765.300 toneladas para la campaña 2023/2024, que arrancó el 1 de octubre. La cifra mejora en un 15% a la del año pasado, pero aún es un 34% inferior a la media de los últimos cuatro años.
Aún es una incógnita cuándo los consumidores notarán un alivio en sus bolsillos. La estabilización de precios podría no llegar hasta el final del primer semestre de 2024. La mejora de expectativas de producción está favoreciendo, eso sí, negociaciones de precios más flexibles en origen. La cuestión es cuándo se trasladará a los lineales del país líder mundial en producción.
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