Las mujeres jóvenes están más preocupadas por la crisis climática de lo que lo están los hombres jóvenes. La generación Z ha liderado y ha puesto en el centro del debate social que las políticas verdes no son suficientes y que los líderes políticos tienen que esforzarse más y dedicar más recursos a la transición ecológica. En este escenario, hay varias brechas por cerrar: la de los países ricos frente a los pobres y también la de las consecuencias que sufren las mujeres y las que perjudican a los hombres. No obstante, el mayor interés femenino por cuidar el planeta podría ser un paso para cerrar la brecha de género.
Esta es una de las conclusiones del informe Transición energética e igualdad de género: oportunidades para la juventud española, un documento pionero en nuestro país elaborado por la Fundación Cepsa y la IE Foundation, que recoge las respuestas de 2.400 jóvenes. La principal diferencia entre las y los jóvenes aparece en la concienciación climática. El 74% de las encuestadas afirma tener esa preocupación, en el caso de los chicos, es del 70%, una diferencia que las investigadoras consideran muy relevante.
Sin embargo, pese a esa conciencia, hay cierto desconocimiento sobre el impacto diferencial que la crisis climática tiene sobre hombres y mujeres. En parte, porque la investigación que conecta la igualdad de género y la transición ecológica se ha centrado tradicionalmente en países en vías de desarrollo, en entornos rurales o en zonas vulnerables a la migración climática. El motivo es que “en estos contextos, los cambios en la temperatura y las estaciones implican importantes diferencias en la manera de vivir de sus habitantes incluso generando la llamada migración climática”. Y esto, a su vez, “sucede en zonas donde las mujeres y las niñas se ven considerablemente afectadas por estos cambios“.
El impacto que tiene en las niñas y en las mujeres el cambio climático y cómo les afecta es bien conocido"
“Ellas son las responsables de la recogida de agua, de la recolección de alimentos y de las tierras menos fértiles. En estos casos, el impacto que tiene en las niñas y en las mujeres el cambio climático y cómo les afecta es bien conocido”, indica el documento. En cambio, como recuerdan las profesoras del IE, Custodia Cabanas y Patricia Gabaldón, “en sociedades desarrolladas no es tan obvio el impacto”. “En países más desarrollados, como en el caso español, estas diferencias no son tan obvias a priori, y, por tanto, la población tiende a conocer menos el impacto diferencial del cambio climático sobre niños, niñas, hombres y mujeres”, recoge el documento.
Cerrar la brecha impulsando la transición ecológica
Las diferencias no solo aparecen del lado de las consecuencias de la crisis climática, sino que recoge oportunidades para cerrar la brecha de género a través de la transición ecológica. El informe cita ejemplos en los que la transición ha favorecido al “empoderamiento público y privado de las mujeres mediante mejoras en sus condiciones de vida”.
“En los países que están adoptando fuentes de energía modernas, se observa un aumento de mujeres asumiendo roles de liderazgo, mientras que en aquellos que ya han implementado estas fuentes durante mucho tiempo, la mayoría de los líderes siguen siendo hombres”, comenta Beatrice Grace Aluoch Obado, profesora de relaciones internacionales y de desarrollo sostenible en IE University.
Además, apostar por formas de energía que tienen un menor coste, “dado que la pobreza tiene una mayor incidencia en la población femenina [...] ayudarían a una representatividad más equitativa, democratizando su uso a toda la población”.
Las expertas también apuntan que “la transición energética puede ser la puerta de entrada a las carreras STEM (Ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) para las mujeres”. Las profesoras señalan que la mayor concienciación de las mujeres sobre la crisis climática puede contribuir a un mayor interés por su parte en desarrollar carreras técnicas que las involucren en las políticas medioambientales en el futuro.
De hecho, el estudio muestra que el 52% de las encuestadas querría tener un papel más activo y participativo en los procesos de formulación de las políticas climáticas o las medidas contra el cambio climático. En cambio, al ser preguntadas sobre si se ven trabajando en temas medioambientales relacionados con las energías en el futuro, un 41% responde que no.
Las investigadoras subrayan lo mismo que la mayoría de estudios sobre la representación femenina en sectores científico-técnicos: “El bajo número de mujeres que trabajan en estos ámbitos desincentiva que elijan formación o roles laborales asociados a disciplinas STEM”. La falta de referentes es una de las causas del desinterés en estas profesiones. Sin embargo, el informe considera que “el sector energético, y más específicamente, el sector de las energías renovables, puede convertirse en un polo de atracción del talento femenino”.
“Las carreras dentro del sector energético son intensivas en conocimiento técnico, pero también en ecología, finanzas, o economía”, apunta el informe. “Esto indica que el sistema educativo debe esforzarse proactivamente para alimentar la curiosidad de los estudiantes y equiparlos con las habilidades necesarias para seguir carreras en estos campos”, concluye.
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