El Ibex terminó 2023 de la mejor manera posible. El índice español subió un 22,76% durante el año pasado y finalizó en los 10.102 puntos. Inditex y los bancos fueron, sin duda, los grandes impulsores del mejor ejercicio bursátil desde 2009, cuando el Ibex subió casi un 30%. Además, este rally de 2023 contrasta con la caída de algo más del 5% que sufrió en 2022 por la guerra en Ucrania y la subida de tipos. Pero ¿qué va a pasar este 2024?

Este martes fue la primera sesión bursátil del año y el selectivo español volvió a subir. En la primera jornada de 2024, el Ibex se elevó un 0,79%. Para el Instituto Español de Analistas, esa euforia en los mercados se está produciendo por la idea de que los bancos centrales han concluido el periodo de restricción monetaria, por una inflación en claro retroceso desde sus máximos y por el efecto de que la economía ha resistido mejor de lo esperado. Además, las expectativas del mercado auguran para 2024 una desaceleración que, en cualquier caso, no sería brusca y se traduciría en un aterrizaje suave de la economía.

Por su parte, los expertos de Bankinter apuntan que el rally que ha vivido el mercado en el último trimestre de 2023 puede derivar en una fase de ajuste en 2024, tras un arranque de año “probablemente bueno”. Así, explican que las valoraciones de bolsas y bonos están justificadas y ofrecen potenciales suficientemente atractivos. Pero es probable que a principios de 2024 se desarrolle una fase de consolidación, ritmo lento y reajuste. Además, señalan que habrá un contexto simultáneamente “favorable” a bolsas y bonos, iniciado en 2023 y por primera vez así, para ambas clases de activos, desde hace más de 10 años. “Y esto se debe no solo a las esperadas bajadas de tipos, sino también (y de forma más fiable) a la expansión de los resultados empresariales”, aseguran. Con todo, consideran que 2024 no será fácil de gestionar porque generará frustraciones al combinar periodos de erraticidad con otros de estancamiento y avances ocasionales.

Para Víctor Alvargonzález, director de estrategia de la firma de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance, 2024 será un año volátil, sobre todo por las citas electorales que hay. En primer lugar las estadounidenses, aunque se celebrarán en noviembre, pero la posibilidad de que se vuelva a presentar Donald Trump y que gane de nuevo tiene más peso que nunca. El experto explica que las bolsas bajan cuando hay más “papel” (acciones) que dinero. Y suben cuando entra dinero y supera la oferta de “papel”. “Y no hay ningún proveedor de dinero como la Fed, aunque sea de forma indirecta. Si las bolsas fueran un motor, los bancos centrales serían el mayor surtidor de gasolina posible”, puntualiza.

Sobre los tipos de interés, Alvagonzález señala que evidentemente la Reserva Federal y el Banco Central Europeo siguen mandando mensajes para asustar al mercado de bonos y que las condiciones crediticias no se relajen demasiado ni demasiado rápido. Pero saben mejor que nadie que, si la inflación sigue bajando, no podrán mantener estos tipos de interés mucho tiempo. “Puede que no los bajen mucho, pero los mercados son muy agradecidos: les basta que bajen un poco para animarse mucho”, puntualiza.

Sobre en qué invertir en este año, Pedro del Pozo, director de Inversiones Financieras de Mutualidad, destaca también que a la hora de ponerse hay que tener en cuenta la normalización de los tipos de interés: “Será muy importante determinar cómo de intenso será el proceso de normalización de los tipos, pero la damos por hecha”. A su juicio, esto hace más interesantes para invertir “sectores más beneficiados por las bajadas de tipos: por ejemplo, el tecnológico, especialmente en EEUU. Aunque se moderen, los tipos seguirán altos “lo que sitúa también a los bancos como un sector a tener muy presente”, junto con “toda inversión destinada a sostenibilidad”.

En su opinión, desde el punto de vista macroeconómico el crecimiento quitará a la inflación su trono como principal incógnita: “El crecimiento será muy importante para determinar cómo podrían evolucionar los resultados empresariales”, afirma Del Pozo, “si es posible que estemos ante un aterrizaje suave de la economía, como suele decir la Reserva Federal, el año de bolsas podría ser positivo; pero si la ralentización económica fuera más severa de lo previsto, la renta variable podría verse seriamente afectada”. La situación geopolítica, incluida la celebración de elecciones presidenciales en EEUU, seguirá acaparando buena parte de la atención de los mercados financieros. 

Ante esta situación, el directivo aboga por cierta “sobreponderación” de la renta fija frente a la variable: “En un primer momento, la renta fija sería lo más recomendable tanto por su atractiva rentabilidad actual como por la previsible mejora de la valoración que debería actuar sobre ella al normalizarse los tipos, si bien no es descartable algún movimiento de vuelta a corto plazo, después del rally en el que se han sumergido los bonos desde noviembre”. No obstante, las bolsas deberían verse beneficiadas en el multiplicador por los tipos más bajos, si bien “la incertidumbre con el crecimiento impone una mayor incógnita en cuanto a evolución de las acciones, por la parte del beneficio empresarial, por lo que una dosis de prudencia sería recomendable”.

Para este 2024, recomienda “renta fija, especialmente entre 1 y 5 años, que son los tramos más tensionados actualmente”, añade. Los tramos largos deberían beneficiarse, pero aquí el perfil temporal y la capacidad del inversor para “comprar y mantener” es muy relevante. “Dentro de la renta fija recomendamos acudir a la máxima calidad crediticia posible en bonos privados, o bien a deuda pública directamente, incluyendo las letras de tesoro”, concluye el experto, que recomienda estos mismos criterios para el caso de invertir de manera indirecta: “Los fondos de renta fija pueden ser una buena alternativa”.