Grifols logró este jueves justo el efecto contrario al pretendido. La compañía catalana convocó una conferencia con analistas e inversores para tratar de calmar las aguas tras el informe de la casa de análisis Gotham que le acusa de manipular sus estados contables.

Cuatro responsables de la empresa se pusieron frente al mercado para negar las acusaciones y tratar de justificar unas prácticas que han sido cuestionadas. Bajo lupa está la relación de la patrimonial holandesa Scranton -un vehículo que controla el 8,6 % de Grifols- con la multinacional y dos operaciones realizadas en 2018 entre ambas sociedades.

Tras el primer batacazo bursátil del martes y el respiro del miércoles, la sesión de este jueves comenzaba con caídas de apenas un 1,78%. Pero una vez finalizó el cónclave con los inversores -donde no se se admitían preguntas de la prensa- los títulos caían ya más de un 12% hasta cerrar la sesión con un desplome del 16,17%, por debajo de los 10 euros.

La crisis bursátil del gigante catalán de los derivados sanguíneos ha supuesto un tijeretazo millonario en el valor de una compañía altamente endeudada que anunció acciones legales contra el fondo bajista estadounidense por los daños causados a su reputación con un informe que se esfuerza por desmontar, pero sin demasiada concreción.

Entre tanto, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que en otras ocasiones se ha puesto de perfil, habría dado un ultimátum de diez días a la compañía catalana para que aclare la relación con Scranton. El presidente de la empresa se ha limitado a señalar que no se trata del family office de la familia fundadora, ya que solo tres de sus 22 inversores pertenecen a la misma y poseen "menos del 20 %" del vehículo.

También ha señalado que las "colaboraciones" de Scranton con Grifols se limitan al alquiler de los servicios centrales de la multinacional, pues el primero posee de 60 centros de plasma que suministran de este material a la compañía.

¿Conflicto de intereses?

La clave está en saber el conflicto de intereses que puede existir entre los propios miembros del clan Grífols y los inversores minoritarios. Gotham acusa a la multinacional de consolidar los resultados de dos empresas -Biotest y Haema- de las que no posee ninguna acción porque fueron vendidas en 2018 al vehículo de inversión.

La contribución al beneficio bruto de explotación de las dos compañías lo ha cifrado el responsable financiero Alfredo Arroyo en 30 millones, y ha asegurado que apenas supone un 2 % del beneficio operativo global.

La compañía defiende tener el control de ambas sociedades sobre las que mantiene una opción de compra que no tiene previsto ejecutar. Y, además, se escuda en que todas las operaciones han sido comunicadas en tiempo y forma al mercado así como que cuentan con el aval de la auditoría realizada por KPMG. A partir de 2024, tal y como estaba previsto, será Deloitte quien se haga cargo de estudiar las cuentas.

Existe división entre las casas de análisis que siguen a la compañía. Además, la gestora Panza Capital afirmaba este jueves que el informe de Gotham sobre Grifols ponía de manifiesto un problema de gobernanza de la compañía cuando los tipos de interés elevados penalizan a las empresas con fuerte endeudamiento (9.400 millones al cierre del tercer trimestre de 2023).

Precisamente, la práctica contable podría buscar reducir la ratio de endeudamiento (deuda financiera neta/ebitda) para conseguir unos intereses más bajos y no verse estrangulada a la hora de refinanciar su deuda.

Por otro lado, la dirección de la empresa ha asegurado que "no está en riesgo" la operación de venta a la china Haier Group Corporation del 20% de Shanghai Raas por unos 1.600 millones de euros. La transacción podría quedar cerrada en la primera parte de este 2024.

El presidente de Grifols, Thomas Glanzmann, ha asegurado que tratarán de responder al regulador que preside Rodrigo Buenaventura "lo antes posible". Mientras tanto, las dudas seguirán en el mercado afectando a la cotización y al valor de un gigante que es el tercer proveedor mundial en su segmento.