Los vinos blancos, espumosos, y que, según los expertos, son más fáciles de beber están conquistando las mesas de todo el mundo. Esto no es un problema para el sector, en principio, pero sí obliga a replantear las estrategias de vinos clásicos y tintos, que están viendo como sus exportaciones y su consumo caen. Así lo muestran los últimos datos del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEVM), que cifran en 70 millones de euros el descenso en las ventas en los once primeros meses de 2023.
Los datos de exportaciones de vino preocupan al Ministerio de Agricultura. El ministro Luis Planas lamentó este martes en Bruselas el “decrecimiento significativo” del valor y el volumen de las ventas vitivinícolas a otros países. Según el OEVM, el descenso es del 2,5% en tasa interanual en términos de valor y en 3,3%, en términos de volumen.
No obstante, las cifras no son iguales para todos los tipos de vino. Los cambios en el consumo salvan de las caídas a los vinos blancos y espumosos, en detrimento de los tintos, algo que “pone en tela de juicio el funcionamiento del sector”, señaló el titular de Agricultura. Rafael del Rey, director del OEVM, responde a este periódico que el crecimiento de los blancos frente a los tintos no es malo como tal, “es una tendencia mundial que se viene dando desde hace años y que, si la seguimos y somos capaces de adaptarnos a ella, como están haciendo muchas bodegas españolas, es una gran oportunidad”.
El informe anual de la Organización Internacional de la Viña y el Vino de 2023 constataba que la demanda del vino blanco ha crecido “impulsada por tres mercados importantes para los vinos espumosos: Estados Unidos, Alemania y Reino Unido”. En cambio, señala que la demanda del vino tinto lleva en decrecimiento veinte años, principalmente “en grandes mercados europeos - notablemente en Alemania, Francia, Italia y España”.
Con los últimos datos disponibles, se observa que las exportaciones de vinos tranquilos envasados caen un 3,3% en tasa interanual en términos de valor, hasta los 1.600 millones de euros. Los caldos con denominación de origen tintos y rosados ven decrecer sus exportaciones un 6,5%, frente al leve crecimiento, del 0,8%, en el caso de los blancos con DOP. Lo mismo ocurre con los de indicación geográfica protegida, las exportaciones de este tipo de vino en el caso de los tintos cae un 13,3,%, pero los blancos de las mismas categorías se venden un 9% más, en términos económicos.
En el mismo periodo, las ventas al extranjero de vino espumoso caen un 1,4% hasta los 457 millones de euros, la caída la protagoniza la DOP Cava y se salvan, con un crecimiento del 0,5%, el resto de espumosos españoles. Además, el precio medio de estos caldos crece un 3,5%, en línea con el incremento del coste de los vinos envasados, del 3,8%.
*Las cifras en el caso del espumoso corresponden a la evolución de la DOP Cava y otros espumosos
Del Rey explica que “el estancamiento global (de las ventas de vino) es notable en España como en el mundo entero. Pero seguimos viendo la buena marcha de los vinos blancos, los vinos varietales como gran oportunidad reciente para España y un fuerte crecimiento en el Bag in box (BiB)”. “La buena noticia es que hay distintos tipos de vino que van muy bien. El reto es seguir de cerca las tendencias de mercado para adaptarse a ellas lo antes posible. Y lo que también sabemos y es muy bueno es que muchas de nuestras bodegas tienen ya carteras de productos amplias y diferenciadas, con las que hacer frente a esos mercados cambiantes”, apunta.
Entre enero y noviembre de 2023, las bodegas españolas vendieron al extranjero 1.879 millones de litros de vino, por valor de 2.691 millones de euros. Estas cifras muestran el estancamiento del que habla Del Rey. En 2020, se exportaron 1.849 millones de litros, por valor de 2.416 millones de euros. Cuatro años antes, en 2016, las cifras no oscilaban demasiado, 2.059 millones de litros, por valor de 2.422 millones de euros.
Un cambio global
“El consumo mundial y, por lo tanto, el comercio, no está creciendo al ritmo que esperábamos tras la pandemia. El mercado de EEUU está a la baja desde hace unos meses y China viene cayendo ya desde hace cinco años, antes incluso de la pandemia”, señala el responsable del OEVM.
Los consumidores en el mundo están cambiando y hay nuevas generaciones de jóvenes y de mujeres en especial, buscando nuevos vinos.
Es claro que el descenso en el consumo de vino y el movimiento hacia caldos más frescos no es único en España, por ello, el ministro comentó que está en contacto con sus homólogos francés e italiano. “Quien parece estar sufriendo más es Francia. Cuando alguna de sus denominaciones de origen más clásicas de vinos tintos como Burdeos se ve obligada a pedir una destilación de crisis y solicitar un arranque subvencionado de viñedos es que las ventas no les van bien. Ver lo que les está pasando y poner el remedio antes de que pueda pasarnos a nosotros es importante”, añade Del Rey.
Ante estos cambios de consumo, el sector busca oportunidades en mercados en los que los vinos españoles siguen llenando copas. “América Latina, con México, República Dominicana, Colombia y Brasil a la cabeza, así como algunos países en África, suponen grandes oportunidades que muchas de nuestras bodega están aprovechando. Lo fundamental es ampliar nuestra red de comercialización para poder hacer frente a esas nuevas oportunidades de venta de vinos”, concluye el experto.
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