La descarbonización del transporte pesado es esencial para impulsar la movilidad sostenible. Por tierra, mar y aire, millones de mercancías y pasajeros son desplazados diariamente por el mundo, lo que convierte a barcos, aviones, camiones y trenes en notables fuentes de emisión de dióxido de carbono. Si hablamos del sector marítimo en concreto, supone el 3% de las emisiones de gases de efecto invernadero globales y, aunque eclipsado por la movilidad aérea y terrestre de pasajeros, la realidad es que a través del mar se distribuye el 90% de todas las mercancías del mundo.

La Organización Marítima Internacional se propone reducir a cero las emisiones netas de efecto invernadero en 2050

Para descarbonizar este sector la Organización Marítima Internacional (OMI) se propone reducir a cero las emisiones netas de efecto invernadero en 2050. Lograr la neutralidad climática en ese año es una misión compartida por la Unión Europea, que ha planteado un paquete de medidas llamado ‘Fit for 55’, destinado a disminuir las emisiones de efecto invernadero  en las próximas décadas. Dentro de este plan se incluye la iniciativa “FuelEU Maritime”, que persigue reducir la intensidad de emisión de gases de efecto invernadero en el transporte marítimo un 2 % en 2025, un 6 % en 2030 y un 80 % en 2050, comparado con los niveles de 2020, mediante el uso de combustibles renovables y medidas de eficiencia energética.

Importancia de los biocombustibles de segunda generación

Para cumplir con estos objetivos, la descarbonización del transporte marítimo pasa necesariamente por el uso de biocombustibles, que se posicionan como la alternativa más viable y que mejores resultados está ofreciendo. Estos combustibles de procedencia orgánica pueden llegar a alcanzar unos niveles de emisiones netas de CO2 en todo su ciclo de vida de hasta un 90 % inferiores a los de los combustibles fósiles tradicionales, además de ser perfectamente compatibles con los motores empleados por los barcos actuales, lo que hace que puedan utilizarse desde ya. Esto hace que los biocombustibles constituyan hoy en día una opción real para impulsar la descarbonización de un sector tan esencial como el marítimo.

En agosto de 2023 Cepsa logró por primera vez que embarcaciones de pasajeros cruzaran el Estrecho de Gibraltar impulsados por biocombustibles 2G, procedentes de residuos agrícolas.

Cepsa navega ya hacia la descarbonización del sector marítimo

En el contexto actual, la transición energética exige un transporte marítimo responsable con el medio ambiente y compañías como Cepsa ha cogido el testigo. La energética está dando pasos en firme para contribuir a la descarbonización de sus clientes de este sector y ya cuenta con la capacidad para suministrar a través de barcos mezclas de biocombustibles con combustible convencional en los puertos de Barcelona y el área del estrecho de Gibraltar, además de por camión cisterna en más de 60 puertos de España. Por ejemplo, el pasado mes de agosto se realizaron 84 viajes en ferri con biocombustibles de segunda generación, procedentes de residuos agrícolas, para cruzar el Estrecho. La experiencia fue pionera, ya que se trataba de la primera vez que barcos de pasajeros utilizaban este tipo de combustibles sostenibles en España. Los ferris zarparon desde el Puerto de Algeciras con un 15 % de diésel renovable en sus depósitos, producido en el Parque Energético de Cepsa en San Roque.

Tanto la industria naviera como el sector energético están impulsando alianzas y redoblando esfuerzos para reducir la huella de carbono de las flotas

Precisamente teniendo en cuenta que el transporte por mar y el cuidado del medioambiente pueden avanzar juntos, tanto la industria naviera como el sector energético están impulsando alianzas y redoblando esfuerzos para reducir la huella de carbono de las flotas. Para contribuir a ello, es clave comenzar por la producción. En este sentido, dentro del marco de su estrategia Positive Motion, Cepsa se ha marcado como objetivo liderar la fabricación de biocombustibles en España y Portugal: la energética estima, para 2030, contar con una capacidad de producción anual de 2,5 millones de toneladas de biocombustibles.

Una ruta ambiciosa en la que la energética ya avanza con decisión. Muestra de ello es el anuncio el pasado abril de la construcción, junto a Bio-Oils, de la mayor planta de biocombustibles de segunda generación del sur de Europa, que contará con una capacidad de producción flexible de 500.000 toneladas de SAF y diésel renovable, destinados a la descarbonización del transporte pesado.

Para lograr esa producción a gran escala, Cepsa también trabaja en el desafío que supone el acceso a la materia prima para fabricar estos combustibles renovables. Para ello recurre a distintos proveedores y apuesta por la investigación de distintos recursos que puedan complementar las fuentes de suministro. En este sentido, ha firmado un acuerdo con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para estudiar la viabilidad de plantar cultivos energéticos de cobertura en diferentes zonas rurales de España y otro con el Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) para desarrollar biocombustibles a partir de microalgas. También colabora con Cooperativas Agro-alimentarias de España, organización que agrupa a más de 3600 cooperativas agrarias y más de un millón de socios, agricultores y ganaderos, para investigar si la biomasa residual generada por diferentes industrias, como la oleícola, olivarera, vitivinícola o ganadera, puede transformarse en materia prima para producir estos combustibles renovables.

Proyectos en firme que ilustran la importancia de la colaboración, la investigación y la innovación para impulsar una transición energética real. La industria marítima aspira a ser más respetuosa con el medioambiente y, hasta que alternativas como los combustibles sintéticos, como el amoniaco o el metanol, se desarrollen, los biocombustibles se presentan como la mejor opción para acelerar la descarbonización del sector.