El sorprendente dato de PIB del cuarto trimestre de 2023 obligará a revisar al alza las previsiones macroeconómicas de los diferentes organismos. La economía española creció un inesperado 0,6% en los últimos tres meses del año, el doble de lo que en un principio se había registrado para los meses de verano, y ese impulso final, junto a una revisión de los datos de los trimestres anteriores situó el avance para el conjunto de 2023 en el 2,5%, muy por encima de lo que a principio de año esperaban los expertos.

Según el panel de Funcas de enero de 2023, los economistas entonces esperaban que el PIB español creciese como máximo un 2% y como mínimo un 0,8%. La cifra de consenso era un 1,3%, es decir, prácticamente la mitad de lo que finalmente se ha registrado. Incluso la previsión del Gobierno (2,4%) ha resultado ser inferior a la cifra final, lo que para dicho Ejecutivo es señal de que sus pronósticos eran prudentes y estaban bien calculados. Por otro lado, estima que los datos son buenas noticias sobre todo porque sitúan a España en un punto de partida ventajoso para este ejercicio, cuando esperan poder crecer un 2%, algo que ahora parece más que factible. El resto de grandes analistas esperaban, antes de conocerse estos datos, entre un 1,4 y un 1,7%, pero no más.  

La buena noticia es que la economía patria viene mostrando una fortaleza del todo imprevista en un contexto de fuerte inflación, endurecimiento de las condiciones financieras y complicaciones a nivel internacional que han empujado a Europa al borde de la recesión. El empleo se ha mantenido fuerte, aunque no era para nada lo normal en este país, y por tanto el consumo ha impulsado la actividad. De su lado, las exportaciones también han crecido con fuerza, lo que supone un importante giro en el modelo productivo español.

Sin embargo, estas luces esconden algunas sombras.

El consumo público tiró del crecimiento

El consumo de los hogares venía sosteniendo el crecimiento de la economía española a lo largo del último año, pese a las subidas de tipos de interés y por tanto, pese al encarecimiento del crédito. Pero a final de año ha sufrido una fuerte desaceleración que lo ha llevado a verse sustituido por el consumo público, elemento que ha aportado más del doble que el privado este trimestre, en tasa intertrimestral (+0,3 frente a +1,4%). 

Sin embargo, ese aumento del gasto del Estado debe empezar a bajar los próximos trimestres por la reactivación de las reglas fiscales europeas, lo que lleva a dudar sobre cómo se sostendrá el crecimiento en un momento en el que los hogares se verán aún más afectados por las subidas de tipos. De hecho, el propio Banco de España advertía en su último informe de que el menor dinamismo del gasto de las familias españolas podría continuar en los próximos trimestres, en parte por el menor soporte que estas esperan tener en el futuro con respecto al crédito al consumo.

La inversión empresarial

La inversión empresarial ha sufrido una importante caída este trimestre. La formación bruta de capital fijo ha caído un 2% intertrimestral, sobre todo a raíz de la caída de la inversión en maquinaria, bienes de equipo y armamento (-5,2%), pero también por la caída de la inversión en vivienda y otros edificios (-0,7%). Asimismo, la inversión en productos de propiedad intelectual o activos inmateriales se desplomó (-1,2%), puesto que a las empresas también les afectan las subidas de tipos de interés, la incertidumbre y el contexto internacional.

La propia patronal de empresarios CEOE ha explicado que estos datos suponen un problema porque la inversión empresarial es “la única variable de la demanda interna que no ha recuperado los niveles previos a la crisis del COVID-19, tanto en construcción como en bienes de equipos”. También consideran preocupante que el consumo privado esté en los mismos niveles que a finales de 2019. 

Productividad

La productividad es el gran caballo de batalla de nuestro tiempo -aunque con matices, puesto que ha mejorado a lo largo de los últimos años pese a que sigue lejos de la media europea-. En este trimestre, ha caído la productividad por hora efectivamente trabajada, un 0,1% interanual frente al crecimiento del 0,4% del trimestre precedente. También la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo se contrajo un 0,1% interanual, moderando la caída del trimestre anterior (-1,7%). En consecuencia, el incremento más intenso del empleo frente al PIB da lugar a que la productividad por ocupado se reduzca por tercer trimestre consecutivo, con una caída del 1,8% en términos interanuales.