En 2021, el Gobierno equiparó los permisos de paternidad y maternidad en España hasta las 16 semanas por progenitor, lo que situó al país como pionero en la materia a nivel mundial. Desde entonces la brecha de género se ha reducido, puesto que las madres reducen en menor medida su jornada laboral, pero solo de forma muy leve, ya que ellas continúan tomándose la inmensa mayoría de las excedencias. Estas son algunas de las conclusiones de un estudio publicado por el centro de investigación Iseak, elaborado por los economistas Lucía Gorjón e Imanol Lizarraga.
Es decir, que aunque la equiparación de los permisos de paternidad y maternidad trata de reducir las diferentes brechas y alcanzar un equilibrio más igualitario entre los dos miembros de la pareja, los resultados que se observan -basados la en Muestra Continua de Vidas Laborales del INE, con información hasta diciembre de 2022- son dispares y todo apunta a que son necesarios otros esfuerzos para conseguir que las diferencias salariales -lo que se conoce como brecha de género- ligadas a la tenencia de hijos desaparezcan.
Las razones que sustentan el efecto modesto de la reducción de la brecha de género que ha tenido la medida son principalmente tres. En primer lugar, las madres continúan abandonando sus puestos de trabajo más que los padres para cuidar de sus hijos; en segundo, son ellas quienes más reducen su jornada para conseguir compatibilizar vida laboral y familiar, y por último, las excedencias continúan recayendo casi en su totalidad en ellas. La consecuencia, en la que no ahonda este estudio pero sí muchos otros, son importantes diferencias salariales entre ambos miembros de la pareja, lo que repercutirá en su nivel de vida futuro y en su pensión pública, ligada a las cotizaciones que el trabajador aporta a la Seguridad Social.
Los tres factores clave
Según el policy brief de Iseak, con la extensión de los permisos de paternidad de las 12 a las 16 semanas se ha reducido la probabilidad de encontrar a uno de ellos trabajando tanto seis como doce meses después del nacimiento del bebé. En concreto, ha bajado en un 4 y un 3%, respectivamente. Es una buena noticia desde el punto de vista del reparto de los cuidados, pero no del de la brecha de género, puesto que las mujeres también han abandonando sus empleos más que antes de la reforma, lo que puede sugerir que se ha forjado un mayor vínculo familiar.
En lo relativo a la reducción de jornada, la igualación de permisos no tuvo efectos para los hombres, que siguieron sin tomar esta opción (la variación es del 0%). Del lado de las excedencias, los datos son sangrantes: un 15% de las madres hacen uso de este derecho, frente al 1% de los padres, y el estudio es claro: la reforma no ha alterado esta desigualdad, pese a que el cambio legal podría haber llevado a que un mayor número de padres lo utilizasen.
Guardería gratuita y una prestación universal
De cara al cierre definitivo de la brecha de género, la investigación aporta algunas soluciones desde el punto de vista de las políticas públicas, pero con impacto en la vida laboral de las perjudicadas. "Dados los limitados resultados de esta necesaria pero no suficiente reforma, otras medidas, como la escolarización pre-infantil gratuita y una prestación universal por hija/o a cargo, pueden ayudar a cerrar la brecha de género en el empleo en el medio plazo", explican los autores, insistiendo también en que debe incentivarse que ambos progenitores hagan uso de los mismos permisos, si se desea ampliar la extensión de los mismos.
Por ejemplo, de cara a fomentar un menor abandono del empleo por parte de las mujeres tras la llegada de las hijas, la educación gratuita y universal de 0 a 2 años no solo fomentaría la igualdad de oportunidades y la adquisición de competencias para las niñas y los niños, sino que permitiría que ambos progenitores pudieran incorporarse al mercado laboral en la misma medida tras la finalización de los permisos. "La prestación universal por hija/o a cargo, si bien ya existe en la mayoría de países del entorno y en algunas regiones como Euskadi, sería otra medida que, además de reducir la pobreza infantil, desincentivaría el abandono laboral (total o parcial) femenino", recalcan.
"A la vista de estos resultados y la evidencia de otros países, si se pretende avanzar en una nueva extensión de los permisos de maternidad y paternidad debería hacerse permitiendo únicamente la simultaneidad de las bajas en las primeras 6 semanas, pero no más adelante como ahora ocurre. Esto fomentaría una mayor implicación por parte de los padres en los cuidados del recién nacido. Por supuesto, la extensión debería ser equivalente para madres y padres. Cabe destacar que la evidencia internacional alerta de que una mayor extensión de los permisos puede provocar una mayor desvinculación de la mujer con el empleo. En este sentido una posibilidad sería extender los permisos, pero remunerando una proporción decreciente de los mismos, cuantía que debería ser mayor si ambos progenitores hacen uso en la misma medida (y siempre de manera consecutiva) para incentivar un uso simétrico por parte de padres y madres", proponen.
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