El número de trabajadores registrados en la Seguridad Social aumentó este febrero en casi 104.000 personas en términos medios. Es el mayor aumento registrado en un mes de febrero desde 2007, hace 17 años, y supone una sorpresa porque después de unos meses de menor creación de empleo parecía que el mercado de trabajo ya no era capaz de mantener el ritmo. En total, ya son más de 20,7 millones de personas las que hay trabajando, 20,9 millones si se atiende a los datos desestacionalizados -tras sumar casi 540.000 en solo un año-, todo según los datos que el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha publicado este lunes.
Además, el paro descendió en casi 7.500 personas, llevando el número total de parados hasta los 2,67 millones, lo que supone la cifra más baja desde 2008 en este mes, de acuerdo con los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo. La tasa de temporalidad también deja buenas noticias, puesto que ha caído hasta el 12,7%. Nunca antes el número de contratos temporales había sido tan pequeño en relación a los indefinidos, una bajada que refleja los efectos positivos de la reforma laboral sobre la estabilidad del empleo. En el caso de los jóvenes, la temporalidad está en el 19,4%, pero se ha reducido casi 34 puntos desde la entrada en vigor de la nueva legislación. En el mismo periodo la Seguridad Social cuenta con más de 3,1 millones de afiliados más con contrato indefinido.
Sin embargo, el detalle de los datos arroja algunas sombras. La hostelería fue el sector que más empleos creó este mes de febrero, con más de 29.000 nuevos trabajadores, de media, una cifra atípica en un mes que no forma parte de la temporada turística. La educación es el siguiente sector que más empleo creó, con la salvedad de que se trata de profesores que se reincorporan tras haber sido dados de baja en Navidad, para que las empresas no tengan que pagarles las vacaciones. El tercer sector en creación de empleo fue la industria, que sumó más de 13.100 trabajadores. El comercio, en cambio, acusa el fin de las rebajas despidiendo a 9.600 empleados, algo por debajo de los que ha perdido la sanidad y los servicios sociales, que prescindió de más de 10.200.
Las bajas siguen superan los 100.000 cada último día del mes
Por otro lado, los datos de afiliación diaria revelan que el último día del mes 104.000 personas se fueron a la calle, mostrando que aún son infructuosos los esfuerzos del Gobierno por conseguir que las empresas formalicen contratos más largos, y no sigan despidiendo tanto a final de cada semana y, sobre todo, al final de cada mes. En concreto, este 29 de febrero 103.586 personas causaron baja en la Seguridad Social, una cifra que resulta paradójica puesto que prácticamente coincide con el número de empleos medios creados en el mes -aunque no hay que confundir un dato con el otro, puesto que estos 103.000 empleos perdidos son los del último día del mes, en total a lo largo de febrero las bajas son más de 50.000 más-.
En el gráfico se muestra con claridad cómo el número de bajas cada último día de mes -bajas absolutas, es decir, la diferencia entre las altas y las bajas- no ha variado demasiado desde que se aprobó la reforma laboral, en diciembre de 2021. Si bien en algunos meses como marzo de 2021 las bajas fueron más acusadas que los años posteriores, en la mayoría del resto de meses las cifras siguen siendo parecidas, en una muestra de lo enquistada que está la temporalidad en el mercado laboral español por mucho que la legislación haya empujado a cambiar este fenómeno. De hecho, y como también se aprecia en el gráfico, los últimos días del mes de los últimos tres meses se han destruido más de 100.000 empleos, y en determinados meses, como octubre, junio o agosto estos se han disparado, hasta alcanzar los 170.000 y 264.000 bajas en un solo día.
La paradoja es que la mayoría de estos puestos de trabajo terminan recuperándose rápido, incluso el primer día del mes siguiente, por lo que en muchos casos ni siquiera podría hablarse de una destrucción de empleo real. Pero la pérdida de un contrato, aunque se supla con otro días más tarde, influye en la planificación económica y familiar de las personas, y esa es la razón por la que uno de los objetivos de la reforma laboral era terminar con esta costumbre española de renovar los contratos por meses, sustituyéndolos por contratos indefinidos, aunque fuesen fijos discontinuos.
Por eso no debe hablarse de despidos, sino de bajas, ya que en su mayoría se trata de finalizaciones de contratos que pronto se renovarán. Para combatir esta práctica, la reforma laboral incluía pequeñas multas para las empresas que abusasen de los contratos temporales inferiores a 30 días: tienen que pagar una cotización a la Seguridad Social adicional de 26 euros por cada contrato que den de baja. Y cuantos más contratos den de baja, mayor es el desincentivo: por un contrato de 10 días, deben pagar 26 euros; por dos de cinco días, 52 euros, y así sucesivamente.
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