El Gobierno de España está trabajando para hacer permanente el impuesto extraordinario a la banca. Esta tasa nació como algo temporal para gravar lo que el Ejecutivo consideraba beneficios extraordinarios del sector con motivo de la subida de tipos del Banco Central Europeo. En un principio, este impuesto tiene vigencia para 2023 y 2024, pero quieren ir más allá. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha avisado a España que si quiere hacerlos permanentes, ya que también habla del impuesto a las energéticas, debe definir mejor qué son las ganancias extraordinarias.
En la revisión anual que realiza el organismo para España, el FMI ha avisado de que "las bases (del impuesto) deberían ajustarse en función de una definición más clara de ganancias extraordinarias para minimizar sus efectos distorsivos". Además, aconseja rediseñarlas para la consecución de otros objetivos clave de política.
Por ejemplo, la institución explica que los bancos podrían evitar la carga financiera extra de los cambios en los impuestos si reciben un crédito fiscal basado en la cantidad de capital adicional que mantienen como precaución en momentos de riesgo económico. "Esto sería neutro en términos de impacto financiero positivo o negativo", aseguran en el informe.
Actualmente, este impuesto está diseñado para que grave el 4,8% de los ingresos por margen de intereses y comisiones netas generadas en España para aquellas entidades que cerrasen 2019 con más de 800 millones por ambos conceptos. En 2023, los bancos pagaron algo más de 1.000 millones de euros por este impuesto. La previsión es que el pago de este año sea mejor, porque todos han mejorado los márgenes y las comisiones.
"Desventaja competitiva"
La Asociación Española de Banca ha vuelto a mostrar su rechazo al impuesto extraordinario al sector. La presidenta de la Asociación Española de la Banca, Alejandra Kindelán, ha asegurado que hacer permanente este gravamen supondría una desventaja competitiva porque “seríamos el único país europeo con este tipo de impuesto”. Kindelán ha insistido en que “no es una conversación que hay que tener en este momento”, ya que considera que con los riesgos geopolíticos, las próximas bajadas de tipos y la alta necesidad de financiación hacen que el foco se ponga en otro lado.
“Hay riesgos geopolíticos con Ucrania y Oriente Medio, con las elecciones en EEUU, un entorno macroeconómico con crecimiento moderado, bajada de tipos de interés y una necesidad de financiación en Europa”, ha insistido la presidenta. Así, ha añadido durante la rueda de prensa en la que ha informado sobre la Asamblea Anual de la asociación que “no es el momento de cargarle con 1.000 o 1.500 millones de euros más a los bancos”.
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