Al padre del actual presidente del grupo Pascual, Tomás Pascual, el médico le recomendó beber agua mineral tras sufrir dos cólicos nefríticos. Así, el fundador del gigante lácteo adquirió el manantial segoviano de Ortigosa del Monte donde se embotella desde hace cincuenta años el agua de mineralización muy débil de Bezoya.
A casi 2.000 metros de altitud en plena sierra de Guadarrama, la compañía capta el recurso hídrico con el que en 2023 logró facturar 140 millones de euros, un 20% de las ventas del grupo. En volumen, superó los 540 millones de litros. "2024 está siendo muy especial para la marca, hemos conseguido llegar a las bodas de oro de Bezoya más renovados y sostenibles que nunca", dice el director del Negocio de Bebidas de Pascual, Juan Luis González.
Según la empresa, el consumo ha aumentado en los últimos años. Al margen del sabor el algunas zonas de España, también hay consumo vinculado a la salud. El consumo per cápita de agua en España es de 133 litros (persona/año), lo que convierte al agua en la bebida más consumida. Ahora, la marca de Pascual centra su estrategia de crecimiento en los canales fuera del hogar, con especial foco en el de hostelería y restauración, así como en el de la distribución.
La compañía cifra el impacto socioeconómico de la marca a lo largo de su cadena de valor en 187 millones de euros y calcula que genera alrededor de 1.700 puestos de trabajo (directos, indirectos e inducidos) en España. Además de la planta de Ortigosa, Bezoya cuenta desde 2003 con otra embotelladora en Trescasas -también en Segovia-. Juntas generan 200 empleos directos en localidades donde se ha triplicado la población desde su llegada.
Recomendada para dietas pobres en sodio y para la preparación de alimentos infantiles, lo que diferencia al agua de Bezoya de la gran mayoría de aguas embotelladas del mercado es que tiene un residuo seco muy bajo (27 mg/l). En las de mineralización débil este parámetro oscila entre los 50 y 500 mg/l.
A lo largo de su trayectoria, la compañía ha ido adaptando sus procesos de producción y envasado, con nuevos formatos como el bag in box (una bolsa en caja). Ahora, presume de que todas sus botellas de plástico están hechas de otras botellas. Precisamente, Bezoya ha presentado con motivo de su 50º aniversario una nueva botella de 1,5 litros, hecha al 100% de otras botellas, con un 5% menos de peso y un diseño renovado.
En 2020, la marca de Pascual adquirió el denominado "Compromiso Bezoya", donde se integran todas sus iniciativas para cuidar el medioambiente y favorecer la economía circular. Desde prácticas de cuidado del entorno de sus manantiales, hasta envasado sostenible con cero residuos o el uso de energía renovable para sus procesos.
La compañía recuerda que Bezoya fue pionera en el uso de plástico reciclado (rPET) desde el año 2012, convirtiéndose en una de las primeras empresas en apostar por este tipo de material. Además, en movilidad sostenible y reciclaje de sus envases cuenta con una flota comercial 100% eléctrica y tiene proyectos como Cargobici, en Barcelona, de logística de última milla para la distribución en zonas urbanas, que prevé poder extender al resto del país en los próximos años.
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