El pistacho está de moda en el campo español. Sus plantaciones son las grandes protagonistas del incremento de los cultivos leñosos en la última década en nuestro país. Entre 2012 y 2022, se han añadido 63.267 hectáreas dedicadas a producir este fruto seco tanto en secano como en regadío. Hace una década apenas había 3.199 hectáreas, por lo que supone un crecimiento del 1.978%. Por regiones, la fiebre de este producto se concentra en Castilla-La Mancha (50.000 nuevas hectáreas) y Andalucía.
"Este espectacular avance de la superficie del pistacho se ha producido sobre superficies ocupadas en 2012 por cereal y barbecho, y, en menor medida, por viñedo", recoge el Análisis de los cambios en las superficies de los cultivos leñosos 2012/2022 -un informe oficial del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación que dirige Luis Planas.
En conjunto, el grupo de cultivos leñosos -al que pertenece el pistacho y que engloba también frutales cítricos y no cítricos, olivar y viñedo- ha aumentado un 9% en la década citada, hasta alcanzar los 5,31 millones de hectáreas. En paralelo al pistacho, también ha crecido un 30% la plantación de almendro, con 199.834 hectáreas más plantadas.
El informe recuerda que hay algunos condicionantes que han podido influir en las decisiones tomadas por los agricultores a favor de la plantación de algunos cultivos leñosos. Entre ellos, cita la reducción de las precipitaciones, hasta un 16% por debajo de la media desde 2019. Esto hace que algunos cultivos más expuestos a la climatología como los herbáceos sean menos rentables frente a los leñosos, donde hay una mayor eficiencia en el uso del agua.
Los agricultores también estarían diversificando sus producciones y fuentes de ingresos en vista del aumento de los riesgos climáticos, el aumento de los costes o la volatilidad de los mercados. En este sentido, se estarían decantando cada vez más por producciones de mayor valor añadido.
El otro cultivo leñoso que mayor impulso registra en los últimos tiempos es el olivar, con un crecimiento de 183.703 hectáreas, un 7% por encima del nivel de 2012. Ahora mismo, el aceite es uno de los productos que mayor incremento de precios registra en nuestro país, debido a la caída de la producción producida por la sequía que ha marcado las dos últimas campañas.
Precisamente, el factor precio y las buenas perspectivas de consumo también les estaría animando a dedicarse a este tipo de cultivos. El informe remarca cómo "se ha intensificado el consumo de productos como la almendra, el pistacho, el caqui o el aguacate, todos ellos considerados, junto al aceite de oliva, como alimentos integrantes de dietas saludables".
Los datos oficiales del Ministerio de Agricultura reflejan que todo este tipo de plantaciones se ha disparado fundamentalmente a partir de superficies previamente cultivadas de cereales y de tierras que estaban en barbecho. El informe recoge que el 11% de la superficie de cultivos leñosos registrada en 2022 (unas 550.000 hectáreas), estaba ocupada en 2012 por cultivos herbáceos (355.874 hectáreas) y barbecho (191.996 hectáreas).
En términos medioambientales, el cambio de cultivos herbáceos a cultivos leñosos tiene un efecto positivo, pues "conlleva una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura española, puesto que se produce un aumento de la fijación de carbono".
En los últimos años la superficie de cultivo global en España apenas ha caído un 1% entre 2012 y 2022. Sin embargo, los cultivos leñosos crecen en prácticamente todos los casos. Además de pistacho, almendro y olivar, también ha crecido también durante la década la superficie dedicada al limonero (+44%), sobre todo en regadío en Alicante y Murcia. El aguacate crece un 55,9% y se cultiva casi todo en regadío en provincias como Málaga, Granada y Valencia. Por su parte, la superficie dedicada al caqui se dispara un 66,3% en la década y la provincia de Valencia concentra casi el 90% de la producción nacional.
Bajan el naranjo y otros frutales
Sube también la del castaño (+19%) mientras se ve reducida la superficie del mandarino y del naranjo, que pierden un 7% (-7.800 ha) y un 4% (- 6.900 ha), respectivamente. Se redujo también la superficie de especies como el melocotonero (-11,5%), manzano (-10,6%), peral (-21,3%), avellano (-10,3%) y ciruelo (-21,9%).
En el caso del viñedo, se ha reducido un 2% la superficie total de cultivo pero ha aumentado la que se hace en regadío (19%; 63.211 ha, fundamentalmente en Castilla-La Mancha y Extremadura), acompañado de una disminución del viñedo en secano (-13%; -82.243 ha.).
Los cambios se calculan con datos georreferenciados obtenidos a través de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos de España (ESYRCE). Es una encuesta que se realiza anualmente mediante visita de campo de una muestra del territorio nacional, que en su mayor parte se repite año tras año.
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