El robo de cobro en Cataluña ha protagonizado los últimos días, incluso durante la jornada electoral del pasado domingo 12 de mayo en esa comunidad. El robo "intencionado" de cable de cobre causó la interrupción del servicio de Rodalies en Cataluña especialmente en las áreas de Barcelona y Tarragona. No es la primera vez que pasa. Pero ¿por qué sucede? El precio de los futuros de este metal ha aumentado un 22% en lo que va de año. Además de utilizar para transporte y las telecomunicaciones, también sirve para la descarbonización de la economía.
Todos estos ingredientes hacen que sea el metal que mejor se está comportando. El cobre, amado tanto por los ejecutivos de la minería como por los estrategas del cambio climático, ha disparado su precio desde principios de año. Con una subida de más del 22% en la Bolsa de Metales de Londres (y más en EEUU, donde los precios alcanzaron un récord esta semana), el metal es una de las materias primas con mejor comportamiento este año. Concretamente, el cobre cerró 2023 a 8.559 dólares por tonelada y el viernes 17 de mayo de 2024 se situaba en 10.650 dólares.
La razón principal de este avance se debe, según los expertos de Julius Baer, por las noticias de China, principal importador y cliente de este metal, sobre posibles estímulos a las infraestructuras. No obstante, los expertos apuntan a que debería tener un impacto limitado en la demanda de metales industriales.
“Esta subida ha ido acompañada de un ánimo cada vez más alcista en el mercado, a medida que la economía mundial empezaba a mostrar los primeros indicios de una recuperación más generalizada del sector manufacturero”, explican. China está comprando grandes cantidades de cobre, según los datos de Bloomberg. En lo que va de 2024, el país asiático ha comprado 500.000 toneladas métricas, cuando la media suele ser de 300.000.
El ánimo alcista del mercado para el cobre se debe a que el crecimiento de la oferta minera empezó a ralentizarse el año pasado y, según los expertos de Julius Baer, es “poco probable” que vuelva a acelerarse. Esto se debió principalmente al cierre de la gran mina Cobre Panamá como consecuencia de las protestas políticas. Tras las recientes elecciones presidenciales en Panamá, la probabilidad de una reapertura de la mina sigue siendo bastante baja debido a la amplia oposición pública.
Más allá de Cobre Panamá, el mercado del cobre parece haber entrado en un periodo más duradero de ralentización del crecimiento de la oferta, caracterizado por la falta de ampliaciones y nuevos proyectos debido a la anterior falta de inversión. Esta ralentización de la oferta, unida al crecimiento estructural de la demanda derivado de la transición energética, sustenta la opinión positiva a largo plazo sobre el cobre. Sin embargo, desde Julius Baer aseguran que, tras el reciente repunte y teniendo en cuenta el estado de ánimo muy alcista del mercado, “creemos que los precios se han movido demasiado rápido y un poco demasiado lejos”.
Según Wood Mackenzie se espera que la demanda anual de cobre aumente de unos 28 millones de toneladas en 2020 a más de 68 millones de toneladas en el año 2050, impulsada casi en su totalidad por fuentes de demanda emergentes como los vehículos eléctricos, las infraestructuras de recarga, las energías renovables y los sistemas de almacenamiento de energía.
También hay que destacar que el cobre es el segundo material más utilizado para fabricar cualquier móvil. El primero es el aluminio y luego están el plástico, cobalto, tungsteno, plata o neodimio. El cobre sirve para fabricar los cables que conectan todos los componentes.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), para generar un megavatio (MW) de electricidad a partir del carbón se necesitan 1.150 kilogramos (kg) de cobre. Para generar la misma cantidad de energía a partir de la energía eólica marina se necesitan 8.000 kg de cobre. Del mismo modo, un coche eléctrico puede tener 53,2 kg de cobre por vehículo, frente a los 22,3 kg de un coche con motor de combustión interna (ICE). En el caso de vehículos de mayor tamaño, como los autobuses eléctricos, las cifras son significativamente superiores.
Sin embargo, fuentes cercanas al sector de las telecomunicaciones apuntan que se está quitando de sus infraestructuras y lo están sustituyendo por otras tecnologías, principalmente fibra, porque son “mucho más eficientes y potentes”.
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