La inflación viene siendo el quebradero de cabeza de los españoles desde que terminó la pandemia. Las subidas de precios se han relajado de forma considerable desde aquella tasa superior al 10% en agosto de 2022, pero los salarios están recuperando el poder adquisitivo perdido de forma muy progresiva y no se espera un IPC cercano al 2% hasta dentro de dos años. La buena noticia es que, descontando energía y alimentos, la cesta de la compra ya ha comenzado a relajar sus incrementos, y que en ausencia de sorpresas del lado energético, los españoles pueden esperar tasas más suaves en lo que queda de año. La mala, que aún restan meses de precios en ascenso y que España va a terminar el año con una inflación media superior a la de la zona euro y a la del resto de grandes economías europeas.
“El factor más volátil es el precio del petróleo, que depende mucho del contexto geopolítico, cómo se vayan resolviendo los temas en Oriente Medio… nosotros no estamos pensando que se vaya a producir una reversión en el aumento del precio del petróleo, creemos que se va a mantener en los niveles actuales”, asegura Miguel Cardoso, que es economista jefe para España en BBVA Research. Coincide con él María Jesús Fernández, economista sénior en el Área de Coyuntura económica de Funcas y profesora de economía española y financiera en la UNED. “Nosotros estamos suponiendo que el petróleo va a estar por debajo de los 85 dólares, pero realmente no sabemos lo que puede pasar”, recalca.
A día de hoy, la previsión de Funcas es que el índice de precios al consumo (IPC) se mantenga por debajo del 3,6% -que marcó este mes de mayo- en lo que queda de año, según los datos adelantados por el INE esta semana, pero no demasiado lejos de esa cifra. Las previsiones mes a mes del centro de estudios apuntan a que de junio a agosto, ambos incluidos, se registrarán tasas todavía por encima del 3%, para después caer ligeramente por debajo de esta cifra y volver a repuntar al 3,3% y al 3,5% en noviembre y diciembre, respectivamente.
Si se cumplen sus pronósticos, el IPC medio español de 2023 quedaría en el 3,2%, una cifra considerablemente por encima del 2,7% que a día de hoy estima la Comisión Europea y también el FMI, pero en línea con lo previsto por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) (3,1%) y también con muchos otros analistas. Según la media de pronósticos que realiza Funcas en base a 19 previsiones de diferentes centros, quedará en el 3,1%. El año pasado, el IPC medio fue del 3,5%, de manera que este año las cifras no se alejarían mucho de las de dicho ejercicio, en un contexto de bajada de tipos de interés por parte del Banco Central Europea (BCE) este mes de junio.
Ángel Talavera, Economista Jefe para Europa de Oxford Economics, no cree que esa bajada de tipos tenga apenas impacto en la inflación de este año, puesto que suelen tardar en trasladarse, pero sí advierte de la inflación de los alimentos. "Es algo más alta que en el resto de Europa y además otro problema de España es la inflación de servicios, que sigue siendo alta y pegajosa. Se explica por el componente del sector turístico, que se beneficia por una demanda de turismo muy fuerte: con los números de llegadas que tenemos, no hay ningún mecanismo que esté forzando que los precios se moderen. Ahora mismo, en el contexto de la temporada turística, los precios están subiendo bastante y la demanda no se resiente, por tanto es normal que suban. Esto es importante para la inflación española", subraya.
¿A qué se debe el repunte de la inflación de los últimos meses? ¿Hay que preocuparse? Los economistas consultados explican que la tasa está siguiendo el rumbo esperado y que el repunte de febrero a mayo (ha pasado del 2,8% al 3,6%) simplemente se explica por dos factores. Por un lado, por la retirada de las medidas de apoyo del Gobierno a los precios de la energía, que provocan un aumento automático de la tasa. Se espera que en julio se retire también la rebaja del IVA de los alimentos, aunque el Ejecutivo ha asegurado que no lo decidirá hasta conocer el dato del IPC de junio.
Por otro, al efecto escalón: la inflación habitualmente se mide en comparación con el mismo mes del año anterior, por lo que afecta no solo la evolución de los precios en el mes en curso sino también lo que estos experimentaron en el mismo mes de hace un año. “En el mes de mayo del año pasado los productos energéticos bajaron mucho y la tasa interanual se ve afectada por estas cosas”, resalta María Jesús Fernández. “Del mismo modo, en junio, julio y sobre todo agosto y septiembre del año pasado hubo fuertes aumentos de los productos energéticos, que este año rebajarían la tasa general de inflación, que esperamos que quede por debajo del 3%. Pero luego pasará en sentido contrario, volverá a repercutir ese efecto escalón”, explica.
Una inflación superior a la de la zona euro
Pese a que las previsiones de la Comisión Europea esperan que España termine registrando un IPC medio en 2024 del 2,7%, los economistas consultados apuestan más bien por una tasa superior al 3%, lo que dejaría al país considerablemente por encima de la media de la zona euro. Bruselas espera que en la eurozona los precios aumenten un 2,8%, y que en el resto de grandes economías europeas lo hagan en esa línea: Francia, un 2,5%; Alemania, un 2,7%; Italia, un 2,9%, Portugal, un 2,7%. El FMI espera tasas parecidas: un 2,7% para España, pero subidas del 1,7% para Italia, y de un 2,4% tanto para Francia como para Alemania como para la media de la zona euro.
De cara a 2025, las previsiones más actualizadas sitúan la tasa española entre el 2,2 y el 2,4%, en cuyo caso en el país los precios aumentarían por encima del resto del euro: en Italia subirán un 2%; en Francia, un 1,8%; en Alemania, un 2%, y en la media del euro, un 2,1%, todo según el FMI. “Nos queda recuperar la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, estos costes van a aumentar en los próximos años y esto va a poner un suelo a cuánto puede caer la inflación en la medida en que las empresas vayan viendo que los salarios van aumentando. También incluirá el aumento de las cotizaciones sociales como consecuencia de la reforma de las pensiones, y las posibles presiones si se da la reducción de la jornada laboral. Eso va a mantener la inflación en torno al 2-3% el próximo año”, señala Miguel Cardoso.
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