El brandy es, junto a los vinos generosos, la bebida insignia que se produce en las bodegas de Jerez de la Frontera (Cádiz). En pleno retroceso del consumo de bebidas espirituosas, los productores de este destilado buscan cómo revitalizar la categoría. "Hay que reinventarse porque nada puede subsistir tantos años sin varias reinvenciones", comenta Ángel Piña, director comercial del grupo filipino Emperador. En 2015, este conglomerado empresarial se hizo con las bodegas Fundador, que conmemora ahora el 150 aniversario de su primer brandy.
"El brandy hace 30 o 40 años perdió el tren de la 'mixabilidad' y ahora estamos intentando quitarnos ese complejo", explica. Las fórmulas de las nuevas gamas que ponen en el mercado están pensadas para casar bien con los refrescos. Y otra parte se han volcado con la categoría premium. "El comentario general de quien lo prueba es: ¿dónde estaba perdido esto?", bromea.
Para elaborarlos se usan las denominadas sherry casks o botas de Jerez, toneles de madera de roble americano pintados de negro que reposan en extensas bodegas donde predomina la humedad y una luz tenue se cuela por ventanales tapados con paneles de esparto. En sus bodegas cuentan con unas 60.000 botas de 500 litros cada una.
Esas barricas donde se introduce el destilado de la uva contuvieron en su interior alguno de los diferentes tipos de vinos de Jerez que también producen: fino, amontillado, oloroso o Pedro Ximénez. Dependiendo del tipo de vino que albergasen, las botas aportan diferentes características al líquido que envejece dentro mediante el sistema de criaderas y solera, propio de la zona. La técnica consiste en apilar en varias alturas los toneles e ir rellenando los de abajo con líquido de los de arriba, en los que se introducen las nuevas añadas. Al final, se consigue un equilibrio entre lo nuevo y lo viejo.
Con motivo del citado aniversario, las bodegas Fundador acogieron el pasado viernes el Congreso Nacional de Bebidas Espirituosas. El director ejecutivo de la patronal Espirituosos de España, Bosco Torremocha, expuso que el arranque del año hasta abril ha sido en negativo, con una caída del consumo de estas bebidas de alta graduación de en torno al 3% respecto al mismo período del año anterior.
La Semana Santa cayó especialmente pronto y las abundantes lluvias frenaron el consumo. Aunque el sector tiene la esperanza de que el verano suponga un revulsivo que permita dar la vuelta a la tendencia. "La expectativa es que estas cifras puedan mejorar", explicó.
Al margen de una temporada turística fuerte, también confían en que la renta disponible de las familias mejore gracias a la bajada del euríbor y el freno a la subida de los tipos de interés. Entre otras tendencias, Torremocha destacó que sigue aumentando el consumo diurno de las bebidas espirituosas. "Se acorta la noche y sigue creciendo el día", resumió.
Precisamente, en el grupo dueño de marcas tan habituales en las estantería de los bares como Terry o Esplendido hacen gala de versatilidad. "Lo bueno del brandy es que sirve para un momento de relax en casa o para compartir. Creo que es una tendencia que va a ir a más. Pero en la hostelería también está ahí, con el consumo mezclado que también vale para el 'tardeo'", comenta Piña.
Además, pone en valor la tradición en una bodega que presume de ser la más antigua de Jerez, fundada en 1730. "Muchos de los líquidos de los que hoy disfrutamos han sido creados por personas que ya no están en este mundo. En un vino de 50 años de vejez media hay moléculas de 100 años de antigüedad", detalla sobre esta bebida, con un 8% de cuota de mercado en España y especialmente consumida en Andalucía y el Levante.
La compañía tiene un fuerte componente de internacionalización. "Es una marca global que vende en 60 mercados. Pero lo que queremos es construir Marca España para todo el mundo", añade. Hace siete años apenas vendían en 17 mercados. Ahora, más del 80% de lo que producen en Jerez sale fuera de nuestras fronteras.
Buena parte de la estrategia de Fundador para abrir la categoría a nuevos consumidores pasa por potenciar la vertiente turística que tiene la elaboración del propio brandy. "Tenemos un restaurante para poner en valor esta parte experiencial. Y estamos haciendo un gran esfuerzo para que el turista se convierta en un fan del brandy", añade Piña, tras destacar "la capacidad de sorprender" que tiene este producto.
"Además tiene legado, está hecho aquí y es una forma de apoyar lo local y lo cercano", remata. En este sentido, la bodega presume de generar riqueza en un área económicamente deprimida. Los escoceses llevan décadas llevándose barricas que contuvieron vino de Jerez para hacer sus wiskis. "Aquí tenemos cosas maravillosas que no sabemos poner en valor", concluye.
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