Un grupo de expertos en pensiones coordinado por el centro de estudios Fedea cree que los cambios legales introducidos en la jubilación anticipada y demorada han contribuido a aumentar la edad media de salida del mercado laboral. En concreto, el informe constata que hay menos jubilaciones anticipadas y más demoradas, y que las adelantadas se han reducido de media un trimestre y que las retrasadas lo han hecho en 0,1 años.
En conjunto, la edad media de jubilación ha pasado de 64,66 años en 2021 a 65,05 en 2023, aunque hay que tener en cuenta que de estos cinco meses cuatro están únicamente relacionados con el aumento de la edad legal de jubilación, que sube todos los años desde 2013 al menos hasta 2027. La conclusión del trabajo, que ha sido coordinado por Fedea y elaborado por expertos del Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social, es que se está cumpliendo el objetivo que se perseguía, aunque eso no suponga una disminución del gasto.
La reforma de las pensiones de José Luis Escrivá, aprobada en 2021, buscó aumentar la edad media de jubilación sin necesidad de modificar -más- la edad legal, con el fin de reducir el gasto en pensiones. Para conseguirlo, la ley encareció la jubilación anticipada e introdujo incentivos sobre la demorada, cambios sobre los que se depositaron importantes esperanzas. Tanto es así, que el informe elaborado por el Ministerio y enviado el pasado octubre a la Comisión Europea daba por hecho que los trabajadores de más de 65 años van a triplicarse de aquí a 2050.
El Gobierno espera que el gasto en pensiones se mantenga estable durante los próximos años, en gran parte, gracias a que una parte importante de los mayores retrasarán su jubilación. Sus cuentas son las siguientes: si actualmente se emplea un 12% del PIB en pagar las pensiones, la jubilación de la generación del baby boom llevará a aumentar ese desembolso hasta un 15% en 2050 -tres puntos más-.
¿Cómo conseguir reducir ese enorme gasto? Según las previsiones de Seguridad Social, esos tres puntos de PIB que en teoría aumentará el gasto en pensiones se reducirán a cero gracias a las medidas de ingresos aprobadas en la segunda parte de la reforma, como el recargo a las cotizaciones sociales (en 1,5 puntos) y a los incentivos a la jubilación demorada (en otros 1,5 puntos).
Es por eso que resulta vital evaluar si las medidas están surtiendo el efecto que prometían o no, porque de ello dependerá que se active la bautizada como cláusula de salvaguarda del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), es decir, la subida extra de las cotizaciones sociales que preveía la reforma de las pensiones en caso de que fuese necesario.
¿Caerá el gasto? "Es difícil de medir"
"Más incierto resulta deducir que estos efectos han supuesto una disminución del gasto en pensiones sobre el PIB. Este es un efecto que no se puede observar en un plazo de aplicación de la Ley tan corto y también resultará muy difícil de medir a largo plazo, ya que es muy incierto estimar lo que hubiera pasado en ausencia de esta Ley", recogen los autores.
"En cualquier caso, el aumento de la edad efectiva va acompañado de un aumento de la pensión media al aplicar menores penalizaciones por jubilación anticipada y mayores bonificaciones por jubilación demorada, por lo que el aumento de la edad efectiva y, por tanto, menos años de cobro de la pensión, y el aumento de la pensión media tienen efectos de distinto signo sobre el gasto en pensiones y el efecto total es difícil de precisar", recapitula el informe.
Los cálculos del informe incluyen que la ratio de gasto sobre PIB disminuirá en dos centésimas en caso de aumentar un año la edad efectiva de jubilación sin incrementar la legal, siempre que el PIB se mantenga, y 22 centésimas si el PIB aumenta un 2,2% como consecuencia de la mayor tasa de empleo de la población mayor. Este resultado está en línea con el del Banco de España y se sitúa entre los más optimistas del Ministerio y de la AIReF y el más pesimista de Fedea.
Un tercio optan por el cheque único
La reforma permitía a los casi jubilados que retrasen su jubilación más allá de la edad legal elegir entre los siguientes incentivos por cada año de demora: percibir un 4% más de pensión (que se sumará al que corresponda según los años cotizados y se le aplicará la base reguladora habitual); una cantidad concreta que premia a las carreras de cotización más largas o una combinación entre ambas opciones. Además, a partir de enero del año pasado existe una tercera opción a medio camino entre las otras dos: recibir una pensión un 2% superior por cada año de retraso, más un pago único cuando acceda a la jubilación, equivalente a la mitad de lo que le correspondería si optase por el método del pago único.
A este respecto, Fedea concluye que el 28% de los nuevos jubilados han optado por el cheque único, y según sus cuentas el 36% de los individuos no ha escogido la mejor opción. Los expertos calculan cuál es la mejor opción desde el punto de vista financiero, fiscal y de seguros, y para ello compara el importe del cheque único con el valor de la pensión futura con y sin el 4% adicional. Que al futuro pensionista le favorezca una opción u otra tiene que ver con si tiene derecho al complemento de mínimos (mejor cheque único), de si se compatibiliza trabajo y pensión (lo mismo), mientras que en el resto de opciones tiende a ser preferible optar por aumentar la pensión de forma vitalicia.
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