En la carrera por la transición ecológica, China es líder en la producción de baterías, necesarias para impulsar el vehículo eléctrico. Sin embargo, una investigación de la Comisión Europea ha revelado que parte de la cadena de valor del vehículo eléctrico está subvencionada por el gobierno chino, perjudicando a los productores europeos. Ante esta situación, Bruselas estudia imponer aranceles a las importaciones.

El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, ha explicado que el ejecutivo comunitario se ha puesto en contacto con las autoridades chinas para "resolver las cuestiones identificadas". Si estas conversaciones no resuelven la situación, Bruselas impondrá una serie de derechos compensatorios provisionales a partir del 4 de julio.

En concreto, se han fijado porcentajes que llegan hasta el 38,1% para algunos de los productores y que se suman al 10% que tenían estas importaciones. Para BYD, la Comisión ha fijado un arancel del 17,4%, para Geely del 20% y para Saic del 38,1%. En la nota de prensa publicada, Bruselas apunta que otros fabricantes que han cooperado con la investigación tendrán un arancel del 21%, los no cooperantes tendrán que asumir una tasa del 38,1%.

Hasta ahora estas importaciones ya tenían una tasa del 10% y la Comisión defiende que pese a incrementar estos porcentajes, la Unión Europea seguirá siendo un mercado atractivo, puesto que los aranceles están aún por debajo de lo que lo estarán en Brasil, en Turquía o en Estados Unidos.

Los porcentajes se han calculado teniendo en cuenta las cuantías que ha recibido cada productor en forma de subsidio, así como el resultado de cada compañía y por eso difieren entre sí.

Cabe señalar que los aranceles se aplicarían a todos los coches eléctricos que se importen a la Unión Europea fabricados en China. No importa la nacionalidad del fabricante -Volkswagen tiene una Joint Venture con Sayc-, ni tampoco el capital de la compañía, lo que determina que el coche tenga más impuestos en el mercado europeo es que haya sido fabricado en China. En esta línea, tampoco se aplican aranceles a coches fabricados en Europa por fabricantes chinos, como podría ocurrir en la planta que Chery ha puesto en marcha en Barcelona.

La investigación de la Comisión ha identificado que estos subsidios se producen en todos los niveles de la administración y van desde ayudas fiscales a mejores condiciones en la financiación para estos productores, que acaban incidiendo en las condiciones en las que compiten con los productores europeos.

No obstante, antes de aplicar unos aranceles definitivos, Bruselas ha insistido en las conversaciones con China para tratar de resolver el asunto sin llegar a imponer estas tasas. Sin embargo, esta vigilancia sobre las prácticas comerciales chinas no es un caso aislado y tampoco lo es en relación a la transición ecológica. La Comisión también ha abierto investigaciones a productores de paneles solares.

Durante la visita del presidente chino, Xi Jinping, a Europa, la presidenta de la Comisión, Úrsula Von der Leyen, hizo hincapié sobre las relaciones comerciales entre el viejo continente y el gigante asiático. La alemana subrayó que se haría todo lo necesario para proteger a las empresas europeas de las prácticas chinas.

Consecuencias para los consumidores

Los aranceles, de momento provisionales, que se impondrían a partir del 4 de julio tendrían un impacto moderado para el precio que pagan los consumidores, según un alto cargo de la Comisión. Estima el ejecutivo comunitario que solo una parte de los aranceles se trasladará al precio final, pero reconocen que esto dependerá de cada fabricante.

Bruselas señala que de no tomarse medidas, la pérdida de empleo para el sector en la Unión Europea sería de más de 2,5 millones de puestos de trabajo directos y más de 10,3 millones de puestos indirectos.