Los impuestos temporales a la banca y a las energéticas se terminan en 2025 o por lo menos así está planteado, aunque el Gobierno está trabajando para hacerlo permanente. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) apunta que una vez que termine la vigencia de los impuestos temporales este déficit se situará en el 3,2%. Así que la previsión para 2026 de la autoridad si el impuesto no se hace permanente se situaría por encima del 3%. 

Hace dos años, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, sorprendió a todos en el debate del estado de la nación anunciando unos nuevos impuestos para dos sectores concretos. Anunció la creación de un gravamen temporal de dos años a la banca y a las empresas energéticas por los “beneficios extraordinarios” que estaban teniendo por la política monetaria y por la inflación. En diciembre de 2023, el Ejecutivo los prorrogó un año más y ahora está negociando hacerlos permanentes.

Cristina Herrero, presidenta de la AIReF, señaló durante su intervención en el XLI Seminario de la Apie celebrado en la Universidad Menéndez Pelayo en Santander,que no puede opinar sobre si el Gobierno debe hacer estos impuestos permanentes, pero sí que insistió en que aumentaría en dos décimas el déficit que estiman para este año. Además, explicó que el déficit de este año se situará en el 3% y en 2025 en el 2,9%, pero matizó que el fin de vigencia de los impuestos temporales situaría este índice en el 3,2%. Muy por encima de lo que estima el Gobierno, que sitúa el déficit en el 2,5% para 2025. 

En estos momentos, todavía no hay un borrador o un documento previo a cómo será el impuesto a la banca y a las energéticas si se hace permanente, ya que se ha hablado de modificarlo y que esté vinculado al crédito que se da a las pymes en el caso de la banca o incluso al ciclo de política monetaria, pero sin concretar nada. En el caso del gravamen de las energéticas, el Gobierno se puede estar planteando eliminarlo La vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, se mostró dispuesta a su desaparición tras la petición de Bruselas de que se vayan abandonando las medidas intervencionistas adoptadas durante la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania.

El sector financiero asegura que todavía no han recibido nada, pero se muestran en contra de que se haga indefinido, ya que consideran que pagan suficientes impuestos. Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), lamentó en el mismo foro que España sea el único país que en la actualidad se esté planteando hacerlo permanente y recordó que los tipos de interés están comenzando a bajar, que fue una de las razones por las que se puso este gravamen. 

Mientras tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló el pasado lunes que los impuestos extraordinarios a los bancos, las energéticas y las grandes fortunas deben ser "limitados y temporales". En este sentido, la institución considera que, de mantener estos gravámenes tal y como están, podrían "desincentivar una inversión que ya está débil". 

Implicación de las comunidades

Herrero no confía en que el Gobierno pueda rebajar el déficit a ese porcentaje el año que viene y añadió que para conseguirlo la Administración Central debe implicar a las comunidades. Este fue el aviso que la AIReF mandó al Ejecutivo, a pesar de haberse librado del protocolo de déficit excesivo. “No ha sido una sorpresa”, advirtió la presidenta de la autoridad fiscal. El organismo garante del equilibrio de las cuentas públicas considera que España podría alcanzar el 3% de déficit este año, aunque ha enfatizado que sobrepasará este límite si no se toman medidas adicionales.

La Comisión Europea salvó ayer a España de un procedimiento de déficit excesivo, el primer paso para un expediente sancionador, pese a haber cerrado el ejercicio de 2023 con un 3,6%, seis décimas por encima del umbral del 3% que se ha reactivado con las nuevas reglas fiscales tras cuatro años congeladas por la pandemia. Pero las previsiones del Gobierno es que se sitúe este año en el 3%.

La presidenta de Airef exigió además una senda de consolidación fiscal que implique a todas las comunidades autónomas por igual, en pleno debate sobre una financiación “singular” para Cataluña . “No nos gustan los compartimentos estanco, porque repercute en la estabilización de las cuentas a nivel nacional”, afirmó, para después avisar de los riesgos de empeorar el plan fiscal de la administración central. “Si nos enfrentamos a un nuevo marco debe ser factible y no dejar flecos sueltos”, añadió.