La situación de los pequeños bancos en China recuerda inevitablemente a la crisis de las subprime en 2008 de EEUU. Los problemas de financiación, controles de riesgo deficientes y una recesión en el sector inmobiliario han creado un cóctel explosivo para la economía nacional. Esta crisis ha llevado a la quiebra de más de 1,000 pequeñas instituciones de crédito, superando incluso el ritmo de desapariciones bancarias durante el punto álgido de la crisis financiera de 2008.

Durante la semana del 24 de junio de 2024, 40 bancos chinos desaparecieron, un indicio claro de la gravedad de la situación. Desde principios de año, más de 2,100 bancos rurales, con activos valorados en 6.700 millones de dólares, han sido absorbidos por otras entidades. Esta ola de desapariciones y absorciones ha puesto al sistema bancario rural chino en un aprieto.

El problema de la inmobiliaria

El trasfondo de esta crisis está íntimamente ligado a la crisis inmobiliaria china, impulsada en gran parte por las “tres líneas rojas”, regulaciones implementadas por Pekín en 2020. Estas normas buscaban limitar el acceso a financiación para las promotoras con altos niveles de deuda y falta de liquidez. El endurecimiento regulatorio, combinado con las medidas para ralentizar la subida del mercado inmobiliario, llevó a muchas firmas del sector a enfrentar una crisis de liquidez.

Dichas restricciones han forzado a las empresas a reducir su deuda. La intención detrás de estas medidas es clara, frenar la especulación y evitar una burbuja inmobiliaria que podría tener consecuencias desastrosas para la economía china. Así lo expresaba el presidente Xi Jinping, “las viviendas son para vivir en ellas, no para especular”.

El caso de Evergrande, una de las mayores promotoras del país, destaca por encima del resto. La compañía, con deudas multimillonarias, ha simbolizado la fragilidad del sector inmobiliario chino y ha exacerbado los problemas de los pequeños bancos, que se encuentran profundamente expuestos a préstamos fallidos. La caída de Evergrande ha tenido un efecto dominó, afectando a otros desarrolladores y, por ende, a las instituciones financieras que les prestaron dinero.

Problemas en el campo chino

La China rural cuenta con más de 55.000 millones de yuanes en activos, equivalentes al 13% del total del sistema bancario, gestionados por más de 3,800 entidades. Estas instituciones han estado mal gestionadas durante mucho tiempo, acumulando préstamos fallidos, especialmente a promotores inmobiliarios y gobiernos locales. A pesar de los esfuerzos regulatorios desde 2019, la solución parece no dar sus frutos.

Los gobiernos locales han empezado ha emitir bonos especiales para rescatar bancos. Por ejemplo, Liaoning, provincia al noreste de China, ha inyectado fondos significativos en sus bancos para el rescate. Sin embargo, recientemente 36 bancos de la provincia fueron absorbidos por el nuevo Banco Comercial Rural de Liaoning.

Es la estrategia principal para lidiar ante la debilidad de los pequeños bancos, aunque los críticos no están de acuerdo. La mayoría sostienen que esto solo acabará creando bancos más grandes y con problemas más profundos.

A medida que la economía china se desacelera, los políticos necesitarán más que soluciones temporales para resolver los problemas en el escalón más bajo del sistema bancario. La consolidación debe ser un paso necesario, pero sin una legislación adecuada y un enfoque más estratégico, los problemas de los pequeños bancos en China continuarán amenazando la estabilidad económica del país.