El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible Óscar Puente visitó el pasado mes de marzo Marruecos. Aprovechó su primer viaje oficial a Rabat para abordar temas de interés común en materia de transporte e infraestructuras y conocer los proyectos a los que pueden aspirar las empresas españolas allí. También realizó una visita a la sede de Alsa en la ciudad de Casablanca. La compañía asturiana lleva más de dos décadas operando en el país, donde es el primer operador de autobuses urbanos.

Puente abordó con el ministro de Transportes y Logística, Mohammed Abdeljalil, el plan de Marruecos para dotarse de una extensa red ferroviaria, un nicho de mercado para las firmas españolas del sector. Y, según ha podido saber El Independiente, también aprovechó esas conversaciones para abordar una deuda millonaria que la autoridad local de Casablanca mantiene con la compañía de la familia Cosmen por la gestión de los autobuses urbanos de la que se considera como la capital económica y comercial del país. "Actualmente la deuda ronda los 40 millones de euros", confirman desde Alsa a preguntas de este periódico.

Fuentes conocedoras de los contactos explican que el ministro se interesó por la problemática del contrato público que afecta a Alsa y abordó con el Ejecutivo marroquí la conveniencia de agilizar el pago del dinero adeudado. Desde la compañía aseguran ahora que "los pagos, aunque con algo de retraso, se van realizando periódicamente". Fuentes del sector indican que la deuda antes de la visita podría alcanzar los 80 millones, aunque desde Alsa niegan que la cantidad sea tal.

La compañía explica que la deuda corresponde a "las operaciones habituales acordadas para la prestación de este servicio para el Ayuntamiento de Casablanca". Pero evita dar detalle sobre el concepto específico que genera el adeudo. Por otro lado, afirma que "la situación del contrato de Casablanca no fue tratada en la visita" que el ministro Puente realizó a su sede en Marruecos en marzo. "No solicitamos al ministro intervención alguna en este tema", remarcan las fuentes oficiales consultadas.

Desde el entorno de Puente recuerdan que la defensa de los intereses de las empresas españolas en el extranjero es una de las funciones habituales que ejercen los ministros en sus visitas internacionales. Por ejemplo, cuando acudió en febrero a los países Bálticos para abordar el desarrollo del Rail Baltic, un megaproyecto ferroviario que involucra a firmas nacionales. "Hace poco comí con el presidente de la compañía y me habló con mucha ilusión de su proyecto en Marruecos y las décadas que llevan dando aquí transporte público de calidad", declaró el propio Puente a los medios en Rabat un día antes de visitar la sede de la firma asturiana en la ciudad marroquí.

Las fuentes de Alsa consultadas añaden tener constancia de que "la embajada española ha realizado gestiones para agilizar el pago la deuda" y reconocen haber tratado el asunto dentro de su "permanente diálogo" con la representación diplomática española desplegada allí. "Ese es el ámbito propio para abordar estas cuestiones, tal como lo hacemos en todos los países donde operamos, dentro de las relaciones habituales entre empresas españolas y embajadas, que son muy fructíferas", abundan desde el operador dependiente de la británica Mobico, la antigua National Express.

Una 'patata caliente'

Alsa se impuso en Casblanca durante 2019 a la oferta de la francesa RATP y ganó un contrato con una duración inicial de 10 años. La facturación prevista para el conjunto del período era de 729 millones de euros para atender a 100 millones de pasajeros al año. Su matriz británica esperaba que el contrato licitado por el Establecimiento de Cooperación Intercomunal (ECI) de la ciudad se pudiese prorrogar cinco años más y superar así los 1.000 millones de euros.

En su día, la compañía destacaba en una nota de prensa que el contrato de Casablanca era "el mayor operado por una empresa de transporte española fuera de nuestro país". Aunque las fuentes de Alsa antes citadas limitan la trascendencia del adeudo por parte de la autoridad local y aseguran que "la existencia de deudas entre empresas proveedoras y administraciones públicas no es una situación excepcional". "Es algo normal, no solamente en nuestro sector, sino en todos los sectores que contratan con las administraciones, tanto en España como fuera de nuestras fronteras", rematan.

El contrato contemplaba dos fases de ejecución. La primera consistía en una transición desde el anterior operador -la empresa M'dina Bus- hasta noviembre de 2020. Durante la misma, se prestó el servicio con autobuses ya usados mientras se llevaba a cabo un plan de modernización de flota. Alsa también tenía que formar al personal y construir nuevas instalaciones.

La segunda fase preveía incorporar 700 autobuses nuevos destinados a sustituir a los anteriores, así como implantar la nueva red y un nuevo sistema de pago con tarjeta. La compañía se comprometió a implantar "un sistema de transporte tecnológicamente avanzado" -con prestaciones como WiFi y cámaras de videovigilancia a bordo- así como autobuses con tecnología Euro V y Euro VI, que garantizaban niveles más bajos de emisiones de gases contaminantes.

En este sentido, la empresa prometía que los habitantes de Casablanca iban a pasar a "disfrutar en un tiempo récord de un transporte urbano con estándares de calidad europeos". También destacaba que el nuevo operador español iba a facilitar "la intermodalidad con la red de tranvías de la ciudad, dejando atrás el deficiente servicio que han sufrido en los últimos años".

El contrato era visto entonces en el sector como una 'patata caliente'. Pero Alsa no entraba de nuevas. La compañía de origen asturiano dio el salto a Marruecos en 1999 con la adjudicación del transporte urbano de Marrakech. Después logró hacerse con contratos en Agadir (2010), Tánger (2013), Khouribga (2015) y la capital política del país, Rabat (2018).

En total, la empresa cuenta en el país con una flota de 1.764 vehículos con los que transporta a 353,8 millones de viajeros al año, según datos de 2020. Emplea a 6.000 personas, de las cuales 100 son conductoras, precisamente, en Casablanca.

De los trenes a Ineco

Durante el viaje realizado por Puente apenas diez días después de la visita de Pedro Sánchez al país, el ministro también se vio con el titular de Infraestructura y Agua, Nizar Baraka.

Según trasladó entonces el Gobierno, el ex alcalde de Valladolid llegó a un acuerdo con sus homólogos marroquíes para crear distintos grupos de trabajo destinados a articular marcos de colaboración para el desarrollo de las infraestructuras y el transporte, en el marco de los memorandos de entendimiento firmados a principios de 2023 con ambos ministerios del Reino de Marruecos.

"Para el Gobierno español la relación con Marruecos es una relación prioritaria. Creemos que Marruecos es un país que representa una enorme oportunidad para la Unión Europea por razones económicas, de cooperación y migratorias", declaró Puente tras los encuentros con los representantes del Ejecutivo marroquí.

En este sentido, expresó que España "aspira a jugar un papel importante" en la ampliación de la red ferroviaria y transmitió a sus homólogos el conocimiento y la experiencia de las empresas españolas en materia ferroviaria. En su reunión con Baraka también destacó "el carácter estratégico del proyecto del Enlace fijo entre Marruecos y España por el Estrecho de Gibraltar". Es decir, un túnel que conecte África con Europa a través del Mediterráneo.

También abordó con sus homólogos la fuerte presencia de la ingeniería pública Ineco en Marruecos, donde opera desde 2006 con contratos en todos los modos de transporte. Recientemente ha firmado uno con la Oficina Nacional de Aeropuertos (ONDA) para elaborar el plan y programa de desarrollo del aeropuerto Mohamed V de Casablanca hasta 2050.