"Generaron un esquema que consistía en desestructurar Correos; se trataba de poner en cuestión la estructura, los profesionales, el know-how y el expertise de la casa". El mandato de Juan Manuel Serrano -ex jefe de gabinete de Pedro Sánchez en el PSOE- al frente del operador postal comenzó con polémica en 2018 y acabó dejando a la compañía pública con un agujero de más de 1.000 millones. Ahora, esos números rojos tratan de ser enderezados por la nueva dirección en manos del también socialista Pedro Saura, con un plan estratégico trazado hasta 2028.

"Fue la tormenta perfecta; poner arriba a gente que no tenía la solvencia ni los conocimientos necesarios", dice en conversación con El Independiente José Manuel Sayagués, secretario federal del sector postal de UGT. Él fue uno de los representantes sindicales que comenzaron a alertar desde bien pronto del "desguace" que podían suponer los planes de Serrano. "Estábamos diciendo al rey que estaba desnudo", rememora.

Para llevar a cabo su hoja de ruta, el también amigo del presidente del Gobierno incorporó a la cúpula de una compañía con más de 50.000 trabajadores a numerosos profesionales externos de su confianza. "El proyecto anterior se hizo con una ignorancia atroz. Fue un proceso opaco a hechos consumados y ninguno de los proyectos que puso en marcha llegaron a la rentabilidad", remarca el sindicalista de UGT. Todo se hacía "a base de proyectos y ocurrencias que no respondían a un proyecto sólido. Era un proyecto irracional con arreglo a la realidad de Correos", insiste.

La anterior dirección intentó entrar con pocos recursos humanos y materiales en mercados ya maduros como el del transporte de mercancías refrigeradas, con Correos Frío. También puso en marcha Correos Cargo, una nueva línea de negocio de transporte aéreo de mercancías para lo que llegó incluso a establecer una alianza empresarial que consistía en alquilar un avión de pasajeros que tuvo que modificar para adaptarlo al transporte de carga. La alianza tejida sin concurso público con la aerolínea Iberojet (del grupo Ávoris, rescatado por el Gobierno con 320 millones) acabó en fracaso un año después de su inicio y provocó cuantiosas pérdidas.

Los sindicatos le acusan también de haber intentado "la locura de vaciar Correos rellenando Correos Express", la filial de bajo coste dedicada a la paquetería. Y, al margen de eventuales decisiones erráticas, la parte sindical denuncia que ejerció una "desmesura de gastos en publicidad y consultorías".

El recurso a las big four y otras conocidas consultoras se convirtió en práctica habitual ante cualquier decisión o proyecto que poner en marcha. Por ejemplo, para ejecutar el polémico cambio de la sede de Campo de las Naciones a la de Conde de Peñalver. También tejió un plan para deshacerse de patrimonio inmobiliario histórico en diferentes ciudades para lograr liquidez. Aunque para polémica, la que suscitó el rebranding (cambio de imagen corporativa) que aprobó en 2019, con unos cambios mínimos en el logotipo de la empresa.

"Algunas decisiones de gestión estratégica fueron fallidas y provocaron un vaciamiento de actividad", prosigue Sayagués. Precisamente, las millonarias pérdidas acumuladas año tras año llegaron de la mano de una menguante actividad. Serrano, con un sueldo anual de 200.000 euros, entró con el convencimiento de que el envío de cartas era un modelo que estaba muerto.

Punto de casi no retorno

"Llevamos cinco años relatando la crónica del desastre anunciada al Gobierno y a la opinión pública. Pero, por las razones que sea, no se nos hizo caso. Y hemos llegado a un punto de casi no retorno en el que muchos clientes se han ido", añade.

El sucesor de Serrano al frente de la empresa desde el pasado 28 de diciembre ha prescindido de prácticamente todos los directivos de la anterior etapa y ha incorporado a otros de su confianza. Algunos de ellos procedentes de la también empresa pública Paradores, que presidía desde que dejó en julio de 2021 la secretaría de Estado de Infraestructuras. Al frente de las áreas de Comercial y de Operaciones ha optado por situar, eso sí, a dos ingenieras postales de la casa.

Desde UGT ponen "en valor que ahora se haya rectificado" y se haya reconocido que la situación era insostenible. El Gobierno inyectará hasta 3.000 millones para su rescate tras conocer los resultados de 2023 presentados hace unos días.

Juan Manuel Serrano, presidente de la sociedad estatal Correos.

Las pérdidas en los resultados de explotación descendieron hasta los 170 millones de euros (-286 millones de euros en 2022); la caída de envíos admitidos fue de 123 millones (-8,9%); la pérdida de patrimonio pasó de 851 a 724 millones de euros (-14,89%) y de fondos propios de 633 a 514 millones de euros (-18,80%).

El ligero repunte en la cifra de negocio se debió, señalan en CCOO, "sin duda a la intervención de Hacienda frenando parcialmente el desmantelamiento de Serrano y sus colaboradores en la segunda mitad de 2023". En el sindicato que dirige Unai Sordo califican a Serrano como "el peor presidente de la historia de Correos".

El nuevo plan estratégico podría suponer una enmienda a la totalidad de su gestión, que encendió las alarmas hace tiempo en el Ministerio de Hacienda. De hecho, la ministra María Jesús Montero tenía conocimiento de primera mano de lo que ocurría dentro de la empresa pública a través de un alto directivo designado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).

El consejo de administración de esta última aprobó esta semana el Plan Estratégico hasta 2028 tejido por el equipo de Saura, también economista y exportavoz de Presupuestos del PSOE en el Congreso. Según la compañía, su objetivo es "la transformación, recuperación y reposicionamiento de la empresa pública con el fin de cambiar su modelo de negocio y situar a la compañía, en el corto plazo, en una senda sostenida de rentabilidad que garantice su estabilidad financiera".

Revertir pérdidas e impulsar ingresos

La meta es "revertir las pérdidas para acabar el período con un margen Ebitda del 6%, una situación consolidada de beneficios y una posición financiera saneada". Según informó la compañía, el Plan recoge los ejes del Acuerdo Marco Estratégico entre SEPI, Correos, CCOO, UGT, así como aportaciones del resto de sindicatos.

Para generar ingresos, el plan plantea tres pilares de negocio. Por un lado, se quiere reforzar el sector postal tradicional. Correos es el operador designado del Servicio Postal Universal y busca que el negocio de las cartas suponga menos de un 50% de los ingresos totales. Eso permitiría "mitigar la principal vulnerabilidad de negocio de la empresa". En 2023, el 66% de los ingresos de Correos provenía del negocio postal, un 24% del de paquetería y un 10% de las nuevas líneas de negocio.

Por otro lado, la nueva hoja de ruta busca dar un impulso a la paquetería. La intención de la nueva dirección sería que la contribución de ésta a la facturación total crezca en 11 puntos porcentuales hasta alcanzar un 35%. Eso favorecería -dicen desde la empresa- "recuperar parte de la cuota de mercado perdida en años recientes, mientras que la potenciación de nuevas líneas de negocio incrementaría los ingresos por diversificación hasta un 16% de los ingresos totales".

En este sentido, el plan habla de automatizar y hacer más eficientes los procesos y de establecer estrategias "que estimulen unos mayores tráficos transfronterizos". También se contempla un plan de revisión de gastos superfluos y "aumentar y diversificar los ingresos mediante nuevas actividades como servicios financieros, trámites administrativos, comercialización de seguros, o servicios logísticos más complejos y sofisticados como la distribución de productos de frío".

De momento, los sindicatos esperan conocer en septiembre el verdadero alcance del plan. Su demanda es que se reúna a todos los representantes de los trabajadores a primeros de septiembre y se explique de manera detallada la nueva hoja de ruta. De momento, dice Sayagués, "lleva una ruta lógica y constructiva". Lo siguiente, será negociar un nuevo convenio colectivo, un plan de rejuvenecimiento de plantilla y un plan de salidas voluntarias.