El veto de Moncloa a la Oferta Pública de Adquisición (OPA) sobre el fabricante vasco Talgo por parte del consorcio empresarial húngaro Ganz Mavag tendrá múltiples repercusiones. Al margen de los frentes judiciales que se pueden abrir, la decisión del Gobierno tiene implicaciones para la imagen de la empresa en el extranjero. El 80% de su cartera de pedidos esta formada por contratos internacionales.
Los países europeos son su principal mercado objetivo con más del 60% de la cartera actual. La compañía defiende que la fuerte demanda procede de países en los que Talgo ha probado con éxito su tecnología y dice que eso el proporciona "una gran visibilidad de los ingresos a medio y largo plazo". Pero enfrenta un problema de capacidad industrial que la oferta húngara prometía solucionar.
El Gobierno fue siempre reacio a aceptar la toma de control del fabricante español por parte del conglomerado magiar. Este planteaba hacerse con el 100% de la empresa a 5 euros por acción (620 millones de euros). Tras el portazo de Moncloa, los títulos de la compañía española se hundieron este miércoles hasta los 3,95 euros por unidad, lo que deja su valor en 490 millones, casi 130 millones menos que la OPA.
En su análisis de la operación, el Ejecutivo español ha aducido la protección de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de España como un motivo clave para vetar la operación. Un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) así lo habría recomendado, aunque los detalles del expediente han sido calificados como información clasificada. Desde el Ejecutivo expresaron desde el primer momento su temor de la conexión entre el primer ministro húngaro Viktor Orban y el presidente ruso, Vladimir Putin.
Por la parte laboral, el sindicato CCOO ha pedido mantener una reunión urgente con la dirección de la empresa, así como con todos los departamentos ministeriales involucrados en la decisión, para que se aclare el futuro de la compañía a través de un plan que permita ampliar su capacidad industrial.
"Entendemos tendrá algo que decir sobre todo esto y deberá poner sus planes alternativos encima de la mesa y si no los tiene, deberá empezar a construirlos porque Talgo necesita sacar toda la carga de trabajo y pedidos que tiene, y la plantilla se merece certezas y un futuro sólido y claro", reza un comunicado de la organización sindical que preside Unai Sordo.
Precisamente, la falta de capacidad industrial fue uno de los argumentos del consorcio húngaro para defender su oferta. La compañía estaba dispuesta a aportar diferentes instalaciones de fabricación con las que cuenta en el país magiar para dar salida a la millonaria cartera de pedidos que tiene actualmente la empresa vasca y que asciende a 4.000 millones de euros.
La falta de potencia industrial suficiente es lo que le ha llevado a acumular retrasos en ciertas entregas clave, como la de 30 trenes de alta velocidad para Renfe. Tras dos años de retraso, en mayo empezaron a llegar las primeras unidades que están destinadas a aliviar la carga de la operadora pública en ciertos corredores clave y al corredor Lyon-París. Varias de ellas acumulan decenas de averías por las que el operador que preside Raül Blanco quiere reclamar una compensación.
Talgo dice que "las adjudicaciones recientes más significativas comprenden prórrogas de contratos existentes (DB, DSB y Metrolink), que minimizan los riesgos de ejecución y contribuyen a la estabilidad de los calendarios de fabricación".
Según las cuentas semestrales, los principales contribuyentes de ingresos de fabricación en el periodo fueron los proyectos de DB (Alemania), DSB (Dinamarca) y las cabezas motrices de Renfe (España). Para Alemania está ejecutando un pedido de 79 trenes dentro de un contrato con la DB por valor de 2.100 millones. Para Dinamarca está ensamblando 16 composiciones de un pedido de 300 millones de euros.
Además, estos ingresos están apoyados por la recurrencia de ingresos de mantenimiento. Estos últimos representan aproximadamente el 40% de los
ingresos totales, siendo los principales contribuyentes los contratos con España, Arabia Saudí y Kazajstán.
Eso sí, la deuda financiera neta se ha disparado en un año, pasando de 240,6 millones de euros hasta alcanzar los 357 millones, de los que 107 vencen este 2024. y otros 49 en 2025. Talgo asegura que se debe principalmente a las necesidades de capital circulante. De hecho, la empresa ha visto crecer en un año su necesidad de liquidez de 304 millones a 30 de junio de 2023 a 495 millones.
"El apalancamiento empresarial es el reflejo de la actividad industrial y de los ciclos de los proyectos, por lo que se espera un desapalancamiento cuando se alcancen hitos técnicos vinculados a cobros en efectivo", expresa la compañía presidida por Carlos del Palacio.
Además, defiende tener un "perfil financiero sólido, con cerca de 300 millones de euros de liquidez accesible y un perfil financiero diversificado". Según su información financiera del primer semestre Talgo dispone de líneas de crédito por valor de 120 millones de euros, de los cuales 97 millones estaban disponibles a junio de 2024.
¿Candidato alternativo?
La gran pregunta que surge ahora sobre el futuro de la compañía es si podrá seguir dando abasto para fabricar todos los pedidos que tiene por delante. Y si, en medio de una guerra judicial por la OPA húngara, podrán aparecer nuevos interesados en ser potenciales socios de la firma vasca en la que el principal accionista -el fondo Trilantic- lleva tiempo queriendo salir.
A raíz del rechazo a la opción húngara, el Gobierno ha intentado armar durante los últimos meses una contraoferta de la mano de CriteriaCaixa, el brazo inversor de La Caixa. Aunque ésta requería ir de la mano de un socio industrial para sumarse al proyecto. Descartadas opciones de otros grandes fabricantes como el francés Alstom, el suizo Stadler o el vasco CAF, solo apareció la opción de una alianza industrial con el grupo checo Skoda Transportation, que el consejo de administración de Talgo rechazó.
En su informe semestral asegura que en estos momento apunta a oportunidades de negocio para los próximos 24 meses por valor de 6.700 millones de euros y se están "supervisando y analizando detenidamente otras por valor de 2.000 a 2.500 millones".
De momento, fuentes de la empresa aseguran que "Talgo esperará a que Magyar le comunique sus próximos pasos y tomara sus propias decisiones". "Talgo continúa con su actividad industrial y de negocio y sus compromisos con trabajadores, clientes y proveedores como ha hecho a lo largo de sus más de 80 años de historia", concluyen.
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