El empleo en el campo está por debajo del millón de trabajadores por primera vez en la serie histórica. Así lo refleja la estadística de afiliados a la Seguridad Social correspondiente al mes de agosto. Con 991.285 cotizantes, la agricultura ve cómo se destruyen puestos de trabajo en un contexto de falta de relevo generacional, crecimiento de los costes de producción y dificultades para cobrar un precio justo por los productos que se cultivan.

Los responsables de los ministerios de Trabajo y de Seguridad Social atribuyen la caída estructural del empleo en el campo a la modernización del sector y la transformación global de la economía española.

"Lo normal es que se produzca esta reducción por factores estructurales que no están tanto vinculados a la situación de empleo sino al incremento de la productividad en estos sectores; la mecanización del campo, las mejoras de las técnicas tanto de recolección como de plantado-siembra", aseguró el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, durante el análisis mensual de las cifras de su departamento.

El Servicio de Estudios de la patronal de la pequeña y mediana empresa (Cepyme) alerta de que "el sector de Agricultura, Ganadería y Pesca viene destruyendo empleo durante 37 meses consecutivos y registra 90.000 ocupados menos que en agosto de 2019 (-8,3%)". Sin embargo, en Trabajo ven normal que "en economías modernas (...) haya una reducción prácticamente continua del peso del sector primario y agrícola".

El 'número dos' de la vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz destacó además que, pese a la sangría continuada de puestos en el campo, "España sigue por encima de la media en materia del peso del sector agrícola". "Por ejemplo, una economía como la alemana tiene menos de medio millón de trabajadores dedicados al campo; y nosotros estamos por encima de la media de los socios europeos", zanjó.

A su lado, el secretario de Estado de la Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez, también quitó hierro a la tendencia descendente del empleo agrícola, pese a que la titular de su departamento, Elma Saiz, convocó en el mes de febrero a las organizaciones agrarias -en plenas protestas- para abordar la falta de mano de obra en el campo. "Es una caída paulatina, que no es brusca y lo que refleja es la modernización de nuestro sector agrario, que sigue teniendo un peso importante en nuestra economía pero ahora tiene un empleo de más calidad", reflexionó Suárez.

La pérdida de puestos de trabajo del sector primario, prosiguió, "es la constatación de una evolución positiva de la dinámica de nuestra economía". "Se está produciendo un cambio, una transformación profunda, que se hace de una manera gradual, que no produce perjuicios particulares a la gente más directamente afectada o que se mueve en ese ámbito", dijo al ser preguntado por la cifra histórica de agosto. "En paralelo a esa paulatina caída, lo que se está produciendo un crecimiento continuado e intenso de actividades de alto valor añadido", abundó.

Según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, el paro en la agricultura cayó el 2,6% en agosto pasado respecto al mes anterior, lo que supone 2.337 desempleados menos y sitúa el total en 87.426 personas. Se trata también de una bajada del 14,24 % (-14.517) frente a agosto de 2023.

"No creo que se pueda ver como un elemento especialmente negativo la reducción de este peso del sector primario en la economía que tiene más que ver con el incremento de la productividad y la mejora de las técnicas. Y es una medida prácticamente compartida por el conjunto de países esta reducción del número de trabajadores que se ocupan en el sector agrícola", concluyó Pérez Rey.

"No es una buena noticia"

Las asociaciones de agricultores discrepan de la visión optimista del Gobierno. "Observamos los datos con preocupación y no es una buena noticia que el sector agrario pierda peso", explica el portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Diego Juste. Detrás de esa pérdida de empleo en el campo, dice, hay fenómenos como la despoblación.

En este sentido, lamenta "que se hable de una modernización de la agricultura en la cual no hacen falta personas para trabajar en ella", con la transformación de sectores hacia formatos muy mecanizados en los que apenas hace fala mano de obra. "Eso no es una buena noticia", remata.

Para Andrés Góngora, responsable Relaciones Laborales de la
Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (Coag), las cifras de empleo "son fruto de la crisis de rentabilidad del sector agrario; encarecimiento de los costes de producción y, sobre todo, la falta de relevo generacional". "No se incorporan jóvenes a la actividad y los mayores la van abandonando. Y no llega por la falta de apoyos públicos para que haya rentas dignas para los jóvenes y un futuro laboral para sus familias", añade.

Desde la UPA piden que el Gobierno impulse medidas como la Ley de Agricultura Familiar, "que tiene que proteger al modelo más social de la agricultura; de pequeña dimensión, diversa, con muchos sectores y adaptada a las condiciones de cada zona y no una agricultura homogénea, industrial y ultramecanizada", concluye.

El ministerio que dirige Luis Planas anunció en marzo que estaba trabajando en el impulso de esta norma. En España, este tipo de agricultura representa el 82 % de las 914.000 explotaciones agrarias. Según expuso el ministro, sobre este modelo "deben pivotar las transformaciones que se están efectuando en relación con la construcción de sistemas alimentarios sostenibles".

Este mes de septiembre tiene previsto iniciar la consulta pública sobre el anteproyecto de ley, que incluirá cuestiones como la titularidad compartida de las explotaciones (entre hombres y mujeres) o el relevo generacional. La intención es que esté listo a finales de año o a comienzos de 2025 para iniciar su trámite en el Consejo de Ministros.