Es un fraude sencillo. Comienza en el primer eslabón de la cadena y se visibiliza en todo su esplendor en el último: las estaciones de servicio. Lo hace en forma de precios anormalmente bajos en los combustibles a la hora de acudir a repostar. Puede traducirse en hasta 40 o 50 céntimos menos por litro de combustible que el resto de competidores no salpicados por estas tramas fraudulentas. ¿El secreto? Que uno o varios de los intervinientes en todo el proceso de comercialización no repercutan el IVA –que sí han pagado sus clientes- ante la Agencia Tributaria y que engorda sus bolsillos. No se trata de competencia legítima entre establecimientos ‘Low Cost’ y estaciones tradicionales, donde la diferencia suele rondar los 10 o 15 céntimos, el fraude de los hidrocarburos es otra cosa.

Hablamos de un fraude que lo cometen las operadoras o alguna de las sociedades implicadas en el proceso, no las estaciones de servicio. Basta con analizar el viaje que realizan los hidrocarburos en todo su proceso de comercialización para entender cómo se logran esos precios anormalmente bajos en los carburantes.

Fase 1. La extracción sin IVA.

Todo comienza en la primera fase, la de la extracción. En España se aplica un régimen suspensivo a los hidrocarburos, que afecta a su proceso de extracción de los depósitos de almacenaje, y por el que no deben pagar IVA. La medida es legal. Se concibió como un modo de no provocar un quebranto innecesario en la tesorería de las operadoras que debían comercializar los hidrocarburos. Estos ‘depósitos fiscales’ están exentos del pago de IVA, que sólo se comienza a activar a partir de ahí, durante el proceso de comercialización posterior.

El sector viene denunciando desde hace muchos años a existencia de este tipo de tramas y reclama medidas como la adoptada en Italia, donde se eliminó este régimen suspensivo sobre los hidrocarburos. De este modo, desde el primer momento del proceso, para poder extraer los combustibles se debe proceder previamente al pago del IVA. En Italia, según recuerda la Asociación de Operadores Independientes (AOP), se logró de esta manera reducir a apenas el 1% o 2% el fraude en el sector.   

Fase II. La comercialización... sin IVA.

La segunda fase del proceso, la comercialización. Aquí, como en cualquier otro proceso de comercialización, todos los agentes que intervengan deben repercutir el IVA que cobran a sus clientes. La cadena de intermediarios necesarios hasta llegar a la gasolinera puede ser más o menos extensa, implicar a más o menos operadoras. Es ahí donde las tramas especializadas en este tipo de fraudes desarrollan sus estructuras complejas. Lo hacen para apropiarse de ese 21% de IVA de sus clientes y ocultarlo a Hacienda. De este modo, al no hacer frente al pago de ese 21% a las arcas públicas les permite jugar de modo fraudulento con un margen amplio para aplicar descuentos artificialmente bajos, de hasta 40 o 50 céntimos menos por litro. Para todo ello se valen de sociedades en ocasiones opacas, de testaferros o de sociedades que se crean y desaparecen sin apenas margen para reclamarles el cumplimiento de sus obligaciones tributarias.  

Fase III. Venta al consumidor... con IVA

Las gasolineras, que sí pagan el correspondiente IVA, en algunos casos no conocen el origen fraudulento de las operadoras a las que adquieren los carburantes. Los bajos precios que abonan les permiten a su vez ofertar el producto final a los consumidores en condiciones mucho más ventajosas que el resto del sector en el que no ha participado ninguna trama de estas características.

Según la asociación de Operadores Independientes del Sector Energético (AOP) en España este tipo de fraude podría estar presente, de una u otra manera, en cerca del 25% de las ventas de combustible. Según datos de la Asociación de Operadores Independientes del Sector Energético (UPI) el volumen del fraude de IVA podría rondar los 2.000 millones de euros desde 2022.

Desde la Agenda Tributaria recuerdan que en muchos casos se trata de estructuras fraudulentas que ocultan una larga cadena de intermediarios y participantes que intervienen en toda la fase, desde la extracción en depósito hasta su venta final en la gasolinera. Estructuras que en ocasiones están integradas por intermediarios, testaferros, sociedades opacas que desaparecen antes de hacer frente a sus obligaciones tributarias o que simulan reconocimientos de deuda –compromisos de pago posterior- y que se disuelven sin dejar rastro poco después o que simulan cuotas a deducir para compensar el pago de IVA, etc. Desde la agencia tributaria señalan que se trata de un tipo de fraude que no es nuevo, que existe desde hace tiempo y que en nuestro país ya ha acarreado condenas anteriores

En mayo de este año Hacienda se personó en 400 gasolineras para recabar información sobre este tipo de tramas. La denominada ‘operación fuel’ se orientó hacia la detección de posibles sociedades instrumentales que pudieran formar parte de entramados de fraude de IVA en el sector. Se solicitó información a las estaciones de servicio que vendían a precios anormalmente bajos. Se les reclamó datos sobre los proveedores con los que trabajaban y los precios a los que se les suministraba el producto. La Agencia Tributaria incluso les advirtió del riesgo de poder incurrir en responsabilidades al adquirir el producto a precios notoriamente anómalos, tal y como prevé el artículo 87.5 de la ley de IVA, donde se establecen las responsabilidades subsidiarias de los adquirientes en estos casos.