En una discreta nave a las afueras de Córdoba reposan montañas de almendra mediterránea. Protegidas aún por su cáscara, esperan en los silos a ser procesadas en la planta contigua que la aceitera Dcoop tiene en la localidad de Villarrubia. Animada por sus socios, la cooperativa ha impulsado en los últimos años su sección de frutos secos con unas instalaciones para almendras en las que ha invertido 22 millones de euros.

Una vez dentro de la planta, la almendra se procesa mediante su limpieza, partido, clasificación, calibrado y envasado final. La firma andaluza se ha convertido ya en una de las mayores operadoras de almendra de España, con la producción de más de 30.000 toneladas durante este año.

Las instalaciones cordobesas, con una réplica gemela en Portugal, tienen una capacidad de almacenamiento de 18.000 toneladas de almendra en cáscara, así como 3.500 toneladas de almendra en grano refrigeradas. Se trata, de hecho, del almacén más grande Europa de almendra en cáscara.

La voluntad de la cooperativa es acabar destinando una parte a la exportación, otra parte al mercado interior y otra la destina al gigante Importaco, con quien firmó un importante acuerdo comercial mediante el que le destina el 40% de su producción. Este especialista en frutos secos es proveedor de grandes cadenas como Mercadona. Aunque también se dedica a surtir de materia a negocios del canal de hostelería y restauración y a la industria.

Tras siete campañas de producción, las almendras de Dcoop viajan a 18 destinos diferentes (Alemania, Chile, Chipre, Colombia, Ecuador, Egipto, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Hungría, India, Israel, Italia, Turquía, Ucrania, Catar y Emiratos Árabes). Además, la compañía fue pionera en 2023 en exportar este fruto seco a China. En concreto, envió 160 toneladas de la variedad Lauranne y 140 toneladas de la variedad Penta.

Ahora, sus responsables confían en que las tensiones comerciales con Pekín a causa de los aranceles al coche eléctrico no trastoque su plan de crecimiento en ese mercado, puerta de entrada a todo el continente asiático, donde miran ya a Japón. Dcoop accedió a China después de la imposición de un arancel a la almendra de Estados Unidos. Si el ejercicio pasado enviaron 300 toneladas a China, esta campaña confían en enviar 1.500.

Dcoop también tiene la mirada puesta en India, a donde ya mandan parte de la producción. Y constata las dificultades para acceder a Marruecos debido a la política arancelaria que mantiene con la UE frente a la que encuentra la almendra estadounidense. "Estamos trabajando junto al Ministerio de Agricultura para lograr una reciprocidad con la Unión Europea, lo que nos permitiría competir en mejores condiciones", explicó. No en vano, los países árabes son grandes consumidores de almendra.

Las previsiones del grupo solo apuntan al crecimiento del negocio. "Tenemos plantaciones nuevas que van entrando en producción. Además, siguen entrándonos socios nuevos", explicó este jueves en un encuentro con los medios el director general de Dcoop, Rafael Sánchez de Puerta. En los últimos años se han plantado muchas parcelas de almendro en España, que en los próximos ejercicios comenzarán a dar sus primeros furtos.

La voluntad de la firma andaluza pasa por encima de todo por ofrecer una almendra mediterránea, que se distingue por sus características organolépticas de la norteamericana que se cultiva en California. Superadas ya las notas de amargor que caracterizaban antaño a parte de la producción española, ahora se trabaja con variedades que pueden tener buena acogida en mercados extranjeros.

La clave para la cooperativa pasa por garantizar que su producto está libre de cualquier resto de cáscara. Esto es clave para satisfacer el alto nivel de exigencia de sus clientes industriales, a los que dedica parte de la producción. De hecho, Dcoop no vende su almendra directamente al consumidor bajo su marca propia como si hace con el aceite.

En su mayoría, las almendras que procesan en Córdoba proceden de explotaciones agrícolas de Andalucía, Murcia, Aragón y también Extremadura. Desde la compañía defienden que la producción de almendra mediterránea puede ser una alternativa real al cultivo de cereal o de olivar.

El grupo prevé cerrar el ejercicio con una facturación de 45 millones de euros en su negocio de frutos secos, una cifra que casi llega a duplicar la alcanzada en 2023. Sánchez de Puerta considera que la inversión en la almendrera estará amortizada en unos diez años.