El Gobierno impulsó el año pasado varios impuestos para aumentar los ingresos del Estado. Ante los beneficios récord de la banca, impulsados por la subida de los tipos de interés, y los de las energéticas, derivados de unos precios de la energía que escalaron por la invasión rusa de Ucrania, se pusieron en marcha dos tasas que gravasen estos ingresos extraordinarios. Además, se puso en marcha un impuesto llamado de solidaridad para las grandes fortunas. Los ingresos de estos gravámenes junto el de los plásticos no reutilizables no alcanzan el 0,3% del producto interior bruto (PIB).

El porcentaje no es casual. Es el que ha prometido el Gobierno a la Comisión Europea de crecimiento de los ingresos tributarios el próximo año. El Ejecutivo tiene que aumentar los recursos disponibles para cumplir con la regla de gasto que fija el nuevo marco de responsabilidad fiscal pactado en la Unión Europea. Teniendo en cuenta el PIB de 2023, los ingresos por impuestos deberían aumentar en 4.500 millones de euros.

¿De dónde salen? Los impuestos mencionados anteriormente supusieron una recaudación de 4.193 millones de euros. La Agencia Tributaria ingresó 1.644 millones de euros por el impuesto a las energéticas, 1.263 millones de euros por la tasa a los beneficios bancarios y algo más de 600 millones respectivamente entre los impuestos a los plásticos de un solo uso y del impuesto a las grandes fortunas. 

El Gobierno prevé que el PIB crezca el año que viene en el entorno del 2,4%, por lo que la recaudación de estos tributos debería incrementarse en línea con la economía para alcanzar ese 0,3% que figura en el plan fiscal que Sánchez ha enviado a Bruselas. De hecho, el Ejecutivo ya ha manifestado en ese documento su intención de convertir en permanentes los impuestos a la banca y a las energéticas. 

Sin embargo, los tipos de interés están a la baja, el Banco Central Europeo (BCE) ha encadenado dos bajadas consecutivas y los bancos llevan meses alertando que los beneficios récord derivados de la política monetaria más restrictiva estaban llegando a su fin. Esto tendrá impacto en las cuentas de resultados de las entidades y, también, en los ingresos de este impuesto.

Nuevas subidas

Los datos de 2023 muestran que el Gobierno tendrá que acometer nuevas subidas impositivas si quiere recaudar ese porcentaje del PIB. Ni siquiera en ese año en el que se crearon impuestos que no estaban antes en el sistema fiscal, se alcanzó el porcentaje que ahora plantea el Ejecutivo.

En el inicio del curso político, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afirmó que los próximos presupuestos generales del Estado incluirán una fiscalidad más progresiva que gravará a “los que más tienen”. "España tiene hoy 4 puntos menos que la media europea de presión fiscal”, añadió el presidente en sede parlamentaria. 

Como ha publicado este periódico, la Comisión Europea ya le ha dicho en varias ocasiones a España que tiene margen para subir los impuestos. Bruselas señala a dos puntos: los medioambientales y el IVA. La Comisión subrayó que hay que limitar los productos que están gravados con tipos reducidos o superreducidos, una medida que el Gobierno, de hecho, ha ampliado para hacer frente a la inflación. 

Pero además de estos, y teniendo en cuenta las palabras del presidente, es probable que el Ejecutivo decida gravar con tipos más altos a la rentas más abultadas. Fuentes del gobierno no se pronuncian sobre esta posibilidad y remiten al plan que ha llegado a Bruselas esta semana, en el que no hay medidas nuevas, sino que se recogen algunas de las ya puestas en marcha.

Reforma fiscal pendiente

La reforma fiscal a la que el Gobierno se comprometió en el Plan de Recuperación es todavía una asignatura pendiente. Aunque en varias ocasiones el Ejecutivo la ha dado por completada, en Bruselas esperan más cambios fiscales. En las últimas semanas, el Ministerio de Economía justifica que la situación económica y presupuestaria es mejor este año que cuando se redactó el Plan y espera que esto sea un argumento convincente para rebajar las exigencias de la Comisión.

Cuerpo espera que la magnitud de la reforma acordada pueda ser menor a la que se pensó inicialmente para aumentar la recaudación tributaria. Precisamente, porque los ingresos de la Agencia Tributaria siguen creciendo a buen ritmo, en parte, por la creación de empleo de los últimos años. En 2023, se recaudó un 6,4% más que el año anterior y en lo que va de 2024, el aumento es del 7,4% en comparación con el mismo periodo de 2023.

Pero más allá de estas previsiones, el nuevo plan fiscal incluye un nuevo esfuerzo que todavía no se ha concretado y que previsiblemente se llevará a cabo mediante una nueva reforma tributaria.

El Gobierno confía en que el límite del crecimiento del gasto al 3%, como recoge de media el plan fiscal, contribuirá a reducir el déficit público de manera "progresiva", desde el 3% del PIB previsto para este año. En lo que respecta a la deuda pública, según las estimaciones de Moncloa bajará al 102,5% del PIB este año al 98,4% en 2027 y el 90,6% al final del periodo de ajuste, en 2031, lo que la situará en una senda descendente que la reducirá al 76,8% del PIB en 2041.