La exposición de BBVA al mercado mexicano, de donde procede más de la mitad de sus beneficios, pasó factura a la entidad presidida por Carlos Torres. La victoria de Donald Trump frente a Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos hizo que los títulos del banco vasco liderasen las pérdidas del Ibex 35 durante la sesión de este miércoles, en la que el selectivo español firmó su peor sesión desde marzo de 2023. La entidad vasca cayó un 6,62%, hasta los 8,9 euros por acción. Un porcentaje similar al que se anotó Sabadell (-6,48%), la firma sobre la que BBVA tiene intención de presentar una Oferta Pública de Adquisición (OPA).

El batacazo bursátil arrastrado por la caída del peso mexicano frente al dólar llega en un momento especialmente complejo, a la espera de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) decida si autoriza la compra del banco de origen catalán o extiende su análisis a una segunda fase.

Desde que trascendiesen las intenciones de hacerse con Sabadell y hasta la victoria de Trump, la entidad que preside Torres había perdido más de 10.000 millones de euros de capitalización. Ahora, el resultado electoral en EEUU y su exposición a México, agrava la caída. El 29 de abril, último día antes de trascender los planes del banco vasco sobre Sabadell, la entidad tenía una capitalización bursátil de 62.819,8 millones de euros. Este miércoles, cerró la sesión con un valor de 51.680 millones. En total, un ajuste del 17,7%, por valor de 11.139,8 millones.

El mercado ha descontado que las políticas proteccionistas y aumento de aranceles que ha anunciado Trump no serán nada beneficiosas para los intereses de la economía del país azteca, donde BBVA tiene 30 millones de clientes. El magnate llegó a asegurar que impondrá aranceles del 25% a los productos mexicanos, que podría incrementar si no se frena el flujo de inmigrantes irregulares.

La semana pasada, ambas entidades volvieron a poner sobre la mesa la batalla abierta por las intenciones de BBVA de hacerse con Sabadell mediante una OPA hostil, después de que la dirección de la entidad catalana rechazase la propuesta inicial.

Desde la dirección del banco presidido por Josep Oliu han expuesto que la posición de BBVA en el país a cuya presidencia acaba de acceder Claudia Sheinbaum es un factor de riesgo exponencial en caso de que la OPA prospere, pese a la teórica pérdida de atractivo del canje de acciones ofrecido a los accionistas del Sabadell. La capitalización de Sabadell antes de conocerse las intenciones de BBVA era de 9.452 millones de euros. Este miércoles cerró con un valor de 9.554 millones, un 1,02% más. Y ante la caída de BBVA y la subida de Sabadell, la prima inicial del 30% para los accionistas se ha ido reduciendo.

Recorte de 4.000 empleos

El pasado jueves, los consejeros delegados de ambos bancos aprovecharon la presentación de resultados trimestrales para exponer su visión de una operación que BBVA pretende impulsar precisamente para reducir su exposición a economías emergentes.

El consejero delegado de Sabadell, César González-Bueno, mostró sus reticencias a la operación y expuso que sus cálculos arrojan un recorte de 4.000 empleos del banco resultante si finalmente la absorción sale adelante. La estimación procede del análisis de los datos que BBVA incluyó en el folleto de la OPA publicado en la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés).

BBVA, por su parte, ha evitado hasta ahora ofrecer una estimación del eventual recorte de empleo que podría suponer la operación. Algo que, en todo caso, estaría sujeto a la negociación de los sindicatos si finalmente se integran ambas entidades.

El choque de visiones está precisamente en cuánto tiempo tardará la CNMC en resolver su análisis de la operación. El organismo regulador que preside Cani Fernández tiene dos posibilidades. Por un lado, puede aceptar la propuesta de remedies planteada por BBVA y aprobar en primera fase la operación a la que se opone el Gobierno de Pedro Sánchez.

En segundo, podría ampliar sus pesquisas, lo que dilataría los plazos y llevaría el asunto al menos hasta el primer semestre de 2025. En todo caso, se espera que a mediados de este mes el organismo de Competencia anuncie por cuál de las dos opciones se decanta.

Si opta por la segunda, como cree conveniente la dirección de Sabadell, podría imponer determinadas cláusulas o cesiones a BBVA para dar su visto bueno a la operación. "Nuestra previsión es que se apruebe en fase uno, sin remedies estructurales pero si va a fase dos y los remedies pasan a ser inaceptables o inasumibles en términos de creación de valor (...) tenemos la opción de dar marcha atrás", defendió el pasado jueves el consejero delegado de BBVA, Onur Genç.