La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha decidido extender su análisis de la OPA de BBVA sobre el banco Sabadell. La sala de Competencia del organismo que dirige Cani Fernández ha optado por remitir la Oferta Pública de Adquisición a la denominada fase dos de investigación. Así, la transacción planteada por la entidad que preside Carlos Torres sobre la que encabeza Josep Oliu se demorará hasta el próximo año.

"El sector económico afectado por la operación es el financiero, especialmente el de servicios bancarios y el de servicios de pagos. Adicionalmente, las partes están simultáneamente presentes en el mercado de producción y distribución de seguros, en el de fondos y planes de pensiones y en el mercado de gestión de activos", alega el regulador para justificar la extensión de sus pesquisas sobre la operación anunciada el pasado 9 de mayo.

El banco vasco verá como Competencia tarda unos cuantos meses más en decidir si la aprueba con condiciones o la rechaza. Por tanto, la incertidumbre se apodera de la maniobra empresarial en la que BBVA podría incluso dar marcha atrás. El consejero delegado de esta última entidad Onur Genç abrió la puerta a retirar la OPA si el regulador acababa imponiendo unas condiciones "inaceptables o inasumibles en términos de creación de valor".

Esta segunda fase de investigación está abierta a la intervención de otros afectados por la eventual fusión como el Sabadell, bancos de la competencia o incluso las asociaciones empresariales y de consumidores. Además, la CNMC "solicitará un informe preceptivo a las comunidades autónomas en las que la concentración incida de forma significativa", revela el comunicado del regulador.

La resolución final que apruebe el regulador podrá autorizar, aceptar compromisos, imponer condiciones o prohibir la operación de concentración entre ambas entidades. Esas posibles condiciones o cesiones que imponga Competencia serán analizadas por el Ministerio de Economía que dirige Carlos Cuerpo. A continuación, se elevarán al Consejo de Ministros, que podría modularlas.

Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha mostrado contrario a la operación alegando un posible alto grado de concentración en el sector, sobre todo en Cataluña y la Comunidad Valenciana; el eventual impacto que tendría sobre la concesión de crédito a las pequeñas y medianas empresas (pymes); y el futuro recorte laboral que acarrearía la fusión y que en Sabadell sitúan en 4.000 empleos.

Tres meses adicionales

La ley de Defensa de la Competencia fija tres meses adicionales para que la CNMC estudie más a fondo las implicaciones que tendría una eventual fusión, aunque tiene la posibilidad de parar el reloj repetidas veces para recabar más información.

"En la primera fase del procedimiento se ha realizado una investigación detallada sobre la situación de competencia en los mercados afectados. Esta redundará en una mayor eficiencia en el análisis durante la segunda fase, cuyo objeto es profundizar en el estudio de la operación", añade el comunicado.

Desde BBVA siempre han defendido que no existen problemas de competencia. "Llevarlo a fase dos sería que hubiese un problema de competencia y no lo hay", sostuvo Genç durante la presentación de resultados de hace unos días. Tras conocer la decisión, fuentes de la entidad dicen que el banco "continuará colaborando estrechamente con la CNMC para culminar cuanto antes el acuerdo de compromisos y la aprobación del expediente".

El banco vasco, que presentó a la CNMC su propia propuesta de remedies, argumenta que el fruto de la fusión daría lugar a una entidad que no superaría los umbrales europeos de mercado que podrían generar riesgos para la competencia. También entiende que la operación ni siquiera supondría crear el banco más grande de España si sale adelante. "Esta operación debería autorizarse sin remedies estructurales como ocurrió con la operación de Caixa y Bankia", defendió Genç.

A diferencia de aquella operación de 2021, ahora el mercado sufre un mayor grado de concentración que entonces. Y el planteamiento no es amistoso, sino lo que se ha llevado a cabo de forma hostil, como se denomina en la jerga financiera a la falta de acuerdo entre las partes. La OPA ya tuvo un precedente amistoso en 2020, pero acabó naufragando por diversas cuestiones económicas y de poder.

Fuentes del Sabadell han mostrado "su respeto por el trabajo del supervisor" y han aseverado que "la decisión de la CNMC confirma la complejidad de la opa hostil lanzada por BBVA, que hace necesario un estudio más profundo de las consecuencias que tendría esta operación en la competencia del sistema financiero español".

Pendientes de la CNMV

Pendiente de todo también está la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aunque no tiene obligación legal de esperar al dictamen de la CNMC, parece que esperará antes de abrir el período de aceptación. De momento, analiza el folleto que presentó BBVA el pasado 9 de mayo. Su presidente, Rodrigo Buenaventura, no seguirá en el cargo cuando caduque su mandato a mediados de diciembre. El Gobierno tiene que encontrar un sustituto.

El consejero delegado del Banco Sabadell César González Bueno defendió en la última presentación de resultados del banco que sería necesario contar con toda la información antes de dar ningún paso más. Y el parecer de Competencia podría ser clave para los accionistas de la entidad catalana a la hora de aceptar o rechazar la oferta del banco vasco.

BBVA quiere convencer a los accionistas del Sabadell con el pago de 0,29 euros en efectivo y entregar una acción nueva por cada 5,019 del Sabadell, teniendo en cuenta los dividendos pagados por ambas entidades en octubre.