En 2013, cuando ya había creado Tesla y SpaceX, Elon Musk tuvo tiempo de idear el Hyperloop. El concepto era un sistema de transporte de alta velocidad, que utilizando un sistema de levitación magnética impulsaría unas cápsulas cilíndricas a través de un tubo formado por acero presurizado para reducir así la resistencia del aire. La idea era que pudiera alcanzar los 1.100 km/h, por lo que podría hacer la ruta entre Los Ángeles a San Francisco (de unos 600 km) en apenas 30 minutos.
El concepto era ese. Pero en esta ocasión Musk no creó una empresa para desarrollarlo. Más bien al contrario, permitió que fuera un proyecto con código abierto, por lo que todo el mundo estaba invitado a participar en él y a colaborar para ir mejorando cada vez más el diseño. De esta manera se inició una carrera científica alentada por el propio magnate, que impulsó una serie de concursos para que empresas, ingenieros y estudiantes de todo el mundo presentaran sus diseños. Con el tiempo nacieron varios consorcios con el mismo objetivo: hacer el Hyperloop realidad.
Sin embargo, más de una década después nadie lo ha conseguido. Y mientras algunas voces llevan tiempo señalando que nunca pasará de ser un concepto de vehículo teórico, en diciembre del 2023 Hyperloop One, una de las empresas que parecía llevar la delantera en su desarrollo (y que tenía su sede en Los Ángeles, EE.UU), puso en venta sus activos y despidió a la mayor parte de sus empleados para echar el cierre.
"Actualmente hay seis proyectos privados principales trabajando en el Hyperloop, a los que se suma una decena de proyectos institucionales. Es una gran iniciativa tecnológica, y supone un reto y un riesgo muy grande. El mercado va avanzando a un ritmo conjunto, por eso los avances son importantes para todos. Pero en ese contexto hay actores que se consolidan y otros, como Hyperloop One, que no", resume David Pistoni, co-fundador y CEO de Zeleros.
Zeleros es la compañía española que sigue apostando por desarrollar el Hyperloop. La empresa fue fundada en 2016 por tres estudiantes de la Universidad Politècnica de Valencia (UPV), que un año antes habían sido galardonados en una competición celebraba en EE.UU y organizada por el propio Musk. Aquello fue el germen para dar el salto y constituir una empresa para tratar de darle al proyecto un enfoque más industrial.
"Con Musk tuvimos relación durante esa competición, y ahora tenemos contacto a través de algunas compañías, pero no es una colaboración activa. Él tiene mucho tirón, pero somos independientes, y ahora mismo no es un actor central para nosotros", relata Pistoni. La situación es distinta con el resto de compañías que trabajan en el desarrollo del Hyperloop, con las que tienen una relación muy cercana y de colaboración mutua para evitar que en un futuro este vehículo pueda tener problemas similares a los que han tenido los trenes, que en algunos países tienen un ancho de vía diferente. Algo que ha limitado mucho la creación de rutas internacionales.
Una red mundial
Pistoni se muestra convencido de que para el año 2030 podrían ponerse en marcha los primeros pilotos comerciales de este vehículo. Su empresa forma parte, junto con algunos socios, de la iniciativa Vision 2050, que visualiza que en ese año 1.457 millones de pasajeros y 28 millones de toneladas de carga viajarán anualmente en este medio de transporte. Para entonces, calculan que la red del Hyperloop podría abarcar 88.500 km en todo el mundo.
"La idea es que el Hyperloop sea un complemento a los medios de transporte que ya hay, porque no hay ninguno que cubra todas las necesidades. El Hyperloop puede ser fuerte en rutas de entre 300 y 1.500 km para recudir los tiempos de desplazamiento terrestre y recortar los vuelos cortos, que no son muy eficientes. Pero se empezaría haciendo rutas continentales. En el corto y medio plazo para cruzar océanos como el Atlántico los aviones seguirán siendo la mejor opción", desliza Pistoni.
Según explica, la experiencia de los viajeros sería muy parecida a la de un tren: "Una de las preguntas que suelen hacer es si se quedarán pegados al asiento por la velocidad, pero no es así. La velocidad y la aceleración son independientes. Te puedes quedar pegado yendo a 100 km/h o no enterarte casi yendo a 1.000 km/h. En ese sentido, el diseño estará hecho para ser muy confortable. Será parecido a ir al metro, solo que en lugar de conectar zonas de una misma ciudad, conectará capitales de países".
Por lo pronto Zeleros ha completado ya la fase de validación del Hyperloop, en la que han puesto a prueba el sistema de levitación, propulsión y aerodinámica, además de los sistemas eléctricos. Hasta ahora la compañía ha utilizado el puerto de Sagunto como campo de pruebas, pero el siguiente paso es integrar todas esas tecnologías en el vehículo para testarlo en condiciones cercanas a las comerciales. Y para ello quieren construir una pista de pruebas específica en nuestro país.
"El lugar dependerá mucho del interés institucional, pero estamos en conversaciones para activarlo. Castilla-La Mancha, por ejemplo, ya hizo público su interés de lanzar un centro de pruebas del Hyperloop a nivel europeo. En España somos muy fuertes en las infraestructuras de alta velocidad, y es una oportunidad para seguir a la cabeza. Si un país quiere liderar las tecnologías del futuro tiene que hacer apuestas. Y nosotros tenemos la visión y la motivación de convertirnos en una empresa de referencia para transformar el mundo del transporte", resume Pistoni.
Un cambio de estrategia
Ahora Zeleros está en un muy buen momento. Pero en 2023 pasaron, en palabras de Pistoni, por el periodo más difícil de la compañía hasta el momento. Pérdidas económicas, un ERE y un cambio de domicilio social de Valencia a Cuenca. "Se juntaron varios factores de mercado con algunos proyectos que se están dilatando más de lo previsto, y tuvimos que tomar la decisión de reducir el equipo. En cuanto al cambio de domicilio se debe a las sinergias que hemos tenido desde el principio con Cuenca, y al apoyo financiero y la colaboración que hemos recibido. Dicho esto, la sede de Valencia sigue en marcha, no hemos movido toda la empresa", asegura el CEO.
Todo eso provocó que la empresa actualizara su estrategia para hacerla más "sólida", combinando el desarrollo del Hyperloop, que requiere más tiempo, a largo plazo con proyectos a corto y medio plazo en los sectores de electrificación y automatización. "Operamos en dos líneas de negocio. Somos uno de los actores principales a nivel internacional en el desarrollo del Hyperloop, pero también aprovechamos nuestra capacidades en advanced mobility para resolver problemas de la industria de movilidad y aportar tecnologías como las baterías eléctricas", relata Pistoni.
En la actualidad, después de algunas incorporaciones, Zeleros tiene unos 40 trabajadores. Algunos de ellos trabajan exclusivamente en el desarrollo del Hyperloop, otros en la rama de movilidad y otros combinan ambos sectores. "Para el 2025 el objetivo es hacer aumentar las cifras en cuanto a base de clientes y a proyectos. Ese es el cambio de estrategia que hemos hecho para ir creciendo y consolidarnos, más allá de la inversión en I+D", zanja Pistoni.
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