Los metros de Londres, San Francisco, Nueva York, Roma y Hong Kong. La mina finlandesa de Callio, una de las más profundas de Europa con 1.445 metros y ocho niveles bajo tierra. El Staples Center, hogar de Los Angeles Lakers y Los Angeles Clippers de la NBA. Todos esos lugares tienen algo en común: han apostado por tener una conectividad de última generación y se lo han encomendado a una empresa que acaba de aterrizar en España para desarrollar redes de 5G privadas, el siguiente giro del sector de las comunicaciones.

"Las redes públicas están preparadas para los usuarios, para nosotros. Son las que valen para usar aplicaciones tipo Netflix o WhatsApp, que no son críticas y si se caen no pasa nada. En cambio, las redes privadas no pueden caer nunca. Por eso el modelo de negocio y los clientes son totalmente distintos, porque su uso es más a nivel industrial", resume David de Celis, country manager en España de Boldyn Networks.

Ahí está la clave. Este tipo de redes, concebidas para desplegarse en entornos controlados, no fallan. Y es esa robustez lo que permite que las empresas confíen en ellas sus procesos productivos. Se trata de un mercado, según De Celis, bastante nuevo, que llegó a nuestro país hace unos cinco años, pero que ya está explotando. Según las previsiones de IoT Analytics, las conexiones privadas de 5G crecerán a una tasa de crecimiento anual compuesta del 65,4% hasta 2030.

La GSMA, la patronal mundial de las telecomunicaciones, apunta en la misma dirección, asegurando que para el año 2030 las oportunidades de ingresos para los despliegues de redes privadas de 5G serán de 109,4 mil millones de dólares a nivel mundial. En esas fechas estas redes ya representarán el 90% de las conexiones móviles, casi el doble que en 2024, el año en el que por primera vez ha superado en conexiones al 4G en Estados Unidos.

    "Pronto todas las empresas tendrán redes así, exactamente igual que a día de hoy tienen agua, luz o comunicaciones fijas. Al principio pocos confiaban en este tipo de soluciones, pero desde hace un par de años años estamos viendo como las organizaciones privadas y públicas son las que vienen a nosotros porque tienen necesidad de desplegar redes privadas de 5G para mejorar su digitalización", desliza De Celis.

    Este tipo de soluciones son especialmente interesantes en las infraestructuras críticas, como refinerías, minas, centrales nucleares, parques eólicos en alta mar, hospitales o plantas químicas. "Desde nuestro punto de vista las redes privadas deben tener una personalización para cada cliente, deben ser como un traje a medida. Nosotros estamos apostando principalmente por cuatro sectores principales: puertos y aeropuertos; transporte, sobre todo ferroviario; manufacturas como las fábricas de automoción y de la industria química y, por último, energía. Pero las empresas u organizaciones, aunque pertenezcan al mismo sector, tienen necesidades concretas. Y la ventajas de las redes privadas es que podemos dárselas", resume De Celis.

    El mercado español

    Sin querer entrar en muchos detalles, De Celis deja caer que nuestro país ya se ha convertido en un mercado interesante para Boldyn, a pesar de que llegaron aquí en marzo de este año: "En España tenemos acuerdos de confidencialidad con algunos clientes, aunque pronto quizás podamos anunciar alguna novedad. Pero como es lógico nos interesa mucho trabajar con los metros, porque es un sector en los que somos realmente líderes a nivel mundial. Por lo tanto queremos importar nuestro modelo a España, y no solamente a Madrid y Barcelona, sino también a Sevilla, Valencia o Bilbao".

    Por lo pronto, ya están trabajando con BASF España, una compañía que maneja una auténtica "ciudad química" de 100 hectáreas en Tarragona, donde operan distintas fábricas. Allí ya han implementado una red de 5G privado para hacer más eficientes sus operaciones diarias, que les ha permitido habilitar casos de uso digitales como un sistema de guiado de vehículos en tiempo real o comunicaciones críticas, y les ha abierto la puerta a otras aplicaciones de IoT, realidad aumentada e IA.

    Con Forvia, un grupo de tecnología automotriz y movilidad, han hecho lo mismo en Tarazona (Aragón). Allí el reto fue desplegar una red de estas características en un entorno indoor, donde hubo que desarrollar un sistema de antenas para ofrecer una cobertura "quirúrgica" que les ofreciera una conectividad a la altura.

    Un nuevo modelo de negocio

    "Con las redes privadas de 5G el modelo de negocio es totalmente diferente. Algunos clientes nos piden que las desarrollemos y las despleguemos, y nos encarguemos de operarlas y mantenerlas pero otorgándoles a ellos la propiedad. Pero tenemos otra opción que cada vez está interesando más a las organizaciones, que es diseñar y desplegar las redes en base a los requisitos del cliente, quedándonos nosotros la propiedad. Es decir, es nuestra infraestructura, y nosotros la ofrecemos como un servicio. Pero de esta manera los clientes no tienen que realizar una inversión inicial, y solo tienen que pagarnos con cuotas recurrentes, según los años de contrato que firmemos", comenta De Celis.

    Lo cierto es que esos contratos suelen ser a largo plazo. Normalmente el mínimo es de cinco años, pero Boldyn ha firmado, por ejemplo, un acuerdo con Transport for London a 20 años vista para desarrollar la conectividad de todo el entorno del metro de Londres por un billón de libras. Al contrario que las redes convencionales, las privadas requieren un despliegue completamente nuevo a nivel de infraestructura, pero el tiempo estimado para ponerlas en marcha ronda entre los cuatro y los ocho meses.