Actualmente en la Unión Europea hay total de 34 operadores de redes móviles (ORM) y 351 operadores virtuales (OMV) para dar servicio a una población de 450 millones de consumidores. Por comparar, EE.UU. tiene tres ORM y 70 OMV para atender a 335 millones de consumidores, y China cuenta con cuatro ORM y 16 OMV para una población de 1,4 mil millones. Los datos, extraídos de un reciente informe elaborado por Mario Draghi a petición de la Comisión Europea, esconden mucho detrás.

"En el mercado europeo cada país ha optado por tener sus propias operadoras nacionales, algo que ha hecho que el número se multiplique. Pero el gran boom vino cuando la Comisión Europea determinó que las operadoras tradicionales debían ceder sus redes a las operadoras virtuales para facilitar el acceso de la población a Internet, datos y telefonía móvil. Eso fue lo que hizo que se multiplicaran exponencialmente", resume Diego Gallart, trabajador de Vodafone y responsable de la acción sindical de Vodafone, Orange y Avatel en UGT.

Por contra, las regulaciones que estadounidenses y chinos han desplegado en sus mercados nacionales han remado en la dirección contraria, con la idea de que unos pocos grandes operadores presten servicio a cientos de millones de ciudadanos cada uno. Así se entiende que en el mercado de banda ancha fija de la UE los tres primeros operadores tengan una cuota conjunta del 35% del mercado, una concentración mucho más baja que la que hay en EE.UU (66%) y China (95%).

Sobre el papel todo esto ha repercutido de manera positiva en los usuarios y las empresas, porque muchas operadoras low cost han ido rebajando cada vez más los precios. Pero a la vez, el propio Draghi recoge que "con el tiempo también ha reducido la rentabilidad del sector y, en consecuencia, los niveles de inversión en Europa, incluida la innovación de las empresas de la UE en nuevas tecnologías más allá de la conectividad básica".

Frente a sus homólogos estadounidenses y asiáticos, las empresas tecnológicas del Viejo Continente carecen actualmente de la escala necesaria para "apoyar la I+D y desplegar inversiones en telecomunicaciones, servicios en la nube, inteligencia artificial y semiconductores". Y tampoco pueden proporcionar a los ciudadanos un acceso ubicuo a la fibra y a la banda ancha 5G ni dotar a las empresas de plataformas avanzadas para la innovación. Mal momento para quedarse atrás.

Como resultado de todo esto, la capitalización bursátil total del sector de las telecomunicaciones de la UE cayó un 41 % entre 2015 y 2023, hasta situarse en torno a los 270.000 millones de euros, frente a los más de 650.000 millones de euros de los operadores de telecomunicaciones estadounidenses. Pero en palabras de Draghi, es aún más "sorprendente" que las cinco mayores empresas tecnológicas estadounidenses (Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft) capitalizan alrededor de 8,7 billones de dólares, mientras que solo cuatro de los 50 mayores proveedores de tecnología son empresas de la UE (ASML, SAP, Siemens y Schneider Electric).

Estas cifras contrastan con los objetivos de la Década Digital 2030 de la UE, que ponen de manifiesto la necesidad de una inversión sustancial en infraestructuras privadas e iniciativas comerciales. A día de hoy las redes de fibra hasta las instalaciones solo llegan al 56 % de los hogares europeos, y el 50 % de los hogares rurales no dispone de una infraestructura de red de acceso digital avanzada. Además, las redes de cobre siguen utilizándose en gran medida y aún no se han fijado las fechas de jubilación. La cobertura de la población con 5G es del 81 %, frente a más del 95 % en EE.UU. y China, y la calidad "no está a la altura de las expectativas de los usuarios finales ni de las necesidades de las industrias".

El panorama en España

En España las tres grandes operadoras son Telefónica, Vodafone y MasOrange (la compañía surgida de la fusión entre Orange y MasMóvil). Pero a partir de ahí hay toda una retahíla de OMV, que según las cuentas de UGT hacen que la cifra total de 'telecos' roce el medio centenar. "Los gobiernos españoles han querido ser los alumnos aventajados de Europa. La directriz europea trataba de privatizar todo lo privatizable, y eso fue lo que pasó aquí con empresas como Telefónica o Endesa, aunque luego en otros países no ha sucedido. Por eso aquí esta situación es más acusada", detalla Gallart.

El portavoz sindical asegura que en nuestro país el sector de las telecomunicaciones es el único deflacionista. "Cuando llega el 1 de enero la gente mira si le van a subir el precio de la luz, del alquiler o de la comida. Pero normalmente a las 'telecos' les piden que rebajen los precios. Es una situación insostenible. Y por eso, a nivel general, las acciones de las empresas de telecomunicaciones se mantienen a la baja en las bolsas europeas".

En esa línea, relata que en España se han perdido 44.000 empleos en el sector en los últimos 20 años, y 5.000 solo en 2024. Y la mayoría, afirma, eran puestos de trabajo bien remunerados, que ayudaban a mover la economía local y generar riqueza. "Las operadoras españolas aún no han terminado de implementar el 5G y ya hay países que están acercándose al 6G, como Corea del Sur, que es otro mercado mucho menos atomizado. Esto puede poner en riesgo incluso eventos como el Mobile World Congress, que necesita de las redes más modernas y acabará dejando Europa si no se las pueden dar", desliza Gallart.

Según Draghi, es un posible encontrar un equilibrio haciendo uso de las políticas industriales, que tienen el potencial de "promover una mayor consolidación sin que ello suponga necesariamente un aumento de los precios para los consumidores". Pero para lograrlo, el economista se muestra convencido que la UE debería adoptar una nueva Ley de Telecomunicaciones.

En ella, sostiene que la iniciativa fundamental sería modificar la postura de la UE respecto a la escala y la consolidación de los operadores de telecomunicaciones para lograr un verdadero mercado único, sin sacrificar el bienestar de los consumidores ni la calidad del servicio. Algo para lo que sería necesario impulsar la consolidación en el sector, logrando mayores tasas de inversión en conectividad, armonizando las normas y favoreciendo las fusiones y operaciones transfronterizas.

"Para garantizar que los agentes de la UE se mantengan a la vanguardia de los nuevos avances tecnológicos, se recomienda crear un organismo a nivel de la UE con participación público-privada que elabore normas técnicas homogéneas para el despliegue de las API de red y la computación de borde, como ocurrió con la itinerancia en los años noventa. Para aumentar la capacidad de los operadores de la UE de invertir en estas tecnologías, se recomienda apoyar la inversión comercial compartida entre los propietarios de las redes y las plataformas en línea muy grandes que utilizan masivamente las redes de datos de la UE pero no contribuyen a financiarlas", zanjaba el informe Draghi.