Hace apenas tres años de la crisis de precios de la luz que más alborotó el mercado e inquietó a los consumidores. La escalada de la tarifa no dejaba de subir. Fue la que removió contratos, disparó la revisión de facturas y multiplicó los cambios de compañía. Después llegó la guerra de ofertas que aún hoy aflora con fuerza a la caza del cliente. Sin embargo, muchos españoles parecen haber aprendido sólo una parte de la lección. Casi la mitad de los consumidores, el 46%, no se fija en las franjas horarias más económicas para hacer uso de sus electrodomésticos y procurar ahorrar por el pago de la energía en sus hogares.

Poner la lavadora, el lavaplatos o cualquier otro electrodoméstico de gran consumo energético en horas con tarifas más bajas puede suponer un ahorro significativo en la factura. Más aún cuando el precio de la energía no ha hecho más que subir desde el pasado mes de abril y alcanza ya máximos desde febrero de 2023. Esta actitud ha ido en aumento en los últimos años. Sólo en los últimos dos ejercicios el porcentaje ha pasado del 33,5% de hogares que no tenían en cuanta las franjas de precios a dispararse hasta el 46% actual que no se fija en ellas.

Según un estudio ‘Panel de hogares’ de la CNMC, en nuestro país un 22% de los consumidores ni siquiera conoce la tarifa que tiene contratada y en cerca de la mitad de los casos no tiene en cuenta el horario energéticamente más adecuado que recoge. Tan sólo un 31% actúa en sus consumos eléctricos teniendo en cuenta las horas más asequibles. El 22% afirma que lo hace pero de modo moderado.

Más consumo y más caro

Es cierto que en muchos hogares la tarifa de la que se dispone no hace distinciones por franjas horarias. Es el caso del 35% de los consumidores en los que el suministro eléctrico contratado mantiene el precio las 24 horas del día. Es el dato más alto desde que se registra este indicador. Existe un 22% de hogares que desconocen las tarifas que incluye su contrato y un 16% sabe que dispone de dos o tres tarifas cada jornada.

En nuestro país tanto la factura como el consumo en energía ha retomado la senda alcista. La contención y preocupación por el consumo durante la crisis de precios de 2021 ha dado paso a un repunte importante. Así, el gasto en electricidad ha aumentado un 10.5%. Lo ha hecho por el incremento del precio respecto al año pasado y por un repunte en el consumo, que también es evidente aunque más leve, del 5,1% más que en noviembre del año pasado, según datos de la CNMC.

En términos absolutos, supone el pago de una factura mensual media de 47,8 euros (4,5 euros más que a mediados de 2023). Esta factura sin embargo aún está lejos de los 53,3 euros de media que se llegaron a pagar a mediados de 2021.

La vitrocerámica, se impone

El grado de desconocimiento se mantiene en otros aspectos como el tipo de potencia contratada. Uno de cada cinco consumidores lo desconoce.

El ‘Panel de Hogares’ de la CNMC aporta otros datos significativos de la red energética de los hogares de nuestro país. Así, revela que en cada vez más casos sólo se dispone de electricidad y no de otras energías como el gas natural o el butano. Actualmente en casi uno de cada cuatro hogares la electricidad es el único suministro energético, el 24,8% frente al 19,8% de 2016. En este periodo de ocho años, en cambio, las viviendas en las que se disponía de electricidad y gas natural ha permanecido casi inalterable en el 39% del total. El descenso se ha registrado entre quienes además tenían butano, que han pasado de representa el 23% de la población en 2016 al 20% actual.

La cocina es la estancia que más energía consume de un hogar. Y sin duda, la energía que se emplea para cocinar condiciona en gran medida el consumo. La apuesta por las cocinas de vitrocerámica-placas de inducción se ha impuesto y está presente en el 69% de los hogares. Las placas eléctricas apenas existe en el 9,6% de las viviendas y las cocinas de gas son la energía para cocina en otro 30% de las viviendas.