La preocupación y el malestar cunden en el campo español ante el acuerdo de la Unión Europea con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) firmado la semana pasada por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen en Montevideo. Un pacto comercial que deja beneficiados y perjudicados. Y lo que es bueno para algunos sectores del bloque sudamericano, no lo es tanto para otros del europeo.

"El Gobierno español es uno de los impulsores del acuerdo y nos usa como moneda de cambio para otras actividades como la venta de coches, la construcción o la energía", denuncia Miguel Padilla, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Según los cálculos de la organización, tendrá impacto millonario en sectores como los cítricos, la miel o el porcino.

Al igual que el francés, cuyo Gobierno ha sido beligerante durante el proceso, el campo español teme que el acuerdo dé pie a una "competencia desleal" que "arruine al agricultor y ganadero nacional" por el uso de productos fitosanitarios o productos de engorde no permitidos en territorio comunitario.

"No es una cuestión de toneladas o aranceles, es una cuestión de estándares de producción y de la competencia desleal que se crea", denuncia José María Castilla, director de la oficina en Bruselas de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja).

Además, dice, "no se mide el impacto acumulativo que tiene con el resto de acuerdo comerciales" ni tampoco "lo que ya entra de Ucrania", como cereales, huevos o pollo. Las negociaciones que se alargaban desde hace dos décadas concluyeron en 2019, antes del conflicto con Rusia.

El acuerdo permitirá eliminar el 91% de los aranceles soportados por bienes europeos en ese espacio comercial. Y los agricultores y ganaderos españoles volverán el próximo lunes a manifestarse ante el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, convocados por estas dos organizaciones. "Han actuado con una indignidad absoluta", se lamenta Padilla respecto a los negociadores europeos y los responsables nacionales del ramo.

Los representantes de las organizaciones agrarias han solicitado a Von Der Leyen que evalúe el impacto del eventual acuerdo en los sectores citados. "No podemos seguir utilizando a agricultores y ganaderos como moneda de cambio en acuerdos comerciales", añade José Manuel Roche, secretario de Relaciones Internacionales de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA).

"Trasladamos nuestra preocupación y oposición a un acuerdo que puede perjudicar seriamente a la agricultura y ganadería familiar europea. Deja de lado a sectores como el vacuno, el pollo, el porcino, el azúcar o el arroz", explica Roche. Según su relato, el impacto del acuerdo sería directo en sectores estratégicos del modelo de agricultura y ganadería familiar. En este sentido, asegura que el acuerdo les llevaría a muchos agricultores "a dejar de ser competitivos".

Además, creen que el pacto implicaría poner en riesgo la calidad de los alimentos que se consumen a diario en España. "No trabajan con las mismas reglas que los agricultores europeos", enfatizan desde UPA sobre el uso de fitosanitarios prohibidos, fertilizantes o antibióticos. "Estamos poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de la Unión Europea", concluye Roche.

El uso de hormonas artificiales para acelerar el crecimiento de animales no están permitidas en la UE, pero sí en países como Brasil. "Esto significa que podríamos estar importando productos que no cumplen con nuestros estándares, poniendo en riesgo nuestra salud y desventajando a los ganaderos europeos que cumplen con normas estrictas y costosas", denuncian en Asaja.

Lo mismo sucede con el uso de neonicotinoides en Mercosur, que están prohibidos en la UE. Se trata de pesticidas que dañan a las abejas, esenciales para la polinización y el equilibrio del medio ambiente. "En los países del Mercosur, su uso sigue siendo común, lo que significa que estaríamos aceptando productos cultivados con prácticas que van en contra de los esfuerzos europeos por proteger nuestra biodiversidad", rematan en Asaja.

El presidente de esta organización, Pedro Barato, considera que el pacto perjudicará gravemente a sectores como el azúcar, el bovino, el avícola y el porcino y teme que tengan que enfrentar "consecuencias muy negativas" si se lleva a cabo en la forma que está previsto. También avisa del impacto sobre los cereales, oleaginosas y el arroz.

Habrá una exención de derechos para el arroz de 60.000 toneladas y luego una reducción gradual de los aranceles a lo largo de cinco años. Para el maíz, habrá 1 millón de toneladas libres de impuestos. "El trigo blando sigue estando totalmente protegido, pero la cebada, la avena, el triticale y el trigo duro están totalmente liberalizados", detalla Castilla.

Además del vacuno, la miel también fue identificada durante las negociaciones entre la UE y los países del Mercosur como un producto sensible para la UE. Según estimaciones de COAG, el precio medio de entrada en nuestro país de la miel procedente de Mercosur es un 33% más bajo que el coste medio de producción, por lo que "cabe prever un impacto tremendamente negativo para el sector en el momento en que el Acuerdo entre en vigor".

En cuanto al cerdo, las importaciones de carne de porcino procedentes de los países del Mercosur en la UE son prácticamente inexistentes. Sin embargo, también se consideró al sector como sensible por el enorme potencial productor y exportador de países como Brasil, que es el cuarto país productor del mundo de porcino por detrás de China, la UE y EEUU, así como el cuarto exportador de carne de cerdo en volumen, por detrás de la UE, EEUU y Canadá.

Lo mismo ocurre con el sector de carne de aves de corral, objeto de duras negociaciones entre las partes. Según relatan desde COAG, Brasil es actualmente el tercer país productor del mundo de carne de pollo (por detrás de EEUU y China) y Argentina es el octavo. Y los ganaderos esperan que el nivel de importaciones se incremente notablemente si finalmente entra en vigor del Acuerdo por la eliminación completa de los aranceles sobre el producto.

Asimismo, el campo español también ve una desventaja competitiva las reglas de bienestar animal en el transporte que van a regir en territorio comunitario frente a la ausencia de estas normas en Mercosur. "El sector cárnico, sobre todo el vacuno, es el que más negativamente se vería impactado por este acuerdo, suponiendo una grave amenaza para la competitividad y la continuidad de los ganaderos europeos", añaden en Asaja.

Francia, Polonia o Italia, en contra

El acuerdo todavía debe someterse a un proceso de ratificación. Y en paralelo a la negativa histórica de Francia, también hay voces en contra como la del primer ministro polaco Donald Tusk o la italiana Giorgia Meloni. Para bloquear el proceso, tendrían que oponerse al menos cuatro miembros de la UE que representen más del 35% de la población de la UE. Además de los citados, el Gobierno galo podría encontrar apoyo en Austria, Irlanda y los Países Bajos.

Desde el Ejecutivo español, el ministro de Economía Carlos Cuerpo defiende que la entrada de carne sin aranceles en la UE desde América del Sur se limitará a "un filete por persona al año". A cambio, las empresas españolas verán reducidos su costes arancelarios para acceder a ese mercado en 4.000 millones.

Por su parte, el ministro de Agricultura Luis Planas remarcó hace unos días las ventajas del acuerdo y señaló que abre nuevos mercados y nuevas oportunidades para el sector agroalimentario europeo. En este sentido, dijo que se trata de "un acuerdo equilibrado" y que los contingentes adoptados en relación con productos sensibles son de una dimensión que no alteran el mercado comunitario.

Por sectores, podrían verse beneficiados el aceite de oliva, productos lácteos como quesos y mantequillas, el vino y las bebidas alcohólicas y productos procesados como conservas, chocolates o galletas. Se liberalizará también total o parcialmente el comercio en sectores como los automóviles y componentes, maquinaria, productos químicos y farmacéuticos, textiles y calzado de cuero.