Contar con empleadas del hogar sin cumplir con las obligaciones legales puede resultar muy costoso. La Inspección de Trabajo impone sanciones a las personas que no realicen un contrato escrito con sus trabajadoras de hasta 7.500 euros. Se pretende proteger los derechos de un colectivo que, por su propia condición, a menudo se encuentra en una situación de vulnerabilidad y cuya aportación es fundamental para la calidad de vida de las familias.
La obligación de formalizar contratos con empleadas del hogar
Qué dice la ley sobre los contratos de trabajo
La Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS) califica como infracción grave no formalizar por escrito el contrato de trabajo cuando sea obligatorio, que ha de contener la duración, las condiciones de trabajo y las retribuciones, si corresponde; y en caso de incumplimiento, la cuantía de la sanción puede variar entre 751 y 7.500 euros, dependiendo del grado en el que incurran.
El Estatuto de los Trabajadores también asegura este derecho, puesto que el mismo establece que, en el caso de que no exista un contrato por escrito, se inferirá que la relación laboral es indefinida y a jornada completa. Esta norma pretende garantizar unas condiciones laborales más justas para las empleadas del hogar.
Cómo se calcula la multa
Las sanciones por no cumplir esta obligación se distribuyen en tres grados, concretamente: el mínimo, el medio y el máximo. En el grado mínimo, las multas se extienden desde 751 euros hasta un importe de 1.500 euros. En el grado medio, las sanciones se extienden de los 1.501 euros hasta los 3.750 euros. Por último, en el grado máximo, las sanciones se extienden hasta los 7.500 euros. La Inspección de Trabajo evaluará cada caso a fin de establecer la gravedad del incumplimiento.
Derechos laborales de las empleadas del hogar
Información clave que deben recibir
Las empleadas del hogar tienen derecho a conocer todos los elementos esenciales de su contrato laboral. Esto es, la duración del contrato (con o sin duración determinada), las retribuciones en función de su respectiva duración, los tiempos de presencia y las condiciones de las pernoctas. Todos estos elementos no únicamente protegen a la trabajadora, sino que también sirven para delimitar el ámbito de aplicación de la relación laboral.
La guía del Ministerio de Trabajo de 2022 reforzando también este derecho, recordando así a las empresas y trabajadores que la ausencia de un contrato escrito puede interpretarse en contra de la empresa. Y en un conflicto se supone que el trabajo es a tiempo completo y sin fecha fin.
Registro horario: una asignatura pendiente
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha puesto de manifiesto un aspecto que contribuye a enmarcar la jornada laboral de las empleadas del hogar. A pesar de que en el Estado español no existe esta obligación para los empleadores domésticos, es verdad que la normativa europea exige la adopción de mecanismos que permitan la documentación del tiempo trabajado, asegurando así que las trabajadoras domésticas puedan reivindicar derechos como el de disfrutar de períodos de vacaciones o de cobro de pagas extras.
Consecuencias de incumplir con las empleadas del hogar
Inspecciones y sanciones
Si un empresario no responde a las obligaciones legales y se detecta a su debido tiempo el cumplimiento de las mismas, la Inspección de Trabajo podrá actuar. Las sanciones no significan solo un gasto muy importante en dinero, sino también la pérdida de prestigio del hogar como empleador y las inspecciones buscan contrastar que las trabajadoras reciban el trato que les corresponde.
Adicionalmente, la no existencia del contrato puede poner en un aprieto jurídico al empleador si el despido o la reclamación laboral llega a cristalizarse. El suscribir un contrato desde el principio evitará posibles contratiempos futuros.
Discriminación indirecta
El TJUE también ha destacado la existencia de discriminación indirecta en el sector del trabajo en el hogar, un sector que se compone mayoritariamente por mujeres, y que presenta barreras estructurales que perpetúan las desigualdades. Asegurar un marco laboral justo también será una manera de combatirla.
La formalización de contratos es un deber que incumbe a los deudores, pero también es un signo de respeto hacia aquellas personas que se ocupan del hogar familiar. Si se vierte en desuso esta norma, se pueden correr graves riesgos económicos y legales. Proteger los derechos de las empleadas del hogar es contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.
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